Recientemente se consagró en los Abiertos de Estados Unidos, Canadá y México, ganando una medalla de plata y dos de bronce. «Son torneos muy difíciles, es casi un Mundial por la cantidad de peleas que tiene y el nivel de rivales que hay», detalla.
El porteño Martín Sio empezó a practicar taekwondo a los 8 años en Los Amigos de Villa Luro y recientemente se consagró en los Abiertos de Estados Unidos, Canadá y México, ganando una medalla de plata y dos de bronce. Como muchos deportistas de nuestro país, Martín Sio inició su carrera en un club de barrio. Nacido en San Cristóbal, empezó a practicar taekwondo a los 8 años en la Asociación Vecinal de Fomento Club Los Amigos de Villa Luro, zona en la que vive actualmente. “Fue un deseo de mis padres que haga una actividad física y me inscribieron”, cuenta el porteño de 30 años.
Ese anhelo de sus progenitores se convirtió rápidamente en una pasión personal, a tal punto que Martín viene de ganar la medalla de plata en el Abierto de Estados Unidos y dos preseas de bronce en los Abiertos de Canadá y México en la categoría de más de 87 kilos.
“Estoy muy contento por haber conseguido la medalla de plata en un G2. Son torneos muy difíciles, es casi un Mundial por la cantidad de peleas que tiene y el nivel de rivales que hay. Estos fueron torneos preparativos de cara a lo que viene, estoy siempre con la mente puesta en eso”, sostiene el también estudiante de periodismo deportivo, que encontró en esa carrera una vocación y una forma de seguir ligado al deporte.
El taekwondista le dedica gran parte de la semana al entrenamiento. ¿Cómo es su rutina? “Entreno de lunes a viernes en doble turno y los sábados en un turno. Por las mañanas hago una parte física, ya sea con complemento en el gimnasio haciendo pesas o pista, dependiendo de la época en la que nos encontremos de la planificación. Y por la tarde practicamos junto con el equipo de taekwondo en el Cenard. Generalmente entreno cuatro horas mínimo por día y a veces hasta ocho”, detalla.
Para él es muy significativo haberse formado en Los Amigos de Villa Luro, entidad que recibe apoyo de la Subsecretaría de Deportes porteña, a través de su Gerencia Operativa de Clubes de Barrio y Federaciones Deportivas, y accede a subsidios por estar inscripta en el Registro Único de Instituciones Deportivas (RUID). “Entré en 1993 y cada vez que participaba en un torneo y me ponía la camiseta del club me llenaba de orgullo. Estaba bueno pertenecer a la institución en la que me crié. Me pasa al día de hoy, que cada vez que voy a pelear afuera con la Selección, amo y defiendo los colores, y obviamente adentro mío sigue estando la camiseta de Los Amigos de Villa Luro. Cada vez que gano con la Selección, gana también el club. Eso me pone súper feliz y es uno de los motores y los motivos por el cual me sigue gustando esta actividad y sigo teniendo ganas de seguir creciendo y compitiendo para poder representar tanto al club como al país en todas las competencias en las que me pueda meter”.
Fuente: Página Deportes
13 abril de 2016