Osvaldo Ardizzone: EL RECUERDO DE UN PATRIOTA — Por Víctor F. Lupo *

Ene 21, 2022 | MSD, Últimas Noticias

Hace unos días recibí un llamado de Martín García, un compañero de décadas de militancia en conjunto, pidiéndome una semblanza del periodista Osvaldo Ardizzone, recordando la fecha de su fallecimiento ocurrida el 8 de enero de 1987. Recurrí a mi memoria de tiempos pasados y busqué algunas cosas guardadas ya que, “el periodismo mediático de lo urgente y elitista” lo condenó al olvido a este Maestro de las letras. Acá va mi recuerdo sobre él, narrando nuestra historia en común.

Como todo joven amante de los deportes en cualquier lugar del país, yo era un consecuente lector de las hazañas de deportistas que se publicaban en El Gráfico. Y por lo tanto uno de mis periodistas preferidos era Osvaldo Ardizzone. El hombre que le ponía poesía a los partidos de fútbol.

En fines de los 60, principios de los 70, integrantes de la juventud peronista que militaban con actividades deportivas en distintas provincias creamos, coincidiendo con la Vuelta del General  Perón a la Patria, la Liga Justicialista del Deporte.

A partir de la instauración en la Nación de la más sangrienta Dictadura Militar de nuestra historia, el 24 de marzo de 1976, la Liga siguió funcionando desde la clandestinidad, con muchos de sus integrantes presos y exiliados en distintos lugares. En esos años oscuros de la Argentina realizamos todas las actividades posibles, a través del Instituto Argentino de Promoción del Deporte (IAPD), cuyo presidente era el integrante de la Selección Argentina de Básquetbol, Jorge A. Becerra. Desde allí encarnamos la resistencia democrática desde el Deporte.

Ya exiliado en Buenos Aires, gracias a un grupo de jóvenes periodistas, especialmente por Horacio del Prado, conocí a principios de 1979, a Don Osvaldo, con quien entablamos rápidamente una relación de Docente a alumno.

Nos solíamos juntar normalmente en los cafecitos de la vieja estación de Constitución,  después de los mediodías, solos o con algún compañero que, previo aviso, me acompañaría. Largas tertulias de café y aprendizaje. Siempre nosotros más preocupados por su horario de trabajo en Goles Match (donde brillaba con sus notas, especialmente “El Hombre Común”), que él, donde el tiempo no parecía existir en su vida.

Las largas charlas incluían temas como el fútbol, la selección campeona del ’78, el periodismo, la cultura, la poesía con la que él veía el mundo, el tango y sus recuerdos con los futbolistas del ‘50 a los que respetaba como sus amigos. La lealtad era un tema recurrente en esos encuentros.

Osvaldo era capaz de escribir esto en el “Hombre Común” en aquellos tiempos que, más de cuarenta años después, siguen tan vigentes:

“¡Mirá! si vos querés conocer al hombre común ándate cualquier mañana de estas a las estaciones terminales, Constitución, Retiro, al Once. Lo vas a ver en esa masa uniforme, en esa avalancha que invade los andenes a la  hora indecisa del amanecer.

Diez mil, cien mil, un millón de caras, porque parecen todas iguales, muchachas, muchachos, pibes, viejos.  Después invaden los negocios y compran hojitas de afeitar, cigarrillos, el diario. Toman el café apresurado en el bar de todas las mañanas. Es ese el hombre común…

Hasta que un día, uno de esos tipos, de esos comunes, dejará de frecuentar el hábito de todas las mañanas. Y nadie se dará cuenta, nadie…excepto los suyos, excepto a los que haya marcado.

Para el resto habrá desaparecido un hombre anónimo, desconocido, ignorado…Tal vez  repare en su ausencia el canillita y diga: ¿cuál? Ud. dice ese hombre alto, ese de saco azul, ese de bigotes, ese que siempre venía a comprar aquí la cómica… ¿cómo? ¿Ud. no sabía? Murió, sí,  ¡ese hombre murió!

Murió…Y ¿cómo murió?

¿Cómo murió?, comúnmente, o es que… ¿hay algo más común que la muerte?”

En una de esas tantas reuniones le pregunté sobre sus escritos en el “Hombre Común” (su principal nota que publicaba semana a semana) y la razón por la cual los funcionarios no se preocupaban por ese Hombre Común al cual se refería en esas notas. Con su gran vozarrón ronco me dijo: “Porque no los ven ni lo sienten. No existen para ellos. No son Patriotas”. Nunca me olvidé de esa gran afirmación del Maestro Osvaldo.

El 21 de diciembre de 1979, todos los integrantes del IAPD,  firmamos (con número de documento y domicilio incluído, porque si no, no la publicaban) una solicitada de 3 páginas en el Diario Clarín (páginas 36,37 y 38), acompañando a los compañeros del Movimiento Nacional, pidiendo la libertad de la Presidenta Constitucional de la Nación Argentina, Sra. María Estela Martínez de Perón, y de los demás presos políticos. Se lo comentamos y su respuesta fue: “Eso es la Lealtad”.

