Maratón de Buenos Aires 2016Crédito: Maratón de Buenos Aires
Corredores mal entrenados, entrenadores que aceptan a atletas no aptos físicamente, comunicadores que ponderan la heroicidad por encima de un trabajo a largo plazo, organizadores que cuentan inscriptos como si fueran ganado; razones que explican cómo se le perdió el respeto a la madre de todas las carreras: los 42,195km
El maratón, propiamente dicho los 42,195kms, simboliza una carrera mítica. Para la mayoría de los corredores populares es algo así como la coronación como corredor. Es recibirse de maratonista. En sí es el sueño de muchos corredores principiantes.
Pero hoy existe un cóctel mortal, donde organizadores en su afán por recaudar más dinero, entrenadores permisivos que con tal de no perder un atleta les dicen que sí a sus entrenados para participar en cualquier tipo de carreras sin medir las consecuencias no ponen las cosas en su justo lugar. Ni que hablar el entusiasmo inicial de los corredores que suele ser sobredimensionado que se agrega a la falta de conocimiento y hasta el bombardeo marketinero de marcas deportivas y hasta medios de comunicación logran formar el caldo de cultivo (im) perfecto para el desastre deportivo, físico y mental. En síntesis, desmotivaciones de muchos atletas que caen en esta red de fantasías.
¿Cómo era antes debutar en un maratón?
Aquellos atletas y entrenadores que venimos del atletismo, que hemos vivido este deporte antes de la explosión y popularidad del running, sabemos y estamos de acuerdo en lo mismo: hoy se debuta muy pronto en el maratón.
Lo normal y el consejo de cualquier entrenador o atleta de la escuela del atletismo era el mismo: esperar hasta estar maduro y con la suficiente experiencia para afrontar tal desafío.
Antes, si a alguno de los atletas de la agrupación se le ocurría tratar de debutar en maratón en los primeros años de su desarrollo deportivo, automáticamente era aconsejado para que no lo haga por parte de compañeros y el propio entrenador, incluso con el riesgo de que el entrenador te mire mal, se enoje o hasta te deje de entrenar. Sobran las historias de grandes entrenadores que utilizaban ese recurso para poner en aviso al alumno sobre la locura que pretendía cometer: llevar y someter al cuerpo a un desgaste y sufrimiento para el que no estaba preparado.
Queda en claro que antes se respetaba mucho más las distancias, se entrenaba, se adquiría experiencia en carreras de menor distancia y se desarrollaba un gran estado físico antes de emprender el camino de de correr un maratón. Al maratón se lo RESPETABA. Respetábamos las distancias, pero sobre todo a nuestro cuerpo. Nuestro desarrollo y nuestro progreso eran apoyados y sustentados por este respeto a pasarse a mayores distancias en competencia a su debido tiempo. Siempre a su debido tiempo.
Cómo es hoy. Hoy todo es distinto, los tiempos para debutar en maratón se acortaron enormemente. Si antes se esperaba una formación adecuada de años, hoy con un “plan maratón” de 4 o 5 meses parece ser suficiente. Entonces, se perdió ese RESPETO y esa solemnidad con la que se hablaba del maratón y también se perdió la conciencia y la seriedad con la que se afrontaba esta prueba.
Por eso ya es usual ver una persona que correr hace apenas un puñado meses y está debutando en maratón. Incluso ver personas con sobrepeso correr esta prueba tan larga, dura e ingrata. En resumen, muy exigente. Son pocos quienes piensan y analizan antes correr un maratón. Saltan del sedentarismo o del supuesto confort del sofá del living a correr un maratón. No se dan cuenta que orillan la posibilidad de convertirse rápidamente en un ex corredor. Pues apresurarse para ser maratonista sin experiencia ni estado físico es MUY riesgoso para la salud.
Basta con pararse en el kilómetro 10 de cualquier maratón para observar personas que avanzan caminando, descompuestas, muy deshidratadas y con un semblante terrible. Eso me pasó varias veces. Muchas en las que surge un planteo: ¿Qué les espera para el resto de los 32 kilómetros que tiene por delante? Bueno, las respuesta uno la puede tener observando lo que sucede a partir del kilómetro 20 en adelante en la que aparecen los abandonos, los calambres, las descompensaciones y todo tiempo de contratiempos producto de una mala aptitud física para esa prueba, sumada la falta de experiencia y mal asesoramiento profesional.
Basta con observar la llegada de algunos atletas para darse cuanta quién realmente estaba preparado, entrenado y capacitado para hacerlo y quién no. Si bien uno puede tener contratiempos estando muy preparado, el porcentaje de riesgo de lesiones, abandono, descompensaciones por deshidratación o calambres es muchísimo mayor en participantes que no estaban capacitados correctamente para correr esa prueba.
