En Argentina, 8 de cada 10 niños de entre 5 y 12 años realiza menos de 3 horas de actividad física por semana. Somos el país con más chicos con sobrepeso de Latinoamérica. Una especialista subraya que es clave una priorización del ejercicio en los ámbitos escolares y explica las acciones de la Fundación Torneos, una fuerte apuesta en esa dirección.
Que el sedentarismo y la obesidad infantil han aumentado de manera considerable y hasta llamativa en los últimos años no es novedad pero sí noticia. Las cifras se elevan permanentemente: en nuestro país, el 78.3% de los niños y niñas de entre 5 y 12 años realiza menos de 3 horas de actividad física por semana. Con este dato, no sorprende que la Argentina sea el país con la mayor cantidad de niños con sobrepeso u obesos en toda América Latina. No por nada se considera a la obesidad infantil la mayor epidemia no transmisible de este siglo.
Los factores o circunstancias que arrastran a un niño a dejar de moverse y optar por adquirir conductas sedentarias son muchas pero todas alterables. «Hoy en día, la escuela es el ámbito en el que los niños pasan la mayor parte del día, y en ella ponemos el foco de nuestro trabajo», explica Alejandra Scialabba, Directora Ejecutiva de la Fundación Torneos, una organización sin fines de lucro que promueve la actividad física, el juego recreativo, el deporte y el movimiento del cuerpo en poblaciones infantiles vulneradas.
En la actualidad, tanto en nuestro país como en muchos otros, la escuela destina muy poco tiempo al movimiento del cuerpo, con la idea de que es preferible el aprendizaje del conocimiento intelectual y simbólico de las disciplinas curriculares De esta manera, se fue reduciendo el tiempo de la Educación Física para ofrecer más espacio a asignaturas como Ciencias, Lengua o Matemática. Además, es habitual que en las escuelas los chicos no puedan correr durante los recreos porque las condiciones edilicias no son óptimas o para evitar o disminuir los riesgos de golpes y lastimaduras, limitándose el libre desplazamiento.
El currículo establece dos estímulos semanales de Educación Física. Esto significa que los chicos realizan menos de dos horas y media por semana de actividad física moderada o vigorosa (cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda que los niños realicen al menos una hora de actividad física por día). A esta problemática se suma la presencia en las escuelas de quioscos que ofrecen productos alimenticios poco nutritivos y de un alto contenido de grasas y azúcares. Y a esto debemos agregar que, en muchos casos, cuando los chicos salen de la escuela, sus madres o padres están trabajando y no están en el hogar para preparar una merienda saludable, acompañarlos a jugar o hacer actividad física.
En este sentido es que, desde la Fundación Torneos, sostienen que «lo importante es no sólo educar a los niños respecto de la importancia de realizar actividad física y de adquirir hábitos saludables de alimentación, sino también acompañar a los padres y educadores en este proceso».
La escuela es parte de la solución
Las medidas y estrategias para luchar contra el sedentarismo infantil son claras y posibles de lograr. Confiando en que la escuela puede hacer mucho, la Fundación Torneos lleva adelante «Comunidades en Acción», un programa que puede tomarse como ejemplo para trabajar en este sentido. El mismo se está desarrollando desde 2011 en escuelas públicas primarias del Municipio de Luján y actualmente involucra a 13 instituciones y más de 3000 niños, docentes y profesores de Educación Física. A través de este programa, las escuelas presentan proyectos para la promoción de la actividad física y/o el deporte de acuerdo a sus necesidades y posibilidades; la Fundación los evalúa para luego asesorar, orientar y financiar. De esta manera, se busca llamar a las diferentes áreas curriculares a generar actividades que involucren el movimiento del cuerpo, mejorar y aumentar las horas de clase de Educación Física, ofrecer actividades recreativas y deportivas extracurriculares y brindar a los niños conocimientos y herramientas para que entiendan la importancia de los buenos hábitos alimenticios.
A estas iniciativas se suma el desarrollo de los denominados recreos en movimiento, una propuesta de juegos organizados para el recreo que no sólo permite que los niños realicen más actividad durante el horario de clase sino que colabora con una mejor convivencia y relación entre los alumnos, atendiendo también al resguardo físico de pequeños accidentes y lastimaduras. En este sentido, la Fundación Torneos ofrece a las escuelas con las que trabaja los materiales necesarios para que los alumnos tengan la posibilidad de realizar actividades que hagan del recreo lo que por esencia debiera ser: un espacio y un tiempo de intercambio, en conexión con sus pares y en movimiento.
En esta línea, la Fundación Torneos sostiene que no solamente es importante trabajar desde la Educación Física, sino que deben involucrarse todas las áreas y espacios de la institución. En primer lugar, es importante que la escuela entienda, adopte y comparta la importancia de potenciar el movimiento del cuerpo entre sus alumnos, ya que hay muchas actividades y maneras de enseñar en las que pueden aprovecharse el propio cuerpo y el espacio áulico para aprender sin estar sentado en una quietud limitativa. Si en Matemática medimos utilizando nuestras manos o pies, si en Lengua deletreamos armando letras con el cuerpo, si en Historia dramatizamos, estamos enseñando a los niños el mismo contenido de manera lúdica: los alumnos participan con interés, despertamos curiosidad para seguir estudiando y, seguramente, el concepto se comprenda e integre al cuerpo de conocimientos demandados por la sociedad de igual o mejor manera.
Por último, este trabajo debe acompañarse con un cambio en los quioscos escolares que tengan como prioridad la generación de buenos hábitos alimenticios en sus alumnos y el cuidado de su salud.
La inactividad física y la alimentación deficiente pueden generar un impacto mucho mayor del que suponemos en la vida de nuestros hijos:por primera vez en la historia, se prevé que los niños de hoy tengan una expectativa de vida menor a la de sus padres.
Así como nos aseguramos de hacer valer los derechos de nuestros hijos, es la obligación de todo adulto respetar y fomentar «el derecho del niño al descanso y al esparcimiento, al juego y actividades recreativas propias de su edad», tal como afirma la Convención de los Derechos del Niño.
Fuente: Fundación Torneos
14 mayo de 2014