Congreso Internacional de R.S. — El Deporte y la Responsabilidad Social

Nov 17, 2014 | Opinión

 

libro resp social

 

Los días 12, 13 y 14 de noviembre se llevó a cabo el 2º Congreso Internacional de Responsabilidad Social (R.S.) organizado por la Fundación Observatorio de R.S., FONRES, con la coorganización de la Universidad Tecnológica Nacional y el Instituto Seguros de Control de la Gestión Pública en la sede de la Sociedad Rural, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Allí se entrego a los participantes un libro de 842 páginas sobre la Memoria del 1º Congreso Internacional realizado durante el año 2013, y donde en las ponencias sobre “El Deporte como herramienta de inclusión”, el trabajo de base fue realizado por Víctor F. Lupo, escritor y dirigente del Movimiento Social del Deporte (MSD). Mundo Amateur publica en esta primera entrega dicho trabajo. Las exposiciones del Director General del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), Daniel H. Jacubovich, del ex futbolista Claudio Marangoni, del campeón olímpico de ciclismo y senador de la provincia de Buenos Aires, Juan Curuchet y del ex tenista David Nalbandian, la iremos publicando en los próximos días.

El Deporte y la Responsabilidad Social

Por Víctor F. Lupo

La situación mundial

En un mundo de cambio compulsivo, plagado de “parias” y marginados, llega un Papa latinoamericano desde “el fin del mundo” con un mensaje distinto y esperanzador. Innovador, revolucionario. “En este humanismo economicista que se nos impuso en el mundo, se ha abierto paso una cultura de la exclusión, una cultura del descarte. No hay lugar para el anciano ni para el hijo no deseado; no hay tiempo para detenerse con aquel pobre en la calle. A veces parece que, para algunos, las relaciones humanas están reguladas por dos dogmas: eficiencia y pragmatismo”, predica Francisco y los números le dan la razón.

Unos 870 millones de personas pasan hambre cada día en el mundo. Pero, anualmente se arrojan a la basura 1.300 millones de toneladas de alimentos. Lo denuncia la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El gasto militar presupuestado de Estados Unidos 2013 sumó 633 mil millones de dólares, mientras que Angola, por ejemplo, destina al área de salud pública apenas 189 de los billetes estadounidenses per cápita cada calendario. La Organización Mundial de la Salud muestra más contrastes: una mujer en Alemania tiene una expectativa promedio de vida de 83 años, en Chad la cifra apenas llega a 43 años. Ni hablar de los jornales. El salario del  CEO mejor pago, el de una multinacional farmacéutica, llega a 360 mil de los billetes estadounidenses cada día. Promiscuo si se lo compara con lo que una reconocida multinacional del Deporte le paga a un niño de 12 años que cose pelotas en el sudeste asiático, sin jornada de descanso. Un cuarto de dólares por balón terminado y sólo logra completar tres, a lo sumo cuatro por jornada. Casi 25 mil niños mueren al año en los cinco continentes, a raíz de accidentes de trabajo, revela la Organización Mundial del Trabajo.

Los contrapuntos y contradicciones están a la orden del día en los “tiempos líquidos” actuales, como los define impiadoso Zygmunt Bauman.  Una expresión que define a una modernidad de estructuras sociales que no perduran el tiempo necesario para consolidarse. Un nuevo escenario, que al decir de Bauman, conlleva  la fragmentación de las vidas. Los individuos, de este tiempo, están forzados a cambiar de tácticas, a abandonar compromisos e, incluso, a cuestionar lealtades, apunta el sociólogo polaco. En un tiempo de “residuos humanos”, Bauman habla de las poblaciones “superfluas” de emigrantes y refugiados. Todos, una consecuencia inevitable de la modernización o globalización.

La situación de los niños y los jóvenes en América Latina dan cuenta que el 58% de los niños menores de cinco años son pobres y el 57% de los que están entre 6 y 12 años también. Según la Organización Panamericana de la Salud 190.000 niños latinoamericanos mueren por enfermedades asociadas a la pobreza (diarrea, problemas respiratorios).

