Rosario

Ago 21, 2013 | Información General

Reivindicar el rol social de los clubes.

Siempre cuando suceden hechos lamentables, los clubes están ahí bien

presentes colaborando y siendo importantes para la sociedad.

En momentos de dolor la solidaridad transforma estados de ánimo. A muchos

los lleva a agruparse, a querer ayudar, a interesarse un poco más por el otro.

Los clubes argentinos, siempre maltratados últimamente, algunos carentes de

recursos para sostenerse como instituciones fundantes de nuestra historia,

aparecen determinantes para aumentar la organización en estos contextos.

Inmediatamente se prestan a la tarea solidaria. Lo vimos la pasada semana

en nuestra ciudad, desde Rosario Central, Newell´s hasta clubes de barrios,

todos juntos pendientes de dar ayuda. La identidad de los colores también

lleva a diferentes personas a donar su tiempo. Mediante la bandera, sus

socios, dirigentes y simpatizantes participan activamente en la sociedad. Lo

veíamos también hace algunos meses en la inundación en La Plata. Todo el

fútbol argentino se volcó a ayudar. Mediante el sello de los clubes, varias

personas pudieron participar en entrega de colchones, comida y ayuda. Los

clubes siguen siendo una gran fuerza institucional para pensar en una sociedad

mejor.

La conocida historia del surgimiento de los clubes en Argentina, exhibe que

desde el comienzo de nuestra historia moderna estuvieron activos. Legado de

las inmigraciones en nuestro país, fueron las primeras instituciones que

permitieron aunar esperanzas, amigos y objetivos en común.

En cada golpe duro, nos damos cuenta de su importancia. En cada barrio, en

cada pueblo siempre hay un club representando las energías de muchos. Justo

en tiempos donde el modelo y la palabra club volvió a tomar una dimensión

que parecía caduca. La década del 90 potenció una perspectiva neoliberal sobre

estas entidades. Algunas se transformaron en empresas, otras conservan su

nombre pero no el espíritu. Algunos tratan de sacar provecho de su poder en

un club. Lo tratan como si fuera su empresa, lo despojan del alma social, acallan

a sus socios, maltratan su identidad. ¿Qué hubiera pasado si todos los clubes

de Argentina hubieran seguido ese camino? ¿Qué pasaría si los “presidentes-dueño

de empresa” de nuestros clubes ganan la batalla y terminan desalojando al socio

de su entidad? Seguramente el club como entidad abandonaría su rol social. En

muchos países, los socios y simpatizantes ya no sienten lo mismo. Sus

instituciones fueron vendidas a jeques árabes o compradas por propietarias

de grandes firmas. Actuar como un colectivo representando a esas instituciones,

parece caminar por veredas opuestas.

“¿Por qué un club que no tiene un propósito de lucro, cuyos dirigentes hacen un

trabajo voluntario, solidario, asociativo, no puede ayudar al Estado?”, sostiene

Javier Cantero, presidente de Independiente que intenta aislarse del pensamiento

presente sobre los dirigentes en el fútbol.

Entre muchas lecciones que estamos aprendiendo por estos días, la del valor social

de nuestros clubes se suma a las buenas causas. Entender su relevancia en la

sociedad actual es un pilar comunitario que no debemos olvidar.

Fuente: Matías Manna – Rosario3 – AREDA

15 agosto de 2013

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