Diego y el Peronismo

Dic 28, 2020 | Opinión, Últimas Noticias

Por Damián Descalzo *

Introducción

Diego Armando Maradona logró ser el argentino más famoso del mundo. Mal que les pese a sus detractores, llegó a ser más conocido que el país mismo. Es lugar común -pero no por eso menos cierto- que, en todo el planeta y especialmente en las naciones más recónditas y alejadas de la Argentina, la primera asociación que se hacía –y se hace- con nuestra Patria, era el apellido “Maradona”.

Pero entre las innumerables facetas que podrían abordarse acerca de su compleja y diversa figura, la finalidad del presente artículo es realizar un breve repaso de la adhesión que mantuvo hacia el Movimiento Peronista y resaltar algunos aspectos de su personalidad que lo ubican como símbolo del ethos argentino.

Una típica familia argentina

La historia familiar de Diego Maradona es similar a la de la inmensa mayoría de los nacidos en estas tierras. En este punto, como en tantos otros, también Maradona es un paradigma de la Nación Argentina. Se mezclan en su biografía la inmigración europea, el criollaje, el pueblo de las provincias, las migraciones internas, la fe católica y la adhesión al Peronismo.

Según Dujovne Ortiz (1993, Maradona soy yo, Emecé, p. 27), de la región napolitana, vino a la Argentina, la abuela materna de Maradona, llamada Salvadora Cariolicci. Historias de inmigrantes (Diego llamaba “mamma”- con claro acento italiano- a Doña Tota) y de migraciones internas encontramos en la vida de Maradona. Sus padres eran nacidos en la localidad correntina de Esquina. Hacia los años ’50, Don Diego Maradona –Chitoro– y Dalma Salvadora Franco, la célebre Doña Tota, dejaron Corrientes y se instalaron en Buenos Aires. La historia de las mayorías argentinas se repite en el árbol genealógico maradoneano. Su abuela viajó de Europa a nuestras orillas sudamericanas y sus padres fueron parte de la oleada de provincianos que vinieron a Buenos Aires a cumplir sus sueños. Una historia como la de millones pero que se transformó en única.

Compañero peronista

Diego Armando Maradona nació el 30 de octubre de 1960 y desde el nacimiento, su vida se vincula al Peronismo. Dona Tota dio a luz a su quinto hijo –el primer varón- en el Hospital Evita de Lanús Oeste. El policlínico había sido inaugurado hacia finales de 1952 -fue bautizado con el nombre de la Jefa Espiritual de la Nación, fallecida apenas unos meses antes- y formó parte del monumental plan de Salud Pública del ministro peronista, Dr. Ramón Carrillo.    

Su abuela materna, Salvadora Cariolicci fue, además, su madrina. Ella sostuvo entre sus brazos a Diego, en enero de 1961, cuando recibió el agua bautismal por parte de un sacerdote franciscano en el templo de Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya. De las manos de su abuela europea, Maradona pasó a integrar la familia universal del Catolicismo Romano, en otro signo de profundidad metafísica e histórica. Diego era un típico argentino. Compartió fe católica con la inmensa mayoría del pueblo argentino y siempre expresó ser parte de los humildes de la Patria. Nunca renegó de sus orígenes. Al contrario, inflaba con orgullo el pecho al reivindicar de dónde venía. Su indubitable pertenencia al pueblo trabajador era ya un indicio de sus simpatías políticas. Con la llegada a la adultez, las declaraciones políticas de Maradona empezaron a hacerse más habituales. En abril de 1993, la periodista Alicia Dujovne Ortiz (1993:214) entrevistó a Maradona en Sevilla y señaló que Diego le había afirmado que siempre había sido peronista. Fernández y Nagy (1994, De las manos de Dios a sus botines, Cangrejal, p.192) aseveran que Maradona se hizo hacer un fotomontaje en el cual el anacronismo lo hacía aparecer con campera de cuero y barba en una foto junto al general Perón vestido de uniforme. Asimismo, afirman que la lealtad al Peronismo provenía de la ayuda que había recibido su familia de la Fundación Eva Perón. En agosto de 1993, la revista Noticias publicó un extenso reportaje que también fue reproducido en el diario Crónica. Allí, Maradona señaló que el gobierno de Alfonsín le había dejado tristeza y que la principal crítica que le hacía al gobierno menemista era la falta de justicia social. Además, expresó un anhelo que era toda una definición política: “Me hubiera gustado conocer a Perón.”

Durante las dos primeras décadas del presente siglo fueron reiteradas y contundentes las muestras de apoyo de Diego hacia el peronismo kirchnerista. Se multiplicaron las oportunidades en las que Maradona explícita su pertenencia al Movimiento Peronista. Conocida fue su posición a favor de los gobiernos de Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner e incluso el de Alberto Fernández, en estos últimos meses.

Valentía y dignidad

También nos interesa anotar unos breves comentarios acerca de la personalidad de Maradona. Lejos de actitudes complacientes, Diego era pura rebeldía ante la injusticia. La genuflexión y la cobardía no existían en su vocabulario. Siempre se paraba de igual a igual. Nunca bajaba la cabeza. Es más, si se sentía insultado respondía con vehemencia y firmeza. Diego siempre actuaba con valentía. Especialmente ante los poderosos, como hacen los grandes espíritus.

