Emiliano Ojea, presidente de FeDUA: “Todavía no está definido qué lugar ocupa el deporte universitario en Argentina”

Jun 5, 2017 | Opinión

 

 

El mandamás de la Federación del Deporte Universitario Argentino cuenta las dificultades de “fundar un sistema” para encajar en la planificación deportiva nacional. A menos de cinco años del nacimiento de la entidad, repasa logros y proyectos, revela detalles de las Universiadas y analiza la actualidad de las políticas deportivas en el país.

 

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“Un pibe que estudia tiene otro bocho al momento de jugar que un pibe que no”. La frase, recogida de diálogos con entrenadores, la pronuncia Emiliano Ojea, presidente de la Federación del Deporte Universitario Argentino (FeDUA), una entidad que nuclea a las instituciones universitarias y terciarias, públicas y privadas, con el objetivo de difundir y desarrollar el deporte universitario en el país.

 

Base de la estructura deportiva en los países desarrollados, en Argentina el deporte universitario fue fagocitado siempre por la formación tradicional de los clubes y el desarrollo en el alto rendimiento de la élite. Fundada en 2012, la FeDUA trabaja desde cero tanto para solidificar el deporte federado en las universidades como para impulsar el seguimiento de carreras terciarias en aquellos que practican deportes.

 

La FeDUA busca colarse en la planificación deportiva nacional con resultados: cinco deportistas compitieron en la primera Universiada con participación nacional, en 2011. Seis años después, irán más de 200 al equivalente de los Juegos Olímpicos en el mundo del deporte universitario.

 

“Estamos fundando un sistema, un modelo. No está definido qué lugar ocupa el deporte universitario en Argentina”, cuenta Ojea en charla con Cinco Anillos. El presidente habla de la preparación para los próximos Juegos en Taipéi, describe las fragilidades de la estructura deportiva nacional y, pese a definirse optimista, ilustra las mezquindades de la dirigencia local: “Nos falta grandeza para planificar en común. Acá cada uno cuida su quintita”.

 

-¿Cómo viene la preparación para la próxima Universiada, en agosto en Taipéi?

 

-Las universiadas son iguales a los Juegos Olímpicos. Yo ya fui a tres y en estructura y organización es igual. Dependiendo de los países, la exigencia es menor respecto a estadios. Pero igual terminás jugando en estadios con espectadores porque los países lo aprovechan. Por ejemplo en Kazan (2013) se va a jugar el mundial de fútbol, en Gwangju (2015) se usa la sede. Todos son lugares que quedan armados. En este las universidades tienen más sedes. Viene con todo.

 

-¿Los países se lo toman como unos Juegos Olímpicos de mayores o se asemeja más a la idea de fomento de los Juegos de la Juventud?

 

-Los países se lo toman más como unos Juegos de mayores y nosotros estamos tratando de tomárnoslo de esa manera. Tiene una doble vara: desde el lado de la filosofía, culturalmente es más parecido a los Juegos de la Juventud en el sentido de que tiene que ser más cultural y hay una diversidad de países que no tienen la exigencia de la clasificación previa. Ahora los países de primer nivel se lo toman como parte de su camino de alto rendimiento, entonces tienen premios en las medallas.

 

-Para esos países el deporte universitario es parte fundamental de la estructura.

 

-Estados Unidos no tiene clubes, tiene universidades. Acá estamos fundando un sistema, un modelo. Todavía no está definido qué lugar ocupa el deporte universitario en Argentina.

 

-¿Cómo va a estar conformada la delegación nacional y qué requisitos hay para competir?

 

-Son 250 personas, la más grande de Argentina en la historia. Tienen que ser alumnos regulares de una institución de educación superior, privada o pública, terciaria o universitaria. Y tienen que tener menos de 28 años. Son esos requisitos más en alguna disciplina particular el aval de la federación. Más los que tienen tiempo y marca tienen que estar dentro de un mínimo para poder competir.

 

-Es interesante porque esa selección permite que compitan deportistas olímpicos junto a chicos que estudian y practican deporte de forma amateur.

 

-Allá terminan agrupándose. Se notan las diferencias en los resultados, pero imaginate chicos de 19 años de atletismo o natación que por ahí vienen de ser campeones juveniles, pero tienen un bache hasta ser adultos sin resultados deportivos. Entonces ir a una Universiada, que es como vivir unos Juegos Olímpicos, es esa oportunidad de competencia que por ahí no tenían.

 

-¿Cuál es la expectativa en materia deportiva?

