La FIFA castiga más una mordida que la corrupción propia — Por Rodolfo Parody

Jul 7, 2014 | Opinión

 

Fito Parody

Los acusados, acusan. Peor aún, comparan la corrupción propia con la mordida de un futbolista. El tema Luis Suárez y su sanción extrema perdió fuerza mediática con el correr de los días, repercusión que nunca llegó a tener un tema mucho más profundo, como son los turbios negociados de la entidad madre del fútbol mundial. Hoy, esos mismos que apuntan con el dedo acusador al jugador uruguayo por agredir al italiano Giorgio Chiellini son los mismos que se vieron involucrados en situaciones oscuras, como es el caso del secretario general de la FIFA, el francés Jerome Valcke.

Valcke, como publicó el diario Clarín en su edición del 28 de junio, es el mismo que fue sancionado por un caso de corrupción a partir de una demanda de 2006 de la empresa Master Card en un tribunal de Manhattan, referido a un contrato de patrocinio.

Siendo en ese momento director de marketing de la FIFA, Valcke estaba haciendo negocios con Visa, principal rival de Master Card. La Justicia lo trató de mentiroso, según la nota de Clarín, y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter lo despidió.

Pero es evidente que Valcke se trata de un personaje útil porque seis meses después Blatter lo

nombró director ejecutivo de la FIFA.

Desde el púlpito de los puritanos, el dirigente francés ahora declaró que «Suárez tuvo una actitud que se opone» a lo que la FIFA quiere «transmitir al mundo», cuando en realidad la mirada que tiene ese mundo es de una FIFA que no hace demasiado por explicar la oscura designación de Qatar como sede del Mundial 2022.

«Estamos sancionando casos de corrupción afuera de la cancha con la dureza con la que se castigó a Luis Suárez», señaló Valcke, comparando los millonarios negociados con una actitud desleal adentro de la cancha. Pero ni siquiera entre un tema y otro existe un trato igualitario.

Valcke es el mismo que atacó con dureza al ex presidente de la Confederación Asiática de Fútbol, el qatarí Mohammed bin Hammam, suspendido de por vida en 2011 por la Comisión de Ética de la FIFA, a través de un correo electrónico que se filtró y en el que lo acusa de conseguir la sede del Mundial 2022 para su país a través de sobornos.

El propio Valcke admitió la existencia del correo, dado a conocer por otro suspendido de por vida, el triniteño Jack Werner (ex presidente de la Concacaf), aunque aclaró que no hizo «ninguna referencia a que (bin Hammam) hubiera comprado votos ni a un comportamiento antiético», pese a que el mail refleja lo contrario.

Valcke le escribió ese correo a Warner, en ese entonces uno de los vice de la FIFA, a partir de que Bin Hammam pretendía postularse en 2011 y desplazar a Blatter como presidente de la FIFA «Nunca entendí por qué se estaba presentando. Si realmente piensa que tiene una oportunidad o sólo es una forma extrema de expresar lo poco que le gusta JSB (Blatter). O piensa que se puede comprar a la FIFA como compraron la Copa del Mundo», escribió Valcke. Clarito, ¿no?

El dirigente francés no habló de votos comprados para favorecer a Qatar. La misma posición de la FIFA, que a través de su Comisión de Ética suspendió a Bin Hammam y Warner, no por sobornar a sus pares para la sede del Mundial  sino por violar el artículo 19 que se refiere a «conflicto de intereses».

La suspensión fue a raíz de una maniobra de ambos para comprar votos con la finalidad de que Bin Hammam sea elegido presidente de la FIFA.

Además, al qatarí se lo castigó por utilizar dineros de la Confederación Asiática con fines personales. Es decir, lo castigaron tanto a él como Warner, pero no por el Mundial, lo que evitó sanciones para todos los que podrían haber recibido dinero por votar a favor de Qatar.

Bin Hamman pagó caro intentar mojarle la oreja a Blatter, que también fue investigado por el

tema de la adjudicación de la sede mundialista por la Comisión de Ética pero fue absuelto.

Valcke, quien asegura que la FIFA está castigando con dureza casos de corrupción, no menciona favores comprados para la sede del Mundial de Qatar. En cambio, le recomienda a Suárez, con liviandad, «someterse a un tratamiento». Seguramente desea que tenga la misma cordura de Pelé o Franz Beckenbaur, esas grandes estrellas que olvidaron hace muchísimo tiempo su pertenencia a la clase trabajadora del fútbol y hoy se sientan junto a la patronal en ese gran familia llamada FIFA.

Fuente: AREDA

03 de Julio de 2014

http://www.aredaclubes.org.ar/nota-parody25.htm

 

 

 

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