La miga del deporte. Lo que decimos en Abrí la Cancha. Van por las SAD, de acuerdo. Pero, ¿Cuales son los anticuerpos? ¿Se comprende un mundo nuevo? El rol de los hinchas
Por Carlos Aira*
El deporte argentino está transitando tiempos complejos porque no está ajeno a la vorágine impuesta por el liberalismo libertario. En Abrí la Cancha vamos al grano y planteamos La verdad de la milanesa. Son tiempos para señalar realidades en forma descarnada. ¿Se está discutiendo el ingreso de capitales privados, como señaló Juan Sebastián Verón? Cuesta creerlo. Los capitales privados están inmersos en nuestro fútbol desde hace mucho tiempo. Los gerenciamientos – que hubo muchos y con diferentes resultados – están reglamentados por AFA desde 1999. Sin estar gerenciados, los clubes con fútbol profesional tienen negocios con grupos empresarios o representantes de futbolistas que invierten capitales. No hay que asustarse porque es una realidad. Podriamos discutir si el mercado interno del fútbol argentino, los ingresos por derechos de TV y sponsors permiten que nuestro fútbol pueda sostener estructuras que cada día son más importantes por la cantidad de dinero global que se inyecta al espectáculo del fútbol desde distintos lugares del mundo.
Ahí radica la complejidad. Nuestros clubes tienen una figura jurídica y un fin social diferente a cualquier otro país del mundo. Si bien el DNU presidencial apela al ingreso de SAD a la estructura del deporte o la transformación en SAD – algo vetado por las reglamentaciones del deporte – , la verdad la desnudó Daniel Scioli días atrás cuando aseguró que es necesario modificar la Ley del Deporte. ¿Por qué? Porque si el DNU no camina, los enajenadores de los clubes necesitan cambiar la razón jurídica de los mismos.
En caso que un club se transforme en SAD cambiaría el objeto social de la vieja institución. En los proyectos que maneja el oficialismo no sería necesario que los nuevos dueños mantuvieran la estructura deportiva (otras disciplinas) y tan solo centrarse y generar dividendos con el fútbol profesional. Esto se traduce en miles de despidos en la estructura global de los clubes. También estaríamos ante una serie de negocios fabulosos. Olvídense del fútbol profesional, de jugadores y transferencias. Piense en un club cualquiera. Es más, no busque a uno de los grandes. ¿Cuantos metros cuadrados de tierras adquirió ese club en su centenaria trayectoria? Estadio, sede social, campos de diversas disciplinas. Todo esos metros cuadrados podrían ser parte del voraz negocio inmobiliario.
Alguna vez, un grande del periodismo deportivo como es Hugo Lencina señaló en Abrí la Cancha que hay tres grandes negocios para blanquear dinero: la hotelería, el arte y el deporte profesional. Los hinchas debieran prestar atención a estos datos. El marco es el ideal. ¿No fue el presidente quién declaró que se sentía más comodo con la mafia que con el Estado? ¿No fue este gobierno quién habilitó el lavado de divisas en menudeo? Los clubes argentinos pueden caer en garras de un negocio fantástico que es el lavado de divisas en propiedad horizontal ¿Ha sucedido en otros lugares del mundo? Es una dinámica constante e invisible. El caso del Espanyol de Barcelona es emblemático. Cuando la familia Lara, dueños de Editorial Planeta, compraron la SAD en 1992 plantearon que era imposible mantener el estadio de Sarriá. El negocio inmobiliario hizo lo suyo y los hinchas tienen su estadio en las afueras de Barcelona. Negocio redondo.
¿Los asociados son conscientes de estas maniobras? La pregunta que debieran hacerse es ¿Sociedades Anónimas Deportivas para qué? ¿Para mejorar una competencia o por los negocios paralelos que permite, a corto plazo, el desguace de instituciones centenarias? Hay una realidad: la inyección global de dinero hacia el deporte profesional – en muchos casos dinero que no se puede explicar su procedencia – genera que el deporte argentino, con una economía deprimida, tenga pocas herramientas de competencia. Esto fomenta en los socios la idea de SAD.
Por otro lado, existe otra situación que merece atención: el espectáculo del fútbol ha cambiado en Argentina. Señalo esto para que no haya sorprendidos en el momento de la verdad, como sucedió el 19 de noviembre pasado. Los clubes están pletóricos de socios y en muchos estadios sus capacidades están colmadas. Esto quiere decir que existe un interés que trasciende edades, clases sociales y sexos. Pero el fútbol – en las canchas – es un producto que cada día está más alejado de los sectores populares, dueños del espectáculo durante décadas. Hoy, existe un nuevo hincha. El pensador nacional Rafael Ton lo caracterizó como narcisista, consumidor y espectador. El espectáculo del fútbol está dirigido hacia una triada: pasión de pose, consumo y hedonismo. Todo canalizado a través de las redes. Poco aliento y mucho Instagram. Argentina ya ingresó con fuerza a esta lógica global. Días atrás el Burrito Ortega declaró que no va más a la cancha porque el público no va a ver fútbol sino a sacarse fotos. El jujeño se hartó de una realidad de consumo que crea fanáticos de postal y deja atrás el concepto de hincha.
Hay un caldo de cultivo de carácter etario para prestar atención. Si Kun Aguero es una voz privatizadora no es por su rol de ex futbolista, sino porque hay franjas que lo consideran un influencer. ¿Logramos comprender que los puntales mediáticos del negocio de las SAD son NN de twitter, influencers juveniles de escaso vuelo intelectual o construcciones políticas, como Santiago Maratea? Ninguno de ellos va a hablar de negocios inmobiliarios o lavado de dinero. Sí del City Group, del glam y de ingresar a una dimensión moderna de la vida.
Convengamos que si fueran los propios empresarios quienes pondrían la cara para explicar el negocio, esto ya se hubiera caído. Por eso, las nuevas caras de la privatización son jóvenes, dinámicos y transgresores. ¿El problema son los jóvenes? No, para nada. El problema es no comprender a una generación que mirá más 500 veces su teléfono por día y que tiene una cosmovisión forjada a través de sus preferencias y algoritmos.
Ahí está la verdad de la milanesa. Salir de las redes y brindar la discusión donde realmente se tiene que dar. Si es que queremos seguir manteniendo clubes sociales en nuestro país.
*Periodista / Abrí la Cancha
Fuente:
https://radiografica.org.ar/2024/04/21/apiladas-deportivas-sad-y-la-verdad-de-la-milanesa