 “Vivimos en un mundo con avances históricos en el conocimiento científico-tecnológico que multiplican la capacidad de producir bienes y servicios. Sin embargo 3000 millones de personas están en pobreza, 1200 millones en pobreza extrema, 1025 millones con hambre severa, 3000 millones no tienen una instalación sanitaria, 900 millones no tienen agua potable, 1400 millones carecen de electricidad. A ello se suma el deterioro agudo del medio ambiente. 10.000 niños mueren por día por desnutrición y falta de agua potable”, expresa el famoso catedrático argentino Dr. Bernardo Kliksberg, para seguir agregando “América Latina está llamando la atención por razones muy diferentes a las de décadas anteriores de neoliberalismo. En plena crisis económica internacional con un epicentro actualmente en Europa, América latina tiene resultados en dirección opuesta. Mientras en Europa amplios sectores están dejando de ser clase media para transformarse en nuevos pobres, en América latina es a la inversa. Según informes recientes del Banco Mundial (2012), la clase media latinoamericana pasó de 103 millones de personas en 2003 a 152 millones en 2009, un aumento del 50 por ciento. Es ahora el 30 por ciento de la población de la región. Los mayores ascensos los obtuvieron la Argentina, Uruguay y Brasil. El Banco Mundial indica que en la Argentina subió en ese período de 9,3 a 18,6 millones de personas. Señala que ese aumento representa un 25 por ciento de la población total del país. En Brasil fue de un 22 por ciento, y en Uruguay un 20 por ciento”.

Esta afirmación esta muy relacionada a lo que sostuvo, el pasado 22 de abril de este año, el uruguayo secretario de la Comisión Pontificia para América Latina, Guzmán Carriquiri Lecor, al referirse a la elección del nuevo pontífice de la Iglesia. “No es tampoco pura coincidencia que la elección de un Papa latinoamericano tenga lugar en tiempos que América Latina se presenta como una región emergente en la escena mundial, sostenida por diez años de significativo crecimiento económico, de reducción progresiva de la pobreza, de mayor integración económica y política, de diversificación de sus relaciones políticas y comerciales, de más protagonismo en los diversos ámbitos, instituciones y alianzas internacionales”,

Ante esta situación mundial aparece en pleno desarrollo un concepto en el que las propias organizaciones sociales y las corporaciones económicas asumen como propia, la necesidad de la sustentabilidad social como condición necesaria para su propia subsistencia: es el concepto de Responsabilidad Social (RS).

La Responsabilidad Social sostiene entre sus principios la idea de que el Estado no puede atender por sí solo todos los desafíos que plantea el desarrollo de una sociedad; por lo que se requiere de la colaboración mancomunada de las empresas y las organizaciones sociales. El concepto plantea un cambio de cultura, que redefine las relaciones entre el sector privado, estado y la sociedad civil (organizaciones libres del pueblo, ONG), sugiriendo que los empresarios se involucren personalmente en la actividad de las organizaciones del sector social, así como que las empresas contribuyan con las organizaciones del sector social mediante asistencia técnica, financiera y de asesoramiento. La clave del nuevo paradigma es lograr redefinir las relaciones entre los tres sectores. La RS se entiende como el compromiso que tienen todos los ciudadanos, las instituciones -públicas o privadas- y las organizaciones sociales, en general, para contribuir al aumento del bienestar de la sociedad local o global.

Mientras la “preocupación social” sobre el tema social legitima un discurso económico que choca con el sentido de equidad, la justicia social –distribución de la riqueza– y su expresión más acabada, la ciudadanía política, el Estado es urgido a brindar soluciones como actor único de un terreno cuya gestión aparece como multidimensional.

Y aparece la discusión sobre la responsabilidad social de las empresas (RSE) que ocupa un lugar central actualmente, en los medios masivos de comunicación y en los medios sociales.

La RS puede convertirse en una de las herramientas posibles para generar políticas públicas sustentables, puede también utilizarse como patrón de gestión de una nueva articulación entre el Estado, el Mercado y las ONGs.

La Responsabilidad Social debe verse como una herramienta de un sistema, no como una panacea solucionadora per-se de cuestiones estructurales o problemáticas de larga data. No cambiara mágicamente los posicionamientos de los tres sectores sino que acercará posiciones en un mundo cambiante y globalizado en el que las fronteras de las tres esferas están en constante movilidad.

“El reconocimiento de los derechos humanos trasciende las fronteras y su vinculación con las acciones de responsabilidad social es una forma de pensar laudable”, destaca el indio Amartya Sen, quien obtuvo el Premio Nobel en 1998, por sus contribuciones a la teoría de la economía de bienestar y considerado el padre del concepto de la Responsabilidad Social.

La Dra. Alessandra Minnicelli, presidente de la Fundación de Observatorio de la Responsabilidad Social (FONRES), una de las instituciones organizadoras del 1º Congreso Internacional de Responsabilidad Social, que se realizó recientemente en la Argentina,  abogó por la construcción de una “conciencia integral de la RSE”, añadiendo
“Deben coordinarse acciones para construir una conciencia integral, pensar en conjunto y dialogar entre todos para mitigar y corregir el impacto negativo que generan nuestras acciones en la sociedad, es necesario alinear la visión de las empresas con la visión de país”.

