Paredón de La Hoya
El anuncio de la “demolición de un icónico paredón”, inmediatamente me trajo a mi memoria el por qué de la construcción del mencionado muro de contención, para aquellos que no lo sepan o lo hayan olvidado , “La Hoya” fue el inicio de una gran obra iniciada en el año 1974: el Estadio Único de Fútbol de Tucumán, cuyo proyecto fue realizado por el estudio de los arquitectos Carlos Prieto, Eduardo Cuenya y Juanita Nicolás, ganadores del concurso, con la colaboración del ingeniero Carlos Villafañe y un grupo reducido de estudiantes de la Facultad de Arquitectura. Se trataba de un concurso nacional de proyectos, llamado a colación del Mundial de Fútbol de 1978 a realizarse en Argentina; la convocatoria debe haber sido a principios de los 70. Tucumán no fue elegido subsede, motivos y causas que no recuerdo pero el gobierno de Don Fernando Juri decidió en 1974/75, llamar a licitación y construir la obra; se la adjudicó y se la inició; testigo silencioso del majestuoso proyecto fue el movimiento de tierra, su trabajo inicial. 24 de marzo de 1976, obra en marcha, una oscura nube negra cubrió el cielo, el suelo se hizo rojo sangre, asumía como gobernador de facto de la provincia Antonio Domingo Bussi. La obra se paralizó y nunca se la reinició. Hablando solamente de política de obra pública (sobre lo demás, se escribió y hoy se vuelve a escribir, no lo voy a mencionar; estamos terriblemente mal pero es incomparable con aquello). Hoy se demuele el muro y hacemos un parque; espero que alguna placa recuerde un poco la historia del emblemático lugar llamado La Hoya. ¿Saben cuántas “Hoyas” hay hoy en Tucumán, no dicho por mí sino por el destituido ministro de obras públicas? Más o menos 400, “neutralizadas” (suena menos dramático): Centro Cívico, autopista La Banda-Termas, viviendas (miles, solo del Procrear, 3.500); puesta en valor del Colegio Nacional de Tucumán; tramo Tafí del Valle/Ruta 40 (se “reinició con fondos propios”); cloacas en La Banda y Alderetes, etc. Párrafo aparte, la Terminal de Ómnibus (obra pública por concesión, donde la Provincia aportó con obras complementarias de mucho valor) con un juicio de la concesionaria que avanza en contra del Estado provincial sin que nadie se entere; treinta CDI, algunos terminados sin entregar, otros empezados y “neutralizados”. “¡No hay plata!”, se nos dice desde la Nación, a pesar de que nuestro gobernador se puso a las “órdenes” del Gobierno nacional; les prometieron $93.000 millones pero por la burocracia solo llegaron $1.000 millones. Se fue un abogado del Ministerio; ahora está un ingeniero. Espero de corazón que algunas Hoyas tape, pero la realidad es otra y alguien hace tiempo dijo “La única verdad es la realidad”, cosa que el régimen nacional imperante no cree, como tampoco cree en la piedra fundamental del Peronismo: la justicia social. Hacer obra pública también es una forma de cumplir con esa premisa cristiana y humanista; dura tarea la suya, ingeniero Nazur.
Ángel Salvador Logusso
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