La semana terminó con el presidente y el dirigente de Talleres reunidos en la Casa Rosada. Quieren poner a los clubes en venta y se muestran juntos. Los hinchas se organizan para darles pelea. El conflicto va para largo en una lucha desigual donde el poder económico y su marioneta en el gobierno avanzan a paso redoblado.
Entre palos y gases a los jubilados, Javier Milei se saca fotos. Lo hizo el viernes 13 de septiembre con Andrés Fassi, el presidente de Talleres, en la Casa Rosada. Así terminó el gobierno una nueva semana de coerciones para la AFA, sus clubes, socios e hinchas en general. Un gobierno que no deja territorio productivo sin saquear. Como Atila, el rey de los hunos, por donde pasa el libertario no crece la hierba. El verde de las canchas se volverá amarillo si nadie consigue detenerlo en la entrega que proyecta a ritmo acelerado. Consiste en la transferencia a sociedades mercantiles de patrimonios, identidades deportivas, recursos incalculables como derechos de imagen y televisión, más la pasión que conlleva el fútbol. Su plan es ése. Muy semejante al que soñó para privatizar Aerolíneas Argentinas, la estratégica ARSAT o el Banco Nación.
Con los clubes, grandes o chicos, de llegada nacional o alcance barrial, Milei no puede sostener el gastado discurso de lo público como sinónimo de ineficiente. Las entidades deportivas argentinas ya son privadas. Sobrevivieron a décadas de crisis económicas, golpes de Estado, devaluaciones y tarifazos. En general, sus vidas superan con holgura a la de cualquier sociedad anónima. Tienen carácter asociativo y no el lucro como objetivo.
Les pertenecen a centenares de miles de asociados que pagan su cuota. Según un estudio, solo River con 350.951 y Boca con 327.644, suman la mayoría de los 1.663.043 socios que hay entre los 28 clubes que juegan en el mal organizado torneo de Primera División. La fuente es el trabajo Sociedades Anónimas Deportivas en Argentina: una reedición de un viejo debate. Lo escribieron Javier Bundio, David Ibarrola y Verónica Moreira.
Autores y autora advierten que la posición de Milei y su ventrílocuo en este tema, Mauricio Macri, “esconde una trampa, puesto que la fracción del poder que actualmente gobierna nuestro país cuenta con los recursos y estrategias necesarios para asfixiar económicamente a las instituciones deportivas, creando un clima propicio para que lxs socixs deban elegir entre ser una SAD o quebrar”.
Es muy probable que no se llegue a esa instancia. Socios e hinchas reunidos en coordinadoras, subcomisiones de DDHH y espacios de reflexión como el Foro Social del Deporte van subiendo escalones en la construcción de una nueva subjetividad colectiva. Confrontan con la idea libertaria de clubes prósperos gracias a capitalistas de origen diverso. Una especie de teoría del derrame que nunca derrama.
El miércoles último, algunas de estas expresiones en lucha, se juntaron a las puertas de la AFA en una radio abierta. Repartieron un manifiesto titulado “La pasión no está en venta: siempre club atlético, nunca SAD”. Desde el texto desafiaron a los presuntos inversores a que “compren terrenos desocupados, levanten los estadios como nuestros abuelos levantaron los nuestros, contraten los mejores planteles y armen una liga de SAD a ver si consiguen llenar los estadios como lo hacemos los clubes”.
Uno de los grupos mejor organizados llegó desde Córdoba. Son socios e hinchas de Instituto. Daniel Mazzei comentó: “Ya tenemos personería jurídica, sede social, nos reunimos una vez a la semana, hacemos actividades en los distintos clubes, entre todos nos ayudamos bajo la consigna que somos rivales y no enemigos. Si se tiene que pintar la cancha de un club, vamos todos a dar una mano. Trabajamos la solidaridad y el folclore deportivo tiene un límite. Después creo que estamos en el mismo barco y si se hunde nos hundimos todos”.
A su lado, Flavio Gabaldón, hincha de Vélez, docente y militante de DDHH, comentó: “Estamos acá con la Coordinadora de hinchas y también una parte de la Coordinadora de Derechos Humanos y en mi caso como Fortineros memoriosos. La idea es defender nuestros clubes como patrimonio de los barrios, como patrimonio cultural del pueblo argentino y decirles a los grandes capitales que quieren expropiarnos nuestra identidad futbolera, que no pasarán”.
Fernando Signorini, el profesor de Educación Física y amigo de Diego Maradona que va a toda marcha donde lo convoquen, dejó una reflexión final: “Si entre los ideólogos de este proyecto está Macri, todo lo ligado a él tiene olor a miserabilidad, olor a cosa dudosa, a fondos que no se sabe de dónde vienen. El fútbol es propiedad de los clubes, es un hecho cultural de las clases populares”.
Fuente: https://gustavojveiga.wordpress.com/2024/09/14/milei-la-foto-con-fassi-y-los-hinchas-contra-las-sad/