Las políticas públicas son en las sociedades democráticas las que deben garantizar a todos, los derechos a una vida digna y son a su vez parte central de la democracia. Pero las empresas tienen un rol clave en cooperar para que ello se dé. Las profesiones de empresario, gerente, ejecutivo, son fundamentales para la economía y la sociedad.

Breve resumen de la historia de nuestro deporte y sus instituciones.

En el siglo XIX, nuestro país tuvo una importante influencia británica, debido a la inmigración europea que en gran cantidad, llegó a estas tierras desde 1870 a 1930. Esta colectividad introdujo numerosos deportes tal como se los conoce hoy en día, fundó colegios y clubes privados en los que se desarrollaban distintas actividades deportivas.

Entre los acontecimientos recordados, se encuentra el 8 de diciembre de 1864, cuando se jugó el primer partido de cricket de carácter internacional entre un equipo local y otro compuesto por oficiales del barco inglés “Bombay” y el 20 de junio de 1867, cuando en el Buenos Aires Cricket Club se jugó oficialmente, el primer partido de fútbol en la Argentina, organizado por el Buenos Aires Foot-Ball Club (fundado el 9 de mayo de ese año).

El suceso institucional de mayor importancia seguramente es la fundación, en 1884, del Buenos Aires English High School, por el docente escocés Alejandro Watson Hutton lugar donde se originó el legendario Club Alumni (típico club inglés).

Watson Hutton, un pionero del deporte nacional, fue el creador de la primera Liga de Fútbol denominada “Argentine Football Association” (21 de febrero de 1893) antecedente remoto y origen de la actual Asociación del Fútbol Argentino (AFA), institución que dirige al deporte más popular del país.

Tras su rápida difusión, la escuela inglesa de los deportes se fue “acriollando”, cuando ganó terreno en los hábitos de la cultura obrera argentina y, ya sobre los inicios del siglo XX, fue abandonando su condición de actividad exclusiva en los colegios de señoritos, para empezar a conformarse la incipiente Comunidad Deportiva Nacional: (con instituciones deportivas estudiantiles, circuitos de competición de distintas disciplinas y especialmente los clubes) organizadas por dirigentes locales que comienzan a tener protagonismo.

El desarrollo del deporte estuvo ligado indisolublemente al tendido de nuestra red ferroviaria que, a partir del primer ferrocarril (entre Plaza Lavalle y Floresta) en 1857 llegó en 1915 a tener 33.710 kilómetros de vías. También la religión a través principalmente de la Orden de Los Salesianos que a cada colegio que fundaba, a lo largo y ancho del país, le agregaba grandes campos de deportes.

El Estado no sólo aportó fondos o materiales sino que también hizo su aporte legislativo para su difusión y crecimiento con tres leyes fundamentales:

La primera cuando el 26 de junio de 1884 se sanciona la Ley Nº 1420 (de educación universal, gratuita y obligatoria, impulsada por Domingo F. Sarmiento) que incluyó a la “gimnástica” entre las materias comprendidas en “El mínimum de instrucción obligatoria…”.

La segunda cuando la Cámara de Diputados el 31 agosto de 1905 aprueba el proyecto que contemplaba un día de descanso obligatorio en la semana para los trabajadores, conquista que ya tenían algunos gremios y que se convirtió en Ley Nº 9104 (autoría de Joaquín V. González y presentado por el diputado socialista Alfredo Palacios en 1904).

Y la tercera cuando en el año 1929, durante el gobierno popular de Don Hipólito Yrigoyen, por la Ley Nº 11.544, se impone la jornada laboral en ocho horas de trabajo por día.

Estas leyes catalizaron el anhelo de nuestro pueblo que encontró en la actividad deportiva un lazo de unión con la comunidad.

Existe hoy vigente una cuarta ley, que pretendió consolidar el entramado social  formado por todas las instituciones que tenían al deporte como su principal actividad, la Ley del deporte 20655  sancionada en 1974  por el General Perón  que recién se reglamentó en 1989 y que salvo un corto período de tiempo no se aplicó nunca más.

Vemos entonces que el Estado conciente del avance social que produjo el deporte, a principios del siglo XX, concurrió en su apoyo.

También por este tiempo fueron naciendo las Asociaciones y Federaciones que regirían cada actividad deportiva y la práctica se expandió en todo el territorio nacional. Pero la molécula principal del desarrollo del deporte fueron los clubes, cuyas principales características fueron y son las siguientes:

Los clubes

 

Los clubes se crean básicamente como una necesidad social. En la época de las corrientes fundacionales no había televisión ni otros medios tecnológicos de comunicación. La gente necesitaba reunirse y una de las principales excusas fue el deporte.

