La avanzada del gobierno del presidente Milei con el fútbol argentino es más que una cuestión de negocios: es la destrucción de la idea de comunidad organizada.
Por Favio Pirone.
Los clubes son una expresión genuina de la organización popular. Su nacimiento está ligados al desarrollo de nuestro pueblo dentro del concepto Estado-Nación. Hoy, clubes centenarios de nuestra patria están acechados no sólo por capitales especulativos sino también por un gobierno que es capaz de entregar la historia y la identidad de nuestro pueblo, el mismo pueblo que se expresó con algarabía el 18 de diciembre de 2022 desbordando las calles por la victoria de un equipo integrado por jugadores nacidos de esos clubes y que, aún mudados a su práctica profesional en Europa, ha elegido representar a ese pueblo.
¿Nuestro fútbol está en crisis? Se habla de la crisis del torneo local, de la emigración de los mejores jugadores, como si las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) fueran a resolverlo y con eso cambiaran la ecuación económica del reparto del poder mundial en el fútbol. Si las SAD retienen a sus jugadores en sus países, ¿cómo explicamos que la selección de nuestros hermanos chilenos, donde abundan las SAD, está integrada por jugadores que no juegan en torneo chileno? Es más, 7 de sus 11 jugadores titulares en el último partido de eliminatorias, realizado en el monumental, juegan en nuestro torneo local, más el director técnico, uno más de los tantos DT que dirigen en las selecciones latinoamericanas.
El modelo asociativo de los clubes argentinos, único en el mundo, es un ejemplo que otros países admiran. Clubes independientes del Estado, independiente de las universidades como en EEUU, independiente de las empresas, clubes dependientes de sus socios y socias, dueños de sus colores, su identidad, su historia y su futuro también. Que han nacido de las necesidades de ocio de la clase trabajadora cuando a principios de siglo pasado se debatía la cantidad de horas en el trabajo y la cantidad de horas en el hogar y/o espacios comunitarios.
Que una asociación civil sin fines de lucro administre los clubes no quiere decir que no pueda administrar dinero (y mucho, por cierto). Lo que no puede es repartirse las ganancias entre sus administradores, entre sus socios y socias. La obligación de reinversión y ahorro permanente es una idea que muchas veces ha salvado a los clubes de los momentos de crisis económica de nuestro país. Ese modelo, es parte de la admiración de los ajenos.
Los clubes son instituciones libres y democráticas por excelencia. Es un rango distintivo del modelo asociativo. Los grandes clubes tienen elecciones periódicas donde sus socios y socias eligen la dirigencia que creen que representarán mejor los intereses de su club. Los clubes como cualquier hecho democrático han provisto a nuestra sociedad de grandes dirigentes, así como tuvimos un José Amalfitani, tuvimos también, como contracara, a Fabian Doman (hay de todo en la viña del señor, como en la política, como en la vida misma, en fin).
Los pregoneros de la libertad deberían defender precisamente la libertad que ejercen a diario cada socio y socia en su club. Con las SAD esa libertad corre serios riesgos de desaparecer.
Los clubes en los territorios, como asociaciones civiles sin fines de lucro, surgen como organizaciones comunitarias, donde quienes se juntan y se asocian son los vecinos. No se asocian capitales sino personas. Rige, por lo tanto, un principio de igualdad entre ellas que se traduce en que todos tienen el mismo poder, por caso, son instituciones democráticas.
No se trata de estar en contra del modelo de sociedades anónimas; es más, hay muchas que operan en el ámbito deportivo, en gimnasios como Sport Club, en complejos deportivos empresariales, etc. Sería interesante que las SAD se desarrollen y funcionen con una experiencia de torneos (fútbol, básquet, handball, y otros) y funden su propia liga y hagan su propio recorrido, tomando riesgos, y que su gente manifieste su sentido de pertenencia, que organicen su hinchada, el mundo seguirá por 100 años más como nuestros clubes. Quizás en un futuro cuando todo sea intercambiable, como mercancías con solo valor económico, puedan tener más éxitos.
Ahora bien, es importante destacar que esta avanzada de hoy es sobre la Asociación del Fútbol Argentino y específicamente, a sus asociaciones de base o de primer grado. Esos modelos son los que se quieren alterar. Para eso, usan el latiguillo: «la libertad de sus socios”, como si el socio quisiera elegir dejar de elegir; o elegir una sola y última vez, porque luego ya no será dueño ni de su voluntad. Por eso arranca por la AFA, para luego derramar sobre todos los clubes de fútbol y si seguimos, sobre todos los clubes con modelos asociativos comunitarios.
