El cuarto puesto en los Juegos Sudamericanos fue un rendimiento por debajo de lo esperado y obliga a replanteos de cara a Lima 2019 y Tokio 2020. «Hay que corregir de todo un poco», dijo el jefe de misión en Cochabamba 2018.
Germán Chiaravilgio, con la bandera, en la ceremonia de inauguración de Cochabamba 2018. Foto: @PrensaCOA
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Los Juegos Sudamericanos se cerraron hace veinte días en Cochabamba. Pasaron la vorágine y la adrenalina. Y es tiempo del análisis cuantitativo y cualitativo del rendimiento argentino porque la cita de Bolivia fue el primer escalón de la pirámide del ciclo olímpico que seguirá en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y concluirá en Tokio 2020.
Entonces es tiempo de mencionar que quedaron algunas sensaciones positivas y también una mirada que denota preocupación por lo que viene, porque la cosecha de medallas y las actuaciones de los atletas no fueron las esperadas y ya se admite que se encendió una alarma de cara a la cita continental del año próximo y a la de los cinco anillos en Japón.
Argentina llevó a Bolivia una delegación de 535 deportistas, la segunda más numerosa detrás de los 622 del anfitrión. Por eso y porque Brasil, la gran potencia de la región, compitió con un equipo mucho menor (315), la misión celeste y blanca estaba ilusionada con recuperar el primer lugar del medallero, que había ganado por última vez en Buenos Aires 2006.
Ese objetivo no se cumplió y Argentina quedó cuarta con 42 oros, 60 platas y 63 bronces, detrás de Colombia (94-74-71, con 461 atletas), Brasil (90-58-56) y Venezuela (43-59-55, con 398 deportistas).
Claro que además de quedar afuera del podio, la delegación nacional cerró la edición de los Odesur con menor cantidad de medallas doradas en la historia, ya que se bajó el número de Santiago 2014, que con 46 oros, 57 platas y 56 bronces era hasta este año la más exigua de la historia.
«No fue la actuación que esperábamos. Por un oro quedamos en el cuarto lugar detrás de Venezuela y tendríamos que haber terminado como mínimo terceros y hasta haber peleado el segundo puesto. Hay medallas que no conseguimos y que no deberíamos haber perdido. Pero nunca es fácil subirse a un podio«, analizó Diego Gusmán, jefe de la misión argentina, en dialogo con Clarín. Y aclaró: “Esto nos enciende una alarmita pensando en Lima 2019. Hay muchos deportes que en los Panamericanos son clasificatorios a los Juegos Olímpicos y hay que corregir de todo un poco«.
El rugby argentino no cumplió las expectativas en Cochabamba 2018. Foto: @PrensaCOA
Desde los fríos números, el cuarto puesto en el medallero tiene una explicación simple. En el Comité Olímpico Argentino se sentían confiados en que los deportes de equipo aportaran oros al medallero. Pero sólo el hockey sobre césped -en sus dos ramas-, el vóleibol masculino y el waterpolo cumplieron las expectativas.
Y aunque disciplinas como el remo (6 oros y 8 platas), el tiro (5-2-1), el atletismo (4-1-7) y la esgrima (3-4-4), por nombrar algunas, hicieron muy buenos Juegos, Argentina extrañó los habituales aportes del yachting (1-1-2), el karate (1-0-4) y el boxeo (0-2-1), entre otros deportes que no pudieron repetir en Cochabamba los éxitos de pasadas ediciones de los Odesur.
Las Leonas fueron oro en Cochabamba 2018. Foto: @PrensaCOA
Ni hablar de la natación, que por no contar con el apoyo económico oficial para hacer una preparación en altura, esa que algunos deportes igual llevaron a cabo a cargo de sus propias federaciones, no llevó a sus mejores exponentes y se despidió sin ninguna medalla en las pruebas de pileta.
La falta de adaptación que tuvieron muchos atletas para competir en los 2.558 metros de Cochabamba pudo haber jugado un papel importante en el rendimiento y en el resultado final. En varios deportes se vio a argentinos que terminaron al límite físico. Aunque Gusmán afirmó: «Salvo Bolivia, estábamos todos los países en las mismas condiciones. La altura afectó el rendimiento de algunos atletas, pero no fue determinante. El remo hizo una adaptación de semanas y sin embargo Chile nos sacó ventajas, cuando siempre habíamos estado arriba. El canotaje hizo la misma adaptación y le fue bárbaro. Pero el remo chileno viene haciendo las cosas serias y acá nos estamos peleando todavía por el Camino de los Remeros. Eso nos da otra idea de que hay cosas que tenemos que cambiar, porque sino…».¿Qué estima el dirigente argentino que hay que corregir? «Muchas cosas a nivel dirigencial: hay que renovar planteles, ser un poco más profesionales en el trabajo de las federaciones y en las elecciones de los jefes de equipo, que tienen que estar a la altura de las circunstancias. Y obviamente los deportistas también tienen que poner lo suyo. No puede ser siempre ‘necesito, necesito, necesito…’ A veces cuando tienen que dejar todo, no lo hacen. Pero es el común denominador del país», reflexionó la cara máxima de la delegación en Bolivia.
En Cochabamba, la superioridad numérica de la delegación nacional no se pudo traducir en más medallas y Argentina se quedó por tercera edición consecutiva a un paso del podio. Ese cuarto lugar en el medallero general fue un llamado a la autocrítica pensando sobre todo en Lima 2019, porque y Tokio 2020 es otra historia frente múltiples potencias.
Aunque algunas buenas actuaciones de jóvenes atletas invitan a ilusionarse, hay mucho que trabajar para el futuro cercano. Y para que dentro de cuatro años, en Asunción 2022, la bandera celeste y blanca vuelva a flamear en lo más alto a nivel sudamericano.
José Meolans, en plena acción en los Odesur 2006, ganados por Argentina en Buenos Aires. Foto: EFE
Hubo un tiempo que fue hermoso
No sólo el cuarto puesto en el medallero genera preocupación con miras al futuro. Es que Cochabamba 2018 fue además la edición de los Juegos Sudamericanos con la menor cosecha de medallas doradas para Argentina. Con 42 oros, 60 platas y 63 bronces, se bajó el mínimo histórico conseguido en Santiago 2014, con 46 oros, 57 platas y 56 bronces.
Hubo una época en la que Argentina era el gran dominador de los Juegos Sudamericanos. Lideró el medallero en las primeras seis ediciones, en la séptima de 2002 terminó tercero detrás de Venezuela y de Brasil, que hizo valer la localía y se quedó con el primer lugar, pero volvió a lo más alto cuatro años más tarde, en Buenos Aires 2006.
Y en Medellín 2010 y en Santiago 2014 finalizó cuarta, puesto que repitió hace unas semanas en Cochabamba, pero con un menor número de medallas.
Lejos parecen haber quedado los años en los que Argentina superaba la centena de festejos dorados en los Odesur, como ocurrió en las dos ediciones que se disputaron en el país, las mejores numéricamente hablando.
En Rosario 1982 hubo 114 oros, 92 platas y 66 bronces, mientras que en Buenos Aires 2006 se sumaron 107, 96 y 89.
Ni siquiera sumando los títulos de las dos últimas ediciones se llega a igualar aquellas abundantes cosechas. El presente parece ser otro. Al menos, cuando de Juegos Sudamericanos se habla.
Fuente: Clarín
28 junio de 2018