La práctica del deporte obedecía también a una demanda social puesto que en los comienzos esta práctica estaba limitada a las altas clases sociales. Hay todavía en la entrada de algún club el cartel Members only (miembros solamente), que además de marcar el origen extranjero del club ponía una barrera, marcaba una diferencia.

La conformación del club daba a sus integrantes la posibilidad de estar en un escalón mas alto en la sociedad, de sentir que estaban haciendo algo en un país que pedía a gritos una organización social. Los clubes son de los primeros eslabones en esa cadena organizativa de una sociedad donde el primero es la familia. Los clubes son importantes por lo deportivo e impulsores de la estructuración de una sociedad. Han contribuido notablemente en el armado de esa red de crecimiento de la Nación, hoy un tanto dispersa. Tan es así que la crisis de la Nación se puede explicar también como la crisis de los clubes, en una sociedad disgregada donde vale sobre todo; el sálvese quien pueda.

El club daba también un sentido de pertenencia a su gente, valiosísimo para formar después el sentido de pertenencia barrial, provincial o nacional, explicitado literalmente en el nombre de los clubes, “Defensores de Belgrano”, “Defensores de Santos Lugares”, etc.

Las principales corrientes formadoras de la educación eran la enseñanza oficial y la religiosa, los clubes deportivos crean una tercera corriente formadora “no formal” con gran éxito porque a pesar de creer que era un esparcimiento, se inculcan valores que son altamente respetados.

En las entrevistas de trabajo, frecuentemente se pregunta si se practica algún deporte, y es valorado este hecho porque supone condición para el trabajo en equipo, conocimiento del valor del entrenamiento y del esfuerzo para lograr objetivos.

El deporte es una escuela de vida, durante su práctica se desarrolla un simulacro de lo que será la vida real, el esfuerzo es continuo, las derrotas no son definitivas y existen las revanchas, pensado esto como otra oportunidad, no como venganza, y la lealtad porque se sabe que el que juega sucio, puede que le salga bien una vez pero en la segunda le irá muy mal.

Los maestros, los profesores no cobraban haberes, eran idóneos, había una conciencia que era una obra común donde participaban todos, un voluntariado. Con la aparición de los cargos rentados empieza a cambiar esto y se pierde un poco del contenido de fondo de la formación.

El tema de la comunicación es uno de los temas más importantes, el club es el primer escalón, pero cuando empiezan las competencias esta cadena de comunicación se va ampliando y se extiende a otros lugares donde otros clubes, que tienen los mismos valores, se suman y se amplía esa red social. La competencia se vive entonces, como una fiesta del encuentro, como la fiesta después del esfuerzo. Hoy deformado este concepto, se vive como una guerra, y los cultores de estas ideas no advierten que para que exista el deporte, deben existir los adversarios.

En resumen los valores que llevaron adelante los clubes fueron:

Constitución de un polo social y cultural

Otorgar un grado de pertenencia

Ser una institución formadora

Disfrutar de la práctica del deporte

No se le puede negar a estas instituciones la responsabilidad social que han asumido y cumplido a lo largo de los últimos cien años.

ÉPOCA DORADA DEL DEPORTE

La aparición del peronismo en la vida política y social de la Argentina produce en el deporte un cambio revolucionario. Hasta entonces este no había sido tomada seriamente como política de Estado. Perón pensaba y expresaba que el ser humano debía tener un equilibrio en sus tres aspectos fundamentales: “el hombre vale cuanto representa cualitativa y cuantitativamente su alma, su inteligencia y su cuerpo”. El pueblo, para él, en su “vida integral” es un individuo amplificado. Por ende, una sociedad realizada está constituida por sujetos realizados. Una de las primeras observaciones de Perón al asumir su cargo fue la escasa formación en el aspecto físico. Sabía que si quería tener un pueblo íntegro debía prestar atención al equilibrio en la formación del conjunto de los argentinos. La concepción  peronista el deporte conforma uno de los pilares de una sociedad equilibrada (hombres íntegros – Nación Íntegra). Esa armonía se logra formando sujetos con buena preparación intelectual, físicamente vigorosos y espiritualmente fuertes. Cualquiera de estas condiciones que no estuviera presente evidenciaría una falencia insalvable. “El hombre, cédula admirable de la comunidad organizada, es en última síntesis, el transmisor natural de sus virtudes, de su sabiduría y de su salud, al pueblo y la nación. Por eso, el camino de la virtud, del saber y de la fortaleza de los pueblos y de las naciones comienza –como también termina- en el hombre”. Un sujeto educado en estos tres aspectos contribuye al mejoramiento de la sociedad y la grandeza de la Patria. En este sentido, la fuerte implicancia de promover la actividad física en la sociedad argentina resultaba vital.

