Educación. Por debajo de las recomendaciones internacionales.
Surge de un nuevo estudio de la UCA. Lo ideal es hacer más de 2 horas y media de actividad física por semana en primaria y casi el doble en secundaria. Pero muy pocos lo cumplen.
Foto: En acción. La educación física contribuye a la salud física y psicológica, porque ayuda a que los jóvenes se integren con sus pares.
El dato no aparece en PISA ni en la mayoría de las evaluaciones educativas, pero sí tiene impacto en otros índices como el de obesidad infantil. En las escuelas argentinas hay un déficit de Educación Física: el 39,3% de los estudiantes tiene apenas una –o ninguna– clase semanal de esta materia. La cantidad está muy por debajo de las recomendaciones internacionales, que coinciden en que las escuelas deberían garantizar 150 minutos por semana de educación física para alumnos de nivel primario, y 225 minutos para los de secundaria.
El diagnóstico surge del informe Oportunidades para el juego en movimiento, que acaba de publicar el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA. Según el Barómetro, el “déficit en los estímulos de educación física escolar” afecta a cuatro de cada diez (42,3%) chicos en la primaria y a tres de cada diez (34,4%) en secundaria.
“Los estudiantes más pobres y los que van a escuelas públicas tienen menos horas de educación física que el resto –afirma Ianina Tuñón, coordinadora del estudio–. La desigualdad en la oferta y calidad de las clases es parte de la fragmentación del sistema educativo”.
Además, la participación de niños y adolescentes en eventos deportivos intercolegiales o torneos escolares se redujo un 9,9% desde 2010: en ese terreno el déficit afecta al 75,8% de los alumnos. El panorama se agrava al considerar que el 60% de los chicos de entre 5 y 17 no hace ningún deporte extraescolar.
La escuela pierde así oportunidades para mejorar la salud de los chicos: la actividad física favorece que ellos desarrollen sus huesos y músculos, fortalezcan el corazón y los pulmones, aprendan a coordinar y controlar sus movimientos, y mantengan un peso saludable. También tiene efectos psicológicos positivos y ayuda a que los jóvenes se integren con sus pares.
“Hoy la currícula oficial fija 90 minutos semanales de Educación Física en primaria y 120 en secundaria, aunque hay grandes disparidades por provincias y por escuelas”, explica Fernando Laíño, investigador de la Fundación Instituto Superior de Ciencias de la Salud y coautor del estudio de la UCA. Los números no alcanzan las pautas sugeridas por organizaciones como la American Heart Association y la Asociación Europea de Educación Física.
También están por debajo del tiempo destinado a esta materia en otros países de la región: Chile, Perú y Ecuador aprobaron en los últimos años reformas curriculares para que los alumnos tengan como mínimo 4 o 5 horas semanales.
“La clase de Educación Física no solo debe considerarse como una intervención pedagógica, sino también como una intervención de salud”, plantea Laíño, y añade que la escuela debe “garantizar una mejor calidad de vida en la población, tanto en el presente como a futuro, a través de la formación de hábitos saludables para la vida adulta”.
Más allá de la cantidad, otra cuestión crucial tiene que ver con la calidad de las clases. ¿Quién no tuvo, en su recorrido escolar, algún profesor que se sentaba a tomar mate mientras sus alumnos pasaban la hora con una pelota de fútbol? Hay consenso entre los especialistas en que el 50% del tiempo de cada clase de Educación Física debe invertirse en actividades de intensidad moderada a vigorosa.
“El docente debe garantizar clases activas”, dice Laíño. La meta no siempre se cumple: un estudio del Instituto Superior de Ciencias de la Salud en escuelas privadas encontró que en primaria no se alcanza el estándar del 50%, es decir, las clases no generan suficientes oportunidades de movimiento.
Para resolver esta carencia, desde el Instituto proponen “desarrollar un compendium en el que se propongan actividades físicas típicas a dictarse en las clases, con sus correspondientes niveles de intensidad”. El Instituto está en busca de financiamiento para desarrollar esta herramienta, que serviría como “guía” para que los profesores puedan planificar clases de Educación Física que contribuyan realmente a mejorar la salud de los chicos.
También falta computación e inglés en las escuelas
Aunque el Consejo Federal de Educación estableció este año que la enseñanza de programación es “estratégica” para el sistema educativo, los datos del Observatorio de la Deuda de la UCA indican que computación e idiomas aún son cuentas pendientes en muchas escuelas. En primaria el déficit de computación afecta al 40,7% de los alumnos, y el de enseñanza de idioma extranjero, al 36,6%.
Fuente: Clarín – Alfredo Dillon
22 octubre de 2015
http://www.clarin.com/sociedad/educacion_fisica-deficit-escuela-alumnos_0_1453654692.html