En miles de situaciones, Diego actuó con coraje y desafiando a quienes querían imponer condiciones. Escojo apenas algunas, a modo de ejemplo. En 1983, Maradona se encontraba jugando en Barcelona. José Luis Núñez, el exitoso presidente del club catalán, se quejó de la vida privada de Diego y en particular, de su “mentalidad argentina”. Incluso llegó a quitarle el pasaporte al jugador argentino para que no pudiera concurrir a la despedida del futbolista alemán, Paul Breitner. “Yo no programo la vida de nadie y no quiero que nadie me la programe a mí”, contestó un joven Maradona, de apenas 23 años, demostrando su decidida personalidad. Además, encaró a la máxima autoridad del Barcelona F.C., y le exigió la devolución de su documento, con la amenaza de romperle todas las vitrinas del club, si así no lo hacía. Núñez le devolvió el pasaporte (Fernández y Nagy, 1994:161-162). Un año después, cuando fue criticado ásperamente por ciertos medios de comunicación por haber arribado a Buenos Aires –proveniente desde Nápoles- con un sacón de piel de zorro blanco, Diego les respondió con dureza:

Hasta se fijaron en que llegué al país con un tapado de zorro. ¿A quién le importa? Pero acá, ciertos señores, muchos de ellos empresarios periodísticos, dueños de editoriales, se han tomado la molestia de hacerle creer a la gente que eso es importante. Los mismos personajes y los mismos periodistas que les mintieron a los argentinos durante el proceso militar son los que ahora venden con Maradona. ¿Qué casualidad, no? (diario Clarín, 20 de julio de 1984).

Recordemos una más y de la misma época. Nuevamente podrá observarse un Diego juvenil, pero con una fuerte personalidad y un carácter firme. En 1985, durante los partidos clasificatorios para la Copa del Mundo de México 1986, se generó un conflicto entre la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) y Federación Italiana de Fútbol (FIGC, Federazione Italiana Giuoco Calcio), pues ésta última exigía que los jugadores convocados para el representativo argentino (Maradona y Passarella), regresen a Italia cada fin de semana para cumplir sus compromisos. Esto provocaba una engorrosa situación, ya que debían jugar a mitad de semana en Sudamérica, viajar a Italia el fin de semana y regresar a la otra semana para volver a jugar las eliminatorias. La FIGC nunca aceptó que los jugadores queden eximidos de los compromisos con sus clubes (Napoli y Fiorentina, respectivamente). Por su parte, Maradona no dudó en determinar cuál era su prioridad, manifestó que ni el propio Sandro Pertini, presidente de Italia durante el período 1978-1985, podría hacerlo quedar en Italia (Fernández y Nagy, 1994:173-175) y vino a jugar todos los partidos de la Selección Argentina.  

Una Argentina Grande

Maradona representó un símbolo de la movilidad social ascendente promovida por el Peronismo, toda vez que se consagró surgiendo de la periferia de la periferia. Asimismo, Diego es representación genuina de las aspiraciones de la Argentina Potencia. Con él, el fútbol argentino se acostumbró a estar entre los mejores del mundo y se lo respetaba y admiraba universalmente. En los años del esplendor de su carrera, la Selección Nacional logró llegar dos veces seguidas a la Final de la Copa del Mundo. Argentina no pasaba desapercibida entre las naciones del orbe, como aspiraba la Argentina de Perón, que anhelaba ocupar un rol decisivo dentro de la comunidad internacional. Además, Diego cuando protestaba enérgicamente contra las injusticias del sistema mundial del futbol, manifestaba una actitud altiva y con sed de justicia que lo emparentaba a la tradición diplomática peronista.

“La Argentina es digna”, dijo Maradona el 4 de noviembre de 2005, cuando le tocó hablar ante una multitud reunida en el Estadio Mundialista de Mar del Plata, rodeado por Hugo Chávez y Evo Morales. Fue en ocasión de la Cumbre en la que se pensaba imponer el ALCA, pero la dignidad sudamericana le puso freno al plan imperialista. La Argentina demostró ser una tierra honrada que no se dejaba humillar. Nuestro país se hizo respetar. Actuando así, se retomó la senda del peronismo histórico y se actuó, podríamos decir también, con estilo maradoneano.

El pibe que nació caudillo”, lo definió Víctor Hugo Morales, en el relato de uno de sus goles en el Mundial ’82, contra Hungría. Diego ha sido un héroe mítico, con sus grandezas y sus problemas. Diego será recordado eternamente. Diego seguirá siendo bandera del buen fútbol y de mucho más. Diego seguirá siendo símbolo de lucha por la justicia. Del mismo modo, Diego será eternamente sinónimo de la argentinidad.

Abogado (UBA). Profesor de Derecho Colectivo de Trabajo (USI). Autor de “Haciendo justicia juntos. Origen, historia y vigencia del Modelo Sindical Argentino”.

Bibliografía:

Diario Clarín, de Buenos Aires, edición del día 20 de julio de 1984.

Diario Crónica, de Buenos Aires, edición del día 15 de agosto de 1993.

DUJOVNE ORTIZ, Alicia (1993). Maradona soy yo. Buenos Aires: Emecé.

FERNÁNDEZ, Rodrigo y NAGY, Denise (1994). De las manos de Dios a sus botines. Buenos Aires: Cangrejal. 

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