Ahora se hizo cada vez más frecuente comenzar al revés. Primero se corre el maratón, generalmente mal, con malas experiencias, lesiones, mal asesorado cometiendo todo tempo de errores al correrla para posteriormente buscar asesoramiento profesional que implica un mejor entrenamiento y una mejor preparación física. Entonces, la pregunta es ¿por qué no hacerlo antes del primer maratón?
¿Cómo NO debería ser?
No sería lo mejor correr el maratón si aún no se conocen las distancias menores: 5km, 10km, 15 km y 21 km. No es bueno correr si uno no sabe cómo se comporta el cuerpo luego de los 30 kilómetros. Uno no debería correr sin haber entrenado los suficientes kilómetros como para que la piernas resistan, no sería lo mejor correr si uno aún tiene kilos por bajar y músculos por fortalecer.
Hoy es normal ver gente con un porcentaje de peso importante participar en maratones, llevando el cuerpo y la salud al extremo exigiendo las articulaciones y el corazón durante 5, 6 o 7 horas. Así no se hace otra cosa que saltar los puntos y requisitos más importantes para correr un maratón sin riesgo: LA APTITUD FÍSICA.
Muchos creen que la sensación de correr un maratón es como correr 2 carreras de un 21km, pero lamentablemente se encuentran con la sorpresa de que en realidad el cansancio crece exponencialmente cada kilómetro que pasa y la sensación de correr el kilómetro 35 o 38 era mucho más compleja que lo que se experimenta en un medio maratón.
¿Cómo debería ser correr un maratón?
En el atletismo como en cualquier deporte la palabra clave es la PROGRESIÓN. Por lo tanto, uno debe ir cumpliendo y pasando por diferentes niveles e ir subiendo escalones, no sólo en lo que respecta a la distancias de las pruebas en las que competimos sino también en tiempos. Es decir en marcas. Así se hace una transición favorable para correr dentro de las posibilidades de cada atleta. Por eso, antes de correr un maratón, se debería correr lo mejor posible en 5 kilómetros para transferir esa velocidad y esa calidad a los 10 kilómetros. Luego, en pleno trabajo evolutivo, trasladar la velocidad de los 10 kilómetros a las 21km y finalmente a los 42.
Hemos visto a los mejores corredores del planeta hacer esta transición de velocidad. Haile Gebrselassie, Kenenisa Bekele, Eliud Kipchoge. Todos, enormes maratonistas, pasaron por distancias menores y se destacaron y sumaron récords, fueron campeones mundiales y medallistas olímpicos en 1500, 3000, 5000 y 10.000 metros antes de debutar en maratón. En pocas palabras, llegaron a su techo en distancias menores antes de pasar a carreras más largas. Estas grandes evoluciones no fueron cuestión de uno o dos años, sino de ciclos de 4 a 6 años. Algunos, incluso, de más de 10 años.
Claro, uno puede decir “yo no tengo 10 años para esperar, ni 5 ni 3; ya estoy grande y debo aprovechar y correr ya, ahora”. Creo que esa postura puede corregirse si el corredor invierte un par de años al buen entrenamiento, a bajar de peso, a ser consecuente con un hábito. Así, las marcas, tarde o temprano, llegarán. Imaginemos el cuadro si usted corre hoy un maratón con sobrepeso y estando escasamente entrenado. ¿Cuál sería el resultado?
¿Importa el tiempo?
Hay que dejar en claro que correr bien un maratón no es cuestión de tiempo. Uno puede correr muy bien, llegar preparado de la mejor manera y con mucha experiencia y conciencia y tardar 4 horas o más. El tema aquí no es el rendimiento, sino correr sin estar preparado o sin estar realmente maduro.
Qué debe dejarte el maratón. Correr el maratón debe ser una experiencia para crecer como corredor. Debe dejarte una infinidad de sensaciones y aprendizajes. Desde la preparación para hacerlo en los entrenamientos hasta luego de cruzar la meta, el maratón debe dejarte muchos sentimientos, pensamientos en cada kilómetro; el maratón bien hecho te deja las piernas cansadas y ganas de mejorar la próxima vez.
Qué no debe dejarte. Desmotivación, ni lesiones. No debe dejarte frustrado ni triste. No debe ser una mala experiencia y, mucho menos, un riesgo donde incluso se ponga en juego la vida.
Pero todo dependerá qué tanto uno respete la progresión y la evolución como atleta. Respetá al maratón y él te respetará a tí es una de mis frases favoritas.
¿Cuál debería ser la posición de los entrenadores?
