Marcela Acuña se convirtió en una leyenda del boxeo nacional: fue campeona argentina y del mundo. Tuvo un rol fundamental en la reglamentación del deporte en el país.
Nuestro homenaje.
Marcela Acuña es la precursora del boxeo femenino en la Argentina.
Combatió con fiereza debajo del ring para ganarse el derecho de pelear arriba del cuadrilátero.
Entre las sogas fue la mejor, con una velocidad, una técnica y una guapeza inigualable.
Por ella, en nuestro país dejamos de denominar al boxeo como el viril deporte de los puños. Se hizo un lugar entre los grandes del deporte sin dejar de ser mamá, ni esposa. En su hogar, Acuña también es una campeona.
“La Tigresa” es una pionera y jamás se rinde.
Aún sigue peleando para que las bolsas del boxeo de mujeres se asimilen a la de los varones.
Hoy, gracias a “la Tigresa” Acuña, el boxeo argentino tiene más campeonas del mundo mujeres, que campeones varones.
La señora Marcela Acuña es el espejo en el que se miran las chicas que se convierten en boxeadoras con el sueño de llegar a lo más alto.
“La Tigresa” Marcela Ileana Acuña, nació en la ciudad de Formosa, el 16 de octubre de 1976.
Su madre deseaba que fuese bailarina, pero a Marcela solo le importó bailar sobre el ring. Es más, cuando participó del “Bailando por un sueño” de Marcelo Tinelli fue rápidamente eliminada.
Marcela amaba el gimnasio y llevaba en la sangre la vocación por combatir.
Comenzó a hacer full contact hasta que a los 20 años sintió que se quedó sin rivales.
Paralelo a esto practicaba boxeo desde los siete años bajo las órdenes de su entrenador, Ramón Chaparro (quien después sería su marido).
Años después conoció a Christy Martin a través de la televisión y allí descubrió que quería boxear y ser campeona del mundo.
Ahí empezó a golpear las puertas, sin saber que no existía una reglamentación para el boxeo femenino.
En 1996, la norteamericana vino a Argentina, como parte de una gira por Sudamérica para promocionar el boxeo femenino.
“La Tigresa” fue invitada a participar de un programa de televisión donde ella estaba. Estaban buscando a alguien a quien tirarle un par de piñas y que Martin se lleve lo mejor de Argentina, los aplausos.
La sorpresa de Martin y los organizadores fue impactante cuando “la Tigresa” se plantó y sin la experiencia necesaria, le metió un par de manos a la norteamericana.
El 5 de diciembre de 1997, en Pompano Beach, Acuña tuvo su primer combate profesional: con 21 anños y sin experiencia enfrentó a Christy Martin, la mejor y más popular campeona mundial de esa era, quien contaba con 36 combates y era ocho anños mayor. Por supuesto perdió, pero hizo un gran papel, llegó a la campanada final y a la decisión de los jurados.
Aquel primer viaje también le sirvió a “la Tigresa” para traerse un reglamento de Estados Unidos, que luego le presentó a la FAB. Osvaldo Bisbal, máxima autoridad de la entidad en aquel entonces, estaba interesado en impulsar el boxeo femenino.
En su segundo combate, las cosas no mejoraron, se enfrentó a Lucia Rijker (futura leyenda del Box). La jovencita Acuña cayó por KO en cinco asaltos.
Marcela Acuña estaba obsesionada con lograr la habilitación para combatir.
“La Tigresa” no contó con el apoyo público de ningún campeón mundial en aquellos años. Ni siquiera de algún boxeador profesional.
Continuó insistiendo, hasta que finalmente consiguió la aprobación y, el 25 de marzo de 2001, le otorgaron la licencia N° 1 de boxeadora profesional.
En su regreso, estableció otro hito, se enfrentó a Jamillia Lawrence, en lo que fue el primer combate femenino profesional en Argentina, en abril de 2001 y su primera victoria.
Casi un año después y ya con seis victorias más en su cuenta, se corona campeona argentina Pluma al vencer por KO1 a Patricia Quirico.
En noviembre del 2002 tendría su primera oportunidad mundialista, perdiendo en un fallo muy discutido, por fallo dividido ante Alicia Ashley.
Finalmente alcanza su primer título del Mundo, en categoría Súper Gallo, ante Damaris Ortega, por KO en seis rondas. Su primera defensa fue ante “La demoledora” Daisley Padilla y Acuña la noqueó en el primer asalto.
Dejó el título vacante y subió a Pluma, donde se enfrentó a la invicta colombiana, María “La Pantera” Miranda, a quien derrotó también por KO consagrándose campeona mundial, en su segunda categoría.
Defiendió su corona en 10 ocasiones en un tremendo duelo ante la campeona WBC, la también argentina, Alejandra “La Locomotora” Oliveras, en la pelea femenina más taquillera e importante realizada en Argentina, en abril de 2008. Fue velada central en el legendario Luna Park de Buenos Aires, con lleno total. Había mucha “pica” entre ambas y desde el comienzo fue una guerra, con Oliveras se apoyó en su mayor poderío físico y Acuña en su mejor boxeo y velocidad. Al final se impuso “la Tigresa” en una amplia decisión unánime, incluso habiendo tirado a su rival.
En su extensa carrera profesional de 22 años, venció a grandes rivales como la mexicana Jackie Nava, Alicia Ashley, Soledad Mathysse, Paola Herrera, Yesica Marcos y muchas ma´s.
A los 42 años, combatió en Jalisco, México, ante su antigua rival, la gran Jackie Nava, otra veterana con casi 40 años (a quien Acuña había vencido muchos años antes). Dieron un gran espectáculo y en un combate muy cerrado, terminaron empatando.
Tuvo un paso por la política, siendo concejal de la localidad de 3 de Febrero. Hoy sigue siempre ligada al boxeo, mientras disfruta y cuida de sus dos hijos, junto a su marido y entrenador durante toda su carrera, Ramón Chaparro.
Es enorme el legado de la Tigresa Acuña para el boxeo de nuestro país.
Marcela Acuña se convirtió en una leyenda del boxeo nacional: fue campeona argentina y del mundo (con títulos en los cuatro organismos más importantes).
Gracias a ella, la mujer boxeadora tiene su día en Argentina: cada 25 de marzo, por aprobación de la Legislatura porteña y también de la provincia de Buenos Aires.
“La Tigresa” fue la primera adelantada del boxeo femenino.
Una gran campeona debajo y sobre el ring.
Marcela “la Tigresa” Acuña es la pionera, la precursora del boxeo femenino en la Argentina.
Fuente: CADENA3.COM