Desde otro ángulo se puede afirmar que a través del deporte se evidenció el papel otorgado a los reales protagonistas de la Nueva Argentina. Al hacer que este ámbito sea alcanzable a todos los sectores se le daba participación a la gente conformando una estructura más sólida en una sociedad ahora organizada. Miles de personas en todo el territorio nacional tuvieron la posibilidad de acceder a la práctica deportiva. Para que ello fuera posible se organizó una programación  con incidencia directa del Estado, ya sea creando formaciones apuntadas a tal efecto o apoyando a las organizaciones libres del pueblo.

Una de las principales metas era intentar que todos pudieran practicar la actividad física. Desde lo organizativo, se planificó un sistema dividido en tres áreas bien delimitadas. La juventud escolarizada, la no escolarizada y los adultos. A cada una de éstas le correspondía una cobertura trazada desde el Estado y llevada adelante por medio de distintas organizaciones.

En primer término, desde el Ministerio de Educación se propició la actividad deportiva para todos los chicos que se encontraban atravesando la etapa escolar. “Este es un gran sector de la niñez y la juventud argentina, donde están los tesoros en formación más grande, en el orden del deporte. Es útil donde los muchachos están cultivando su inteligencia para ponerla también al servicio de la actividad física y del deporte mismo.  Por eso el Ministerio de Educación tiene una función fundamental”. Este segmento representaba la quinta parte de la población argentina, sobre un total estimado de unos quince millones de habitantes en todo el territorio nacional. El general Perón observaba que el sistema educativo daba a la práctica corporal un papel secundario,  por lo tanto su intención fue impulsar a esta actividad a un lugar de importancia. De esta manera apuntaba a equilibrar los tres aspectos referidos anteriormente: mente, alma y cuerpo. Para esto aumentó el presupuesto de educación (incorporaba al deporte) del 5,6 % en 1943, al 13, 5 % en los años 1953-1954.

Agasajando a los deportistas argentinos que habían logrado el primer puesto en los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos sobre los EE.UU. (hazaña solo repetida por Cuba en 1991), el Gral. Juan Perón junto a su esposa, Evita, en la Quinta de Olivos, expresó un pensamiento humanista profundo «Sin el Deporte los Pueblos no llegan jamás a tener un Alma perfeccionada». Esta convicción rigió todo su accionar en la Cultura Física durante sus tres mandatos constitucionales.

El 8 de octubre de 1949 el Consejo Nacional de Educación Física pasó de la órbita del Ministerio de Guerra al Ministerio de Educación; entre sus principales objetivos estaba dirigir y promover todo lo atinente a la educación física, oficial o privada, comprendiendo la gimnasia, los deportes, la recreación, los campamentos educativos y vacacionales, entre  otros. A su vez, se organizaron certámenes, como los campeonatos intercolegiales en los que participaban equipos conformados por los distintos establecimientos educativos. Pero, sin ninguna duda, la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) fue una de las organizaciones de mayor significación del peronismo. Fue el centro de las mayores críticas de los partidos de la oposición. Se trató de una organización en la que participaban miles de chicos de todo el país.

Una de las características del deporte en esta época radicaba en el hecho que también se convirtió en un fenómeno político (entendiéndolo como la acción para modificar el estado de las cosas). La implicancia de estar comprometido en una actividad de este tipo demandaba una actitud militante, persuadido en los objetivos y motivado por las realizaciones. Si bien se identificó a la UES con la práctica deportiva se debe tener en cuenta que no solamente se dedicaba a tales fines. Incorporaba otros planos culturales, evidenciando un significado más amplio de lo que habitualmente se suele representar. En las mismas instalaciones se dictaban cátedras de literatura, historia y política, ciencia y filosofía y música y arte. También actividades artísticas, como peñas musicales. Funcionaba orgánicamente a través de una comisión directiva, además de tener un cuerpo de delegados elegidos entre los mismos estudiantes. Por la estructura se puede evidenciar la organización de los distintos estamentos del pueblo. Más allá de su lógica intención en fomentar el deporte entre los jóvenes no se debe obviar esta arista ya que estaba en consonancia con el objetivo del justicialismo: formar las futuras generaciones para ser los protagonistas del mañana.