 

-La expectativa no es resultadista, sino que tiene que ver con vivir la experiencia de llevar la delegación más grande de la historia y en muchas disciplinas y la mayoría en conjunto. La expectativa es definir este lugar en el sistema que va a ocupar el deporte universitario en acuerdo con las federaciones argentinas, que tengan una instancia de selección universitaria. Hoy ya lo están destacando, pero que quede sistematizado eso.

 

Por estos días, se organizan decenas de selectivos en todo el país para llegar a los nombres que representarán a Argentina en Taipéi. “Tienen un fin más hacia adentro de las universidades. El sistema federativo ya sabe quiénes son los chicos que pueden llegar a ir, tienen sus seleccionados. Lo que tienen que descubrir ahora es si ese pibe estudia o no estudia”, explica Ojea.

 

Esta será la segunda Universiada del año, ya que en febrero se disputó la edición invernal en Almaty, Kazajistán. Dos argentinos concurrieron en lo que fue la primera participación nacional en este evento, y con buenos resultados: Iñaki Odriozola se llevó un diploma en snowboard. “Ahora hay mucha más demanda, la próxima vamos a ir con muchos más”, promete Ojea, que quedó extasiado con la organización: “Es algo totalmente distinto”.

 

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Ojea junto a Tomás Bacigalupo e Iñaki Odriozola, los primeros estudiantes deportistas argentinos en una Universiada de Invierno. Crédito: FeDUA.

 


 

EL ORIGEN

 

Un atleta por cada anillo olímpico es lo que llevó Argentina a la Universiada de Shenzhen, la 26ª en la historia y la primera con participación albiceleste. Dos años después, en Kazán, la delegación nacional ya contaba con 27 deportistas y sumaba sus primeras medallas de la mano de los judokas Alejandro Clara y Samantha Da Cunha en sambo, el deporte apadrinado por el presidente ruso, Vladimir Putin. En el medio, en noviembre de 2012, nacía la FeDUA.

 

-¿Cómo surge la idea de crear una federación para el deporte universitario?

 

-En Argentina hay dos sistemas universitarios: privado y público. Y cada una tiene instancias del deporte participativas. Y los terciarios no tienen una instancia. En 2011 me tocó viajar a China y conocí el mundo FISU (Federación Internacional del Deporte Universitario, por sus siglas en francés), de las Universiadas. Y ahí vimos que el sistema deportivo de todos los países estaba organizado por federaciones como acá. Y el universitario federativo también, depende de una federación autónoma que tiene personería jurídica, gestiona. Con las universidades, pero de una manera independiente, con manejo de recursos. Entonces cuando volvimos dijimos que teníamos que fundar una federación en Argentina que uniera el sistema público, privado y terciario de toda la educación superior. Meternos en el deporte y darles garantías a todos los estudiantes para que comenzaran a participar. Eso pasó en noviembre de 2012. Ahí empezamos a organizar instancias locales, nacionales, regionales (continentales) e internacionales. La recepción fue muy fuerte y crece rápido; la demanda cada vez es mayor. De los selectivos ahora participaron 2.500 pibes.

 

-¿Cómo se estructura institucionalmente la federación?

 

-Las federaciones son autónomas. La articulación natural es con la Secretaría de Deportes y la Secretaría de Políticas Universitarias, que es con quienes tenemos el vínculo más fuerte. Eso hasta que definamos qué lugar usamos. Es todo muy nuevo, hay desconocimiento y egoísmo de ir a lo tradicional. Por ejemplo el Enard muchas veces nos dice que no es alto rendimiento. Y acá se batieron récords, el 80 % de los medallistas en Londres 2012 pasaron por una universidad. Para todo el deporte del mundo es parte de la planificación. Entendemos que es una discusión nueva y hay que ganarla. Como universitarios tenemos que poner investigaciones a disposición que digan esto. Es nuestra mirada, no nos enojamos. Es un camino que tenemos que construir. No podemos estar criticando cuando crecemos a fondo.

 

-¿De qué manera se financian los proyectos?

 

-El financiamiento del equipo de trabajo se sostiene con las cuotas sociales de las universidades que van a la federación. Y en los viajes articulamos con el Estado. Por ejemplo para Taipéi la Secretaría de asuntos universitarios nos financia el viaje. Y además habilitamos a que los estudiantes deportistas, si quieren financiarse sus viajes, lo puedan hacer. No es lo ideal, pero hay un límite económico. No queremos que sea una barrera, pero si la universidad o la familia del chico quiere participar, que lo haga.

 

-Imagino que la idea es que se articule de forma sistematizada con el alto rendimiento, ¿no?