El entrenador tiene una gran responsabilidad en sus manos, la de preparar de manera adecuada al atleta. Para ello es indispensable la experiencia y el conocimiento tanto en la teoría como en la práctica. Lamentablemente hoy es normal ver entrenadores sin ningún tipo de experiencia en correr cómo preparan personas para correr mlos 42,195km. Un maratón es una empresa mucho más seria e importante y requiere de mucho conocimiento.
Otro papel importante del entrenador es evaluar si el atleta está en condiciones de realizar no sólo el maratón, sino soportar la preparación que éste conlleva. De lo contrario es muy probable que el atleta no llegue sano o llegue cansado, agotado, extenuado. Creo que aquí entra a tallar la ética de cada uno. Saber percibir si un atleta no reúne las condiciones mínimas (ya sea por ser principiantes o por no tener una buena aptitud física) sirve para decir que NO. El punto, el objetivo es concientizar, educar y ayudar al atleta a controlar su entusiasmo y apuro por debutar en maratón. Es cierto, por qué negarlo, que muchas veces por temor a decir NO y perder un alumno, algunos se vuelven permisivos, avalan y hasta motivan a correr y participar en el maratón con tal de darle el gusto a sus entrenados o sumar más cantidad de alumnos participantes en esa prueba. Aquí, el mentado récord de inscriptos con el que el maratón de Buenos Aires le habla los runners es un cóctel explosivo. Basta con ver los finishers del maratón de Buenos Aires. Los datos son contundentes: 134 corredores arribaron antes de las 3 horas; 2842 entre las 3 y las 4 horas; 6619 pasadas las 4 horas. Y el último demoró 6h25m39s.
¿Cuál debe ser la posición de los atletas?
Uno, como atleta, debe aprender a esperar, debe ser paciente, debe controlar la ansiedad por convertirse en maratonista. Es frecuente que muchos se inscriben porque el amigo del running team lo hizo sin siquiera plantearse si pueden emprender semejante empresa. La responsabilidad que uno tiene como corredor también reside en no emprender el plan de correr un maratón solo y sin experiencia.
Debe buscar un profesional y seleccionar correctamente en manos de quien va a poner su cuerpo su tiempo y su dinero, asesorarse y averiguar qué experiencia y trayectoria tiene el entrenador que va a elegir. En condiciones normales, esta recomendación no debería aparecer en el horizonte de expectativas de nadie, pero junto con el boom de running también hubo un boom de personas que se hacen llamar entrenadores en muchos casos sin tener título de ningún tipo ni experiencia en correr. Un corredor principiante y un entrenador sin ningún tipo de experiencia difícilmente se traduzca en un buen resultado.
¿Cuál debería ser la posición de los medios de comunicación?
El running tuvo un gran impulso gracias a los medios de comunicación. Ellos hicieron mucho, muchísimo. Algunos, me atrevería a decir un puñado es cierto, buscan genuinamente que ese boom del running se derrame en el atletismo. En esta búsqueda, es fundamental que sigan impulsando y difundiendo este deporte de buena manera porque en sus manos, o en sus sitios, revistas y demás está llegar a los corredores para concientizar y difundir esta actividad de manera responsable y sana. Hacerlo desde la épica, perdiendo de vista el rol clave y determinante que tiene el entrenamiento adecuado, los deja expuestos. Muchos pueden significar una puerta de entrada, grande o chica no importa, pero tarde o temprano el corredor que se perpetúa en el tiempo llega a conocer quién es quién es en este juego de los medios y periodistas. Saber leer y cómo leer, se sabe, es responsabilidad de cada quien. Y nosotros, los entrenadores, debemos tener una sinergia con los comunicadores para elevar lo que corresponda y dar de baja lo inadecuado. El punto, estimo, es no ser presas del marketing, ni caer en el interés de las grandes carreras por sumar corredores como si fueran ganado, dinero para batir récords de inscriptos sin que les importe si estás preparado o no.
Podemos ser grandes corredores sin creer, equivocadamente, que ser un atleta que llega a hecho pedazos o arrastrándose por no estar preparado es algo meritorio. Dejemos eso para las películas, ¿si?
Una locura no es una proeza. Ser inconsciente no es ser valiente. Poner en riesgo la salud o incluso la vida no es heroico sino irresponsable. Y tener en claro que un reto o un desafío es enfrentar algo para lo que se está preparado. Volver a recuperar el respeto por el maratón es esencial para que este deporte logre el real objetivo que son corredores sanos y felices con grandes experiencias de vida. Insisto, los corredores no son guerreros que emulan a William Wallace o al soldado Filípides. Eso es una película o una leyenda. El maratón es otra cosa.
Por Santiago Cisneros, atleta y entrenador de Fila RT
Fuente: La Nación
23 setiembre 2019.