Empieza el máximo certamen continental. Superar las últimas actuaciones es el objetivo.
Por Osvaldo Jara *
«El deporte argentino ha progresado enormemente en estos últimos ocho años, hemos podido hacer muchas cosas. Me tocó ser uno de los fundadores del Enard y con esto pagamos una deuda pendiente con los deportistas, les devolvimos la dignidad». Estas declaraciones pertenecen a Gerardo Werthein, presidente del COA y primer presidente del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD). El 21 de diciembre de 2009 se promulgó la Ley 26.573 dando origen este organismo que es financiado con el uno por ciento de los abonos que los argentinos pagan a las compañías de telefonía celular.
La misma idea de Werthein es compartida por otros actores deportivos como el taekwondista campeón olímpico en Londres 2012, Sebastián Crismanich: «Estoy seguro de que el medallero va a superar a Guadalajara». De la misma forma, el gimnasta Federico Molinari reconoció que «desde que está el Enard se ha podido comenzar a competir de igual a igual a nivel mundial». Pero más allá de estas voces que avizoran una mejora en la próxima actuación en Toronto, es de señalar que las últimas actuaciones en esta cita panamericana se produjeron un pronunciado declive.
Argentina tiene una rica historia deportiva
Nuestro país es uno de los que alguna vez logró arrebatarle el primer puesto a Estados Unidos en el medallero continental. Fue en los Primeros Juegos Panamericanos en Buenos Aires (1951) durante la etapa peronista, momento cuando se instauró una auténtica política deportiva. La hazaña lograda por el deporte argentino sólo fue repetida en la Habana (1991) cuando Cuba relegó a la delegación estadounidense a la segunda ubicación.
La delegación argentina repitió muy buenas actuaciones durante los Juegos de México (1955) y Chicago (1959). Cuando se produjo la irrupción de la nefasta “revolución fusiladora” el deporte nacional sufrió un retroceso que trajo consecuencias irreparables. Las persecuciones a deportistas, la intervención a las federaciones y la clausura de los eventos masivos fueron elementos decisivos para esta destrucción planificada. Esto se vería reflejado con claridad en cada participación de una delegación nacional, salvo raras excepciones. La peor performance en un Juego Panamericano se produjo en Río de Janeiro, en 2007, con un octavo puesto.
EN BUSCA DE REVERTIR LA DECADENCIA
Para los Panamericanos de Toronto el deporte argentino busca recuperar posiciones en el medallero. En los últimos años se viene trabajando para lograr mejores rendimientos. El apoyo a los deportistas a través del ENARD apunta a este objetivo. En los últimos quince meses este organismo invirtió trescientos cincuenta y dos millones de pesos en becas, viajes e infraestructura para el mejoramiento del deporte de alto rendimiento. Si bien las expectativas son buenas las voces que emanan de la dirigencia albiceleste intentan no desapegarse de la realidad. Diego Gusmán, dirigente que será jefe de misión en estos Panamericanos, declaró antes de partir hacia el país del norte: «Ojalá estemos arriba de Colombia y de Venezuela en el medallero, lo que sería un logro importantísimo». Al mismo tiempo, el secretario general del COA, profesor Mario Moccia compartió el deseo: «Las expectativas son las mejores, pero es difícil predecir. Esperemos que se superen las actuaciones de Juegos anteriores o al menos que se traten de mantener».
Debido a la discontinuidad histórica de la política deportiva nacional no es posible pensar en pelear el podio en el medallero continental. No está demás recordar que vivimos en una sociedad con altos índices de sedentarismo y obesidad, que han ido en aumento. Si lo comparamos con la política deportiva de los años cuarenta/cincuenta podremos observar que un tercio de la población practicaba alguna actividad deportiva. Es decir, existía una numerosa comunidad deportiva de donde podían sobresalir deportistas con aptitudes para el alto nivel. Las actuales condiciones distan de este sistema piramidal que permitía que existiera una la aparición de atletas de performance superlativa. Más allá de esta circunstancia creaciones como el Enard puede ser una herramienta importante para el alto rendimiento para revertir los magros resultados en las competiciones internacionales. Carlos Siffredi, gerente técnico deportivo del ENARD, aseguró: «Argentina llega a estos Panamericanos con una preparación sin precedentes para un evento en el extranjero y eso nos deja tranquilos. Vamos a pelear la sexta posición de medallero con Colombia y queremos desafiar el récord de 80 medallas ganadas en México 1955”. A estas definiciones debemos agregarle las de Daniel Jacubovich, asesor de la Secretaria de Deportes 2005/2013 y actual Director del ENARD, quien expresó: «aunque no hay inversión que garantice la cantidad de medallas, quisimos cambiar excusas por hechos concretos para el crecimiento. Los deportistas pudieron participar en todas las competencias previas, planificar y tener condiciones de entrenamiento más ambiciosas. El Enard es la herramienta transformadora del deporte».
Las expectativas sobre el rendimiento de nuestros deportistas son alentadoras según lo expresado por dirigentes y deportistas. La cita continental se desarrollará del 10 al 26 de julio. El ciclista Walter Pérez, medallista olímpico en Beijing 2008 será el abanderado de la delegación argentina que participará de los Juegos. La delegación nacional estará integrada por cuatrocientos sesenta y siete deportistas que competirán en treinta y cinco deportes. Deseamos fervientemente que Argentina vuelva a cumplir una actuación conforme a su gran historia continental.
* Periodista Deportivo. Autor del Libro “Cultura Deportiva Argentina”. Ediciones Fabro