 

-La idea es que en algún momento, así como hay un presupuesto destinado al alto rendimiento, que haya uno destinado al deporte universitario. La Ley del Deporte dice que hay un 4 % que va al deporte universitario, pero cuesta ganar la discusión para que se ejecute de esa manera. No va a la federación, va al deporte universitario. Puede ir a las universidades y no pasar por nosotros.

 

-¿Qué tipos de competencias promueven?

 

-Se está creando una nueva línea de competencia que es por universidad. Por ejemplo el 3×3 de básquet es una Liga Universitaria. Ahora hacemos un Panamericano en La Matanza que otorga una plaza a la Liga Mundial de China. Y las universidades argentinas participan de esa competencia. Es un sistema distinto, ya no son selecciones, sino la universidad con su selección representando al país. Está bueno porque motiva mucho más adentro de las universidades.

 

-El año pasado organizaron los Juegos Universitarios Sudamericanos. ¿Cómo fue esa experiencia?

 

-Hicimos los Juegos Sudamericanos el año pasado, pero eso fue por selecciones, no por universidades. Fue una linda experiencia, tuvimos 180 atletas y ganamos el medallero. Fue muy a pulmón, con mucho compromiso de los estudiantes para venir a competir, porque no teníamos recursos ni para pagar los pasajes.

 

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Alejandro Clara y Samantha Da Cunha, los primeros medallistas argentinos en una Universiada, en Kazán 2013. Crédito: FeDUA.

 


 

POLÍTICAS DEPORTIVAS

 

Antes de dirigir los destinos del deporte universitario, Emiliano Ojea era un profesor de educación física interesado en el deporte social. “Iba mucho a las escuelas rurales y a los barrios demostrando que el deporte es una herramienta de inclusión muy fuerte”, recuerda. El trabajo social lo llevó a la política partidaria. Militante peronista, trabajó en la Secretaría de Deportes hasta 2009 y luego como director de Deporte Federado en la Provincia de Buenos Aires, donde conoció “otra faceta del deporte que no era la social”. El contacto con las federaciones y la vida de los deportistas lo metió de lleno en las universidades: “De ver pibes que perdían el contacto con la familia y terminaban en cualquiera me involucré desde otro lado y la misma política me llevó a la UBA como coordinador de deportes”. Desde allí, Ojea advierte sobre las deficiencias en la gestión deportiva. “Faltan cuadros políticos que discutan el deporte, de todos los partidos”, sintetiza.

 

-¿Se pueden generar políticas deportivas acá?

 

-Muchos dicen que política y deporte no van de la mano, entonces el deporte nunca está en la discusión y nos gana Cultura y el Turismo. Y no podemos demostrar que en realidad el deporte es una industria que mueve millones. Muchas industrias atraviesan el deporte y nadie les puede poner valor. Eso lo único que lo puede poner en valor es la discusión política.

 

-¿Por qué cuesta tanto esa discusión?

 

-Dentro de un proyecto que acompañé (con Cristina Fernández de Kirchner como presidenta), Cultura y Turismo terminaron siendo ministerios y Deporte una secretaría dentro de Desarrollo Social. Hoy está dentro de Educación y mañana si quieren lo van a poner dentro de Cultura. Vos tenés que tener una identidad propia con una estructura que te habilite para tener agilidad. Más allá de quién ocupe el cargo, el tipo que lo ocupe debería tener muchas más facilidades para gestionar. Educación está discutiendo paritarias con los docentes, se están matando por la construcción de escuelas. ¿Y vos le vas a pedir becas para los deportistas? O cuando estabas en Desarrollo Social, construías contra el hambre de la gente. ¿Qué va a hacer un ministro? Siempre perdés esa discusión. Y se acuerdan nomás para la foto o en los grandes eventos. Pero durante el año tenés miles de cosas para hacer que terminan haciendo a pulmón los profes o los dirigentes de los clubes.

 

-¿Cómo ves la gestión deportiva en el país hoy?

 

-Se repiten las políticas que se venían haciendo en el deporte, no hubo cambios de fondo. Se recortaron las políticas aplicadas al deporte social, no propio del deporte sino por las políticas tarifarias; los clubes están hechos pelotas. Los subsidios son un paliativo, pero no alcanzan. Y no es solo esta gestión, el gobierno que yo apoyé tampoco transformó la política deportiva. Es un tema de interés y ponernos de acuerdo. Nunca está la decisión mayor de apostar a la infraestructura deportiva en todo el país, hacer proyectos regionales que nos fortalezcan. Se hicieron 1.200 escuelas de iniciación deportiva, ¿y dónde están? Se hicieron, pero después no termina bien armada la planificación. Falta, pero es algo propio de la idiosincrasia del sistema deportivo y la dirigencia, de no tener grandeza para sentarnos y planificar en común. Cada uno cuida su quintita. Y así hace 30 años.