A partir de 1955, con el golpe de Estado que derrotó al peronismo, la actividad física (como las demás actividades de la sociedad) entró en una decadencia que aún no se pudo detener. Aquella frase hecha realidad de que  “Yo prefiero que 22 personas miren jugar a 100 mil y no que estos miren jugar a 22” comenzó a dejar de tenersentido y del 33% de la población practicando deportes y actividad física en 1955 cayó a los niveles de gran preocupación sanitaria actual. Cuando hace 60 años, el gran sanitarista argentino de reconocimiento mundial, Dr. Ramón Carrillo, con su accionar en distintos programas había logrado tener un “pueblo de deportistas”.

Pero debemos tener en cuenta que la Democracia en Argentina fue interrumpida en 1955, en 1966 y en 1976 que llevaron a una caída sin fin.Las transformaciones a partir del 24 marzo 1976 (dictadura Cívico-Militar) en nuestro país y acentuada en los noventa (que eclosiono en el año 2001) derivaron en el debilitamiento (del tejido social conformado durante muchas décadas) y la desaparición de instituciones del Estado y también promovieron la emergencia de nuevos protagonistas en el escenario de las políticas sociales. Un claro ejemplo, son las organizaciones sociales no gubernamentales, que llegaron para ocupar el espacio de mediación entre la política y la sociedad.

A partir del año del 2003 y por una década se logró cambiar el rumbo significativamente en varias actividades con políticas públicas correctas, como la recuperación de las instituciones del Estado, los derechos humanos, derechos sociales, la macroeconomía y la recuperación de fondos para la educación (6% del PBI). Pero no ocurrió así en la actividad física y el deporte pese a las distintas construcciones de infraestructura deportiva realizada (sin ninguna planificación) y la Ley del ENARD (un alto presupuesto para una ínfima minoría de deportistas federados). La recuperación de la actividad física se podría haber realizado fácilmente agregando al muy buen Programa de la Asignación Universal por Hijo (AUH), la actividad física y la cultural, llenando de niños y jóvenes todos los clubes del país. En esto sería fundamental también la responsabilidad social de los empresarios.

EL DEPORTE, LA ACTIVIDAD FÍSICA Y LA CULTURA UNA RESPONSABILIDAD TAMBIÉN EMPRESARIAL

 “Hay que ponerse la camiseta” una frase comúnmente escuchada en los ámbitos empresarios, una metáfora deportiva que indica la necesidad de comprometerse con los objetivos de la empresa.

En tiempos no muy lejanos no fue metáfora, fue realidad. Las empresas efectivamente se ponían la camiseta y fundaban clubes. Todavía quedan algunos rondando en la cabeza de los mas viejos Harrods Gath&Chaves, Fiat, Banco Mayo y Fargo entre los privados y las empresas estatales que hoy sobreviven a duras penas como Obras Sanitarias, Municipalidad, YPF, Banco Nación, Comunicaciones, etc.

La determinación de las empresas en fundar y mantener un Club albergaba tópicos importantes a tener en cuenta.

La Sociedad entre dueños y empleados de la empresa a través de la cuota social que se descontaba de su salario, lo que generaba:

                          Un mayor rendimiento comercial a través del incremento apreciable del capital social, la participación, el compromiso y el sentido de pertenencia asociado a la marca y emblema del club.

                          La práctica de funciones dirigenciales en la institución entrenaba en responsabilidades mayores a sus miembros.

                          Además el lugar de asentamiento del club se desarrollaba.

Las empresas también, históricamente, apoyaron la práctica deportiva, mediante  torneos interempresariales organizados y solventados por ellas. Todavía puede apreciarse en alguna vitrina los trofeos ganados que se exhiben con orgullo y que fueron resultados de una política de recursos humanos.

Pero algunas cosas han cambiado sustancialmente. Las empresas en vez de mantener la actividad deportiva se han volcado a apoyar el espectáculo deportivo. Debemos decir, que esta tendencia es ya generalizada, porque en general los gobiernos tienen también esa tendencia, pero son las empresas, las marcas, las que aportan las mayores sumas para, auspiciando, solventar los eventos deportivos. Así “los espectadores” crecieron astronómicamente frente a “los que realizan actividades deportivas”. Las gerencias de recursos humanos han perdido poder económico frente a las gerencias de comercialización.

Este planteo primario es el que tomamos para empezar a hablar de un aspecto que concierne a la responsabilidad social empresaria (RSE).

Las últimas cifras oficiales sobre el crecimiento del sedentarismo, en el mundo y en nuestro país, arrojan cifras alarmantes de preocupación en la salud de la población.