Mientras tanto, hay que celebrar el compromiso de la justicia que hizo lugar al reclamo de la AFA y ordena suspender la reglamentación de las SAD.
La disputa por la implementación de las Sociedades Anónimas Deportivas en el fútbol argentino sumó un nuevo capítulo. El juzgado federal de Mercedes dio lugar a la medida cautelar solicitada por la AFA y pidió suspender los artículos 335 y 345 del DNU 70/2023. En consecuencia, obtuvo un fallo favorable en la Justicia para frenar la privatización de los clubes. La medida rige hasta que sea dictada la sentencia definitiva.
El pasado miércoles 14 de agosto, el gobierno nacional reglamentó las SAD. Le puso un plazo de un año a la AFA para que modifique su estatuto y permita la participación de clubes privados en los torneos oficiales del fútbol argentino.
Según dispone ese decreto, las entidades que modifiquen su estructura y adopten la modalidad de sociedades anónimas deportivas “tendrán derecho a mantener su participación en toda competición en la que intervinieran”.
Además, explica que las «personas jurídicas constituidas como sociedades anónimas» que tengan como objetivo «la práctica, desarrollo, sostenimiento, organización o representación del deporte y la actividad física« pueden integrarse al Sistema Institucional del Deporte y la Actividad Física, tal como lo hacen las asociaciones civiles.
Desde la casa madre del fútbol argentino ya se habían encargado de aclarar su oposición a que se “obligue a un cambio en las estructuras jurídicas de las entidades”.
«Es como si a los accionistas de una sociedad comercial (ente privado) se los quiera obligar, por medio de un decreto del poder ejecutivo, a asociar a otros accionistas por intereses particulares del gobierno de turno», ejemplificaron en un comunicado de prensa publicado a mediados de julio. En ese punto advirtieron que “un requisito indispensable para ser miembro de AFA es ser una Asociación Civil sin fines de lucro, tal como lo decidieron libremente las entidades miembros de AFA”. Y por eso el gobierno insiste con la idea de «modificar el estatuto».
Qué dice la última resolución de la Justicia:
El Juzgado Federal de Mercedes instó: «Hacer lugar a la medida cautelar solicitada por la ASOCIACIÓN DEL FÚTBOL ARGENTINO –asociación civil—, previa caución juratoria, ordenando al ESTADO NACIONAL la suspensión de los efectos, en los términos y alcances del art. 13 de la ley 26.854, de los artículos 335° y 345° del Decreto de Necesidad y Urgencia Nro. 70/2023″
Aclaración sobre la inalterabilidad del Estatuto de AFA frente a los supuestos cambios introducidos por cierta normativa en materia de Sociedades Anónimas Deportivas.
En definitiva, la intromisión del Estado en los asuntos privados de las personas no hace más que mostrar el carácter fascista del gobierno actual, contrario al liberalismo político que pregonan falsamente, es una intrusión contraria a la libertad de asociación que posee cualquier persona física y/o jurídica que persigue fines lícitos.
Por otra parte, la AFA pidió opinión a la Federación Internacional de Fútbol Asociado –FIFA— y esta fue contundente: “Las federaciones miembros de la FIFA –y en este caso la AFA— deben gozar de la autonomía suficiente para determinar de manera libre y democrática la naturaleza jurídica de los clubes que participen en sus competiciones nacionales”. Es decir, rige en sus estatutos el principio de no intervención en las asociaciones nacionales por parte de los gobiernos locales: garantizan su autonomía. De lo contrario, son susceptibles de la desafiliación a la entidad mayor del fútbol mundial y pasibles de la exclusión de participar del próximo mundial de fútbol para nuestra selección campeona del mundo. En ésta la FIFA se la jugó por nuestro modelo asociativoo sin proponérselo, ¿qué más?, si con él pudimos alzar la copa.
Volviendo al barrio, como diría Troilo, para preservar y cuidar a nuestros clubes, que en definitiva es cuidar nuestra cultura e identidad, porque de eso se trata, la clave está en el nivel de conciencia de los socios de todos los clubes del país y su vocación democrática. No debemos dejarnos llevar por cantos de sirena y creer que seremos socios capitalistas porque somos socios de un club. Renunciemos a que el fin sea el lucro, renunciemos a que sea el capital el que mande, no renunciemos que la ganancia sea ver crecer a nuestres hijes con valores que vayan más allá de la moneda, pero sobre todo, no renunciemos a la pasión y al amor por la camiseta.
Fuente: https://revistazoom.com.ar/sociedades-anonimas-deportivas-un-atentado-a-la-democracia/