 

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Las medallas de los Juegos Universitarios Sudamericanos que se realizaron el año pasado en Argentina. “Fue muy a pulmón, no teníamos recursos ni para pagar los pasajes”, describe Ojea.

 


 

PRIMERO A ESTUDIAR

 

Una de las iniciativas más interesantes que promueve la FeDUA es el proyecto de doble carrera, que fomenta la inclusión de deportistas juveniles federados en una carrera universitaria. Para ello realizan convenios con las federaciones deportivas nacionales, como los que firmaron este año con la Confederación Argentina de Taekwondo (CAT) y la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB). “Es un potencial que podemos transmitir a todo el sistema federativo de alto rendimiento que hoy no estudia porque lo piensa como una traba”, explica Ojea.

 

-¿Cómo se dio el proyecto de doble carrera?

 

-Tenemos convenios con todas las federaciones argentinas y este año le agregamos el tema de que los chicos estudien. Taekwondo fue la que picó en cabeza y le puso la obligación a los chicos para que lo hagan. La idea es extenderlo a todas las federaciones y es un quilombo, porque hay mucha demanda. Es un proceso burocrático y además en esta época las carreras están cerradas. Pero vamos a tener un fin de año con 200 chicos que empezaron a estudiar en una institución superior por este convenio.

 

-¿Cómo funciona en lo práctico?

 

-En lo práctico al chico le mandamos las posibilidades de estudio y él elige qué carrera quiere hacer y en qué universidad. Le pasamos el dato de cómo se tiene que inscribir y le avisamos a la universidad. Hay instituciones que son muy colaborativas y lo ayudan, lo acompañan. A medida que vaya creciendo el programa, los rectores van a estar interesados en que ingresen en su universidad.

 

-¿Qué otros proyectos manejan?

 

-Estamos conformando ligas locales para que haya más competencia sistemática. Estamos viendo si podemos armar becas exclusivas para estudiantes deportistas, que los ayuden en ambas carreras. Es un valor agregado el estudio y lo dicen los entrenadores: un pibe que estudia tiene otro bocho al momento de jugar que un pibe que no. Y por el otro lado, salvo en el fútbol el deporte no te deja hecho a nivel económico. Entonces termina tu carrera deportiva, ¿y a qué te dedicás? Terminan en la lona todos. Esto te deja una disciplina y un trabajo para poder hacer.

 

 

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Emiliano Ojea y Federico Susbielles (presidente de la CABB) firman un convenio para la promoción del básquet universitario. Crédito: FeDUA.

 


 

EL FUTURO

 

Pese a las adversidades, Ojea es optimista. “Nosotros no esperamos que los demás hagan por nosotros. La mitad de las universidades no querían arrancar con el proyecto en 2012. Y si nos hubiésemos quedado no habría pasado todo esto”, resalta el presidente.

 

Comparado con otros países de la región, en la FeDUA se consideran en una “escala intermedia”. Lejos del modelo estadounidense en el que las universidades son la base del sistema y no los clubes, el espejo es Brasil, que “tiene clubes fuertes y una federación muy buena”. Para los próximos años, Ojea confía en ser una sede fuerte de grandes eventos que le permita al sistema sustentarse sin la dependencia total del Estado. “Vamos a hacer los Juegos de Playa, queremos hacer los de Invierno, los Electrónicos… Y con eso poder sentarnos a discutir con las marcas, porque tampoco queremos vivir del Estado”, describe.

 

-¿Cuál es la meta de la FeDUA para el futuro?

 

-Quiero que Argentina sea sede de instancias internaciones, una Universiada, mundiales; grandes eventos. Y también tener un predio propio, un centro de alto rendimiento del deporte universitario. Hay universidades que tienen muy buena infraestructura, pero sería lo ideal. Tener un sistema que no dependa de lo público y que todos esos rubros que hoy son costo de bolsillo lo termine cubriendo un privado. Tenemos todos los valores que busca una marca para vender. Lo más sano está acá.

 

Fuente: CINCO ANILLOS – NICOLÁS QUERCIA(Periodista en construcción)

 

@QuerciaNicolas

 

1º de junio 2017

http://www.cincoanillos.com.ar/emiliano-ojea-presidente-de-fedua-todavia-no-esta-definido-que-lugar-ocupa-el-deporte-universitario-en-argentina/

 

 

 

 

 

 

 

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