           La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, dada a conocer en el año 2010, presentada por el propio Ministro de Salud de la Nación, Dr. Juan Manzur determinó que la inactividad física subió de 46,2% a 54,9% entre 2005 y 2009. “En la Argentina hay una bomba sanitaria”, advirtió el ministro, al mostrar los resultados.

Internet, televisión, autos, falta de tiempo y ganas, suelen ser los causantes de la vida sedentaria de millones de argentinos. “En la Argentina hay una bomba sanitaria que es el sedentarismo, y culpable de muchas enfermedades que podrían prevenirse con el ejercicio físico”, aseguró también el ministro Manzur.
La encuesta también dio cuenta de que las mujeres parecen ser las más inactivas en un 58,5%, mientras que un 50,8% de los hombres aseguraron no realizar ejercicios de ningún tipo. Pero la problemática empeora con la edad ya que en mayores de 65 añosse detectó una inactividad del66,9%, aunque también abarca a los adultos jóvenes:entre los 18 y los 24 años con un45,8%.Más de la mitad de la población argentina está excedida de peso y el 18 por ciento ya es obeso, cuando en el 2005 era 14,6.

            Hace solo tres meses el titular de Enfermedades No Trasmisibles del Ministerio de Salud, Dr. Sebastián Laspiur, advirtió que “la obesidad y el sobrepeso siguen en aumento en el país, por encima del 53,4 por ciento que se registró, ya hace cuatro años, en la última encuesta de factores de riesgo. Y esta problemática va más allá de las posibilidades del sector salud”. 

¿En que medida la tendencia a privilegiar el espectáculo deportivo por sobre la práctica afecta este crecimiento del sedentarismo?. La respuesta lógica es, en gran medida.

Los medios de comunicación alentados por la necesidad de los fondos empresarios que patrocinan los eventos han creado una “cultura de espectador”. Basta solamente con ver en las páginas de los diarios, impresos o informáticos la proporción de los espacios que se le da al deporte y el que se le da al resto de los temas, podemos presumir con poco margen de error que los temas de espectáculos deportivos se llevan más del treinta por ciento del espacio disponible por el medio.

Esta ecuación es favorable para los patrocinantes ya que se aseguran en espacios directamente pagos o indirectamente exhibidos (marcas en camisetas, o implementos deportivos) la presencia de su marca en los medios pero desfavorable para los espectadores que emplean su tiempo en mirar televisión, leer los diarios o presenciar en vivo el espectáculo deportivo, en vez de utilizarlo en la práctica efectiva de algún deporte o de una actividad física.

El sedentarismo afecta también el rendimiento de las personas en el trabajo de las empresas aumentado ahora por la tecnología que exige cada vez menos desgaste físico y por lo tanto menor actividad corporal. Seguramente en cualquier registro de ausentismo podrán verse las nuevas enfermedades laborales.

Por otro lado la permanente comparación, visualizada por los empleados, entre los fondos destinados al patrocinio deportivo y los recursos destinados a los trabajadores (sueldos, vestimentas, herramental, comodidades) va creando una atmósfera negativa en el funcionamiento de la empresa. Ya la camiseta la llevan otros que no son los que operan las máquinas.

Esta visión apunta a la posibilidad de tener mayores conflictos y menor compromiso con la empresa, pero es real y se está produciendo. Sumado a esto la propia inactividad física provoca en los trabajadores principios de estrés que se traducen en irritabilidad hacia el trabajo y un enrarecimiento del clima laboral.

La tendencia al espectáculo fue perniciosa para los clubes chicos, los que generalmente se encuentran al alcance los trabajadores o en las proximidades de las fábricas o establecimientos industriales, ya que las exigencias de las competencias (infraestructura, elementos, dedicación total al deporte, costo de auxiliares deportivos) se han visto incrementadas en forma alarmante con lo cual los clubes han dejado de practicarlas por falta de apoyo. Ya que los sponsor no están dispuesto a poner dinero en actividades que no tengan un difusión masiva. Estamos viendo entonces inexorablemente la caída de estas instituciones.

Esta caída tiene sus responsables, en primer lugar las multinacionales del deporte; (las más destacadas de ellas el Comité Olímpico Internacional y la Federación Internacional de Fútbol) todas las Federaciones internacionales de deportes que encontraron en los grandes eventos, Olimpíadas, Campeonatos Mundiales, etc, la fuente de su poder económico y político. Los dirigentes deportivos locales se asociaron a estos organismos en detrimento de los clubes a los cuales no le llega ninguna de las formidables ganancias, si en cambio se encuentran extorsionados por las imposiciones reglamentarias que los obligan a mejorar sus instalaciones para adecuarlas al régimen de la alta competencia (gimnasios cubiertos, colosales estadios, etc) con lo cual estas pequeñas instituciones abandonan la práctica de la disciplina y se pierde el núcleo que los convertía en centro de encuentro y en agente formador.