El 16 de septiembrede 1980, a 25 años del día más nefasto de la historia argentina, como solía repetir la mejor tenista argentina Mary Terán de Weiss (perseguida por peronista), hasta la aparición de Gabriela Sabatini, este grupo de jóvenes ligados a la actividad deportiva realizó una “Cena de Desagravio”, en una parrilla de la calle Montevideo casi esquina Vicente López de la Capital Federal, a dos cuadras de su casa, para que ella no tuviera que alejarse mucho de su anciana madre Goyita, con quien vivía. En esa cena, Mary contó sobre una reunión de la oligarquía, ocurrida unas semanas antes, en la casa de una cuñada del ministro de economía de la dictadura Martínez de Hoz, donde habían decidido atacar a través de una Solicitada (aparecida a los 2 días en el diario La Nación) al ídolo más popular en ese momento del deporte argentino, el tenista Guillermo Vilas, a quien llamaban socarronamente «ídolo de barro».

Entre las 212 firmas aparecían el economistas como Juan Llach, el empresario Emilio Naum, también la de Adolfo Bioy Casares, Diógenes de Urquiza Anchorena, directivo del Tenis Club Argentino. Lo curioso o no, es que décadas más tarde, uno de sus hijos, Diógenes (muy ligado al COA) fue secretario de Deportes en el último período de la presidencia de Mauricio Macri, lo mismo que otro firmante, Arturo Grimaldi. Su hijo de nombre homónimo fue años después presidente de AAT padrino casamiento de Mauricio Macri. Durante su presidencia, en la Cámara de Diputados de la Nación, años después pidió, en nombre del tenis argentino, perdón por la persecución a Mary Terán de Weiss. Ya era bastante tarde.

Vilas quedó furioso apenas se enteró y tiempo después contó: “Esa solicitada fue firmada por personas que se han sentado a la mesa a comer conmigo y me decían que yo era un genio, el mejor del mundo. Han probado que no tienen palabra. Sacaron la solicitada el jueves, con toda premeditación. Causaron un gran mal. Fue un error del diario La Nación, debieron publicarla en la página de chistes. La publicaron en el peor momento. Entonces, yo me sentí con ganas de revancha y jugué mal”.

Esa misma noche, del 16 de setiembre, se planeó la defensa de Guillermo Vilas, ante los mismos apellidos de “nefastos personajes” que siempre habían atacado a Mary Terán de Weiss. Al día siguiente lo llamé a Osvaldo Ardizzone con quién me encontré a la tarde en Constitución y le conté lo que íbamos a realizar. Al domingo siguiente, luego de un partido en el estadio Monumental de River Plate, por la amistad de Osvaldo con Ángel Labruna, dos  compañeros lograron en el mismísimo vestuario las firmas de los integrantes de aquel extraordinario equipo de los Millonarios que logró el campeonato de ese año.

El resultado de esta acción en apoyo al “zurdo tenista” fue la recolección de más de 5.000 firmas de integrantes de la Comunidad Deportiva Nacional, recolectadas por el (IAPD), en solo un mes y medio y, entregadas a Vilas antes de su participación en la Copa Davis. Era la gran oportunidad de ganar la Davis jugando como locales en el Buenos Aires Lawn Tenis.  Guillermo Vilas y José Luis Clerc fueron derrotados por Checoslovaquia, equipo al que habían vencido fácilmente unos meses antes en la Copa de las Naciones. La derrota produjo un fuerte recambio en la dirigencia de este deporte. Eran épocas duras de esa dictadura, la más cruel que azotó a nuestro país, y un grupo juvenil atacaba al ideólogo de ese gobierno de facto y toda su casta, solo acompañados por el fuerte apoyo de la ex tenista Mary Terán de Weiss ydel periodista Osvaldo Ardizzone.

El 20 de diciembre de 1980 publicamos el primer número de la revista Mundo Amateur, con el apoyo incondicional y notas de Ardizzone, Mary Terán y el periodista Estanislao Villanueva, Villita. En estas pasadas décadas Mundo Amateur se transformó en la publicación de la política de la Militancia deportiva peronista.

El 20 de diciembre de 1980 publicamos el primer número de la revista Mundo Amateur, con el apoyo incondicional y notas de Ardizzone, Mary Terán y el periodista Estanislao Villanueva, Villita. En estas pasadas décadas Mundo Amateur se transformó en la publicación de la política de la Militancia deportiva peronista.

El Maestro Osvaldo Ardizzone siempre acompañándonos

Osvaldo Ardizzone siempre estuvo acompañándonos. Como relatara José Luis Ponsico en una reciente nota: “En tiempos del mundial de fútbol España´82, Osvaldo viaja a Mar del Plata a dar una conferencia en  la entidad Asociación Pro Ayuda a la Niñez Desamparada (APAND). Eran tiempos donde su presidente era Daniel Rodríguez, uno de los tantos admiradores de Osvaldo. Una parte de la sede en la Ruta 2, el Gimnasio principal, lleva el nombre de Osvaldo Ardizzone. Un tributo local. Del capítulo «Mitos y Leyendas».

También, en el año 1983, le puso prólogo al libro de los periodistas José Luis Ponsico y Roberto Gasparini: “El DT del Proceso”, del Cid Editor.

Nunca le pregunté si sentía preferencia por algún partido político o ideología. Él tampoco. Pero si puedo afirmar con total seguridad, por lo menos para mí, que fue un Maestro del periodismo argentino y UN GRAN PATRIOTA.

* Ex subsecretario de deportes de la Nación.

Autor de los libros: “Historia Política del Deporte Argentino” – “100 Ídolos porteños” – “100 Ídolos tucumanos” – “El Deporte en la Cultura del Encuentro” entre otros.

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