Los gobiernos, en sus mayorías, también inmersos en esta política del espectáculo por las mismas razones que los empresarios, la publicidad, se han sumado a su apoyo porque los grandes eventos deportivos reciben una atención mediática de la que no quieren estar afuera. Cuando se les pregunta sobre las políticas para el desarrollo y la práctica masiva del deporte responden con la construcción de polideportivos, estructuras sin alma, que nunca han podido reemplazar a los clubes, pero que sí han logrado algo de atención en la prensa en su inauguración aunque al poco tiempo terminen abandonados.

A esto se refirió recientemente el Papa Francisco de la siguiente manera: «Cuando el deporte es considerado únicamente según los parámetros económicos y de conseguir la victoria a toda costa, se corre el riesgo de reducir a los atletas a una mera mercancía de la cual obtener ganancias«, para seguir diciendo: «Los mismos atletas entran en un mecanismo que los arrastra, pierden el verdadero sentido de su actividad, esa alegría de jugar que los atrajo de niños y que los empujó a hacer tantos sacrificios para convertirse en campeones». “El deporte es armonía, señaló, pero si prevalece la búsqueda desenfrenada del dinero y del éxito esa armonía se rompe. Por sus valores de amistad y lealtad, el deporte crea puentes que tienen la fuerza de unir a las personas, siempre que no se ceda a intereses de tipo mercantiles” agregó el Papa.

Otro de los males sociales traídos por la televisión y las computadoras es el aislamiento. Se han perdido los lugares de encuentro. La desaparición de la tertulia de los bares, obstaculizada por un televisor siempre a todo volumen, los costos de las consumiciones y la prisa impuesta por una ultra actividad que no conduce a nada han quedado solo como lugares de paso. Como dijimos, los clubes, otro lugar de encuentro por excelencia tienden a desaparecer, además porque los que sobreviven se están transformando en estaciones de servicio individual, están perdiendo su carácter colectivo. La expansión del culto por el cuerpo ha provocado una demanda de cintas de caminar, aparatología para modificar tal o cual parte de la anatomía y especialistas en inflar los músculos con medios naturales o artificiales. En este tipo de modelo no hay lugar para el encuentro ya que todos los objetivos son individuales, egocéntricos. Y son las empresas las que están dedicando sus capitales a comprar clubes al borde de la quiebra, para dedicarlos a este tipo de establecimiento.

Esperemos que podamos encontrarnos y asumir juntos el desafío que la responsabilidad social nos exige.

Fuentes del trabajo: Revista Ágora; Revista Mundo Deportivo; Revista FONRES; Centro de Estudios e Investigación del Deporte (CEID); Página Mundo Amateur; Lic Alfredo A. Aguirre; Libro “Historia Política del Deporte Argentino”; Libro “Optar por los Pobres”; Diarios Página 12 y Tiempo Argentino.

Fuente: Mundo Amateur

16 noviembre 2014.



1)“En todos esos ramales cada quince kilómetros promedio se erigió una estación. Y con cada estación se insinuó un pueblo. De mínima un almacén de ramos generales que seguro tenía cancha de bochas y en una de esas también una cancha de pelota”.Artículo “CAVILACION EN CLAVE DE TROCHA ANGOSTA BONAERENSE” del Lic. Alfredo Armando Aguirre.

2)Es interesante resaltar que el ocio se conquisto en el siglo XX. Este término se fue modificando a través de la historia-En  Grecia estaba ligado a la libertad, atento que los esclavos no podían disponer de este tiempo, Aristóteles lo unía a la contemplación. Y esta a la posibilidad de pensarse a sí mismos, a los otros, en definitiva a la Republica. Los romanos en cambio el ocio era solo el tiempo necesario para recuperar energías, fuerza y seguir trabajando. Bien diferente fue en la Antigüedad y la Edad Media, consagrado casi exclusivamente a las festividades religiosas. Pero a partir del siglo XVII el trabajo es concebido como virtud y el ocio como vicio. Ya entrado el siglo XX estaba instalado en el imaginario social la idea que el tiempo libre, el ocio, el deporte, y la recreación eran bien vistas en las clases sociales privilegiadas. Es por todo ello que el peronismo rompe con esta cultura también en el ámbito. De modo tal que no solo el deporte resultaría útil para la confección de un mapa sanitario, la transmisión de valores, la formación de dirigentes, sino también para instalar que la alegría es revolucionaria, pues los hombres tristes no promueven cambios significativos.

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