TUCUMÁN: Falleció GABRIEL DÍAZ

Oct 14, 2013 | Región VII

Se fue «Tompy», un crack y gran emblema de Tucumán BB

A los 74 años falleció Gabriel Díaz, como consecuencia de un severo cuadro de diabetes que ya había deteriorado hace tiempo su salud.

Cap 35 Tompy Diaz

CON SU CAMISETA PREFERIDA. Gabriel «Tompy» Díaz usó la Nº 7 en su casaca.

El básquetbol tucumano llora la partida de uno de sus más grandes jugadores de todos los tiempos. Anoche, en un sanatorio de nuestra ciudad, falleció a los 74 años Gabriel «Tompy» Díaz, como consecuencia de una prolongada enfermedad. Un severo cuadro de diabetes que ya había deteriorado hace tiempo su salud, derivó en complicaciones renales que obligó su internación. 
Casado con Alcira del Valle Íñigo, era padre de «Gaby» (destacado jugador de Liga Nacional y que actualmente reside junto a su familia en Gualeguaychú) y de Teresa, y tenía cinco nietos. Era el menor de cinco hermanos. Norma, una de ellas, fue una reconocida jugadora de Redes Argentinas e integró el seleccionado argentino de mujeres que conquistó el Campeonato Sudamericano en 1948. 
Los inicios de su carrera están emparentados, precisamente, con los «eléctricos», para los cuales había estampado su firma, pero terminó jugando por Tucumán BB, club para el que debutó a los 15 años y en el que forjó una excepcional carrera ininterrumpida de 23 años, logrando los títulos de campeón anual en cuatro oportunidades: en 1955, 1961, 1963 y 1964. Un notable virtuosismo técnico y su facilidad para desempeñarse con la misma calidad en distintas posiciones lo llevaron a integrar también los seleccionados tucumanos en 10 torneos argentinos. Incursionó como entrenador en su club de toda la vida; después dirigió y (fue campeón) con Caja Popular, y condujo además a Villa Luján y al desparecido Ferrocarril Mitre. Se fue «Tompy», un crack con mayúsculas. Sus restos son velados en empresa Flores.

LA GACETA…


CAPITULO DEL LIBRO “100 ÍDOLOS TUCUMANOS”

GABRIEL “TOMPY” DIAZ / Un grande del básquet tucumano

Gabriel “Tompy” Díaz nació en San Miguel de Tucumán el 13 de febrero de 1939. Hijo de Victoriano Gabriel y Teresa Rufino, oriunda de Ceres, provincia de Santa Fe. Es el menor de cinco hermanos, tres varones y dos mujeres. Una de ellas, Norma Díaz, rosarina de nacimiento, integró la Selección Nacional femenina de básquetbol cuando -en la segunda edición de Buenos Aires 1948- Argentina logró el título de campeón en los Campeonatos Sudamericanos. Norma jugaba para el Club Redes Argentinas y la admiración del Tompy por su hermana lo volcó a esta actividad deportiva.

¿El porqué su apodo? El mismo Tompy lo cuenta: “En Ceres donde se crió mi mamá había un inglés, empleado del ferrocarril, cuyo hijo se llamaba ´Tompy´. Cuando yo nací, mis tías me querían poner el mismo nombre, pero en el Registro Civil tucumano no les dejaron por ser un término extranjero. Y entonces me quedó de apodo, sin la hache…”

Desde las inferiores, siempre vistió la camiseta blanca con una franja horizontal celeste, subrayada con dos tiritas, una arriba y la otra abajo, con el número 7 de Tucumán BB, club ubicado en la calle Suipacha 1160, a 3 cuadras de la Plazoleta Mitre, un lugar mítico  en la intersección de las Avenidas Sarmiento-Belgrano y Mitre-Republica del Líbano.

“Tompy” fue el protagonista principal de una época de oro del básquet local. Ganó con los “bebes” torneos consecutivos en cadetes, en juveniles y después en la división superior ganando el máximo torneo organizado por la Asociación Tucumana (Campeonato Anual) en los años 1955, 1961, 1963 y 1964. En la Primera División del club jugó entre 1954 y 1977.

“Los clásicos de la Plazoleta Mitre, como los llamaban, entre Asociación Mitre y nosotros llegaron a superar en expectativa a los de All Boys-Estudiantes”, asegura Gabriel Díaz.

Casado con Alcira del Valle Iñigo tuvo dos hijos, Teresa Gabriel, también jugador de básquetbol.

Tompy casa Dady

En la casa de “Dadi” Robles Avalos junto a Héctor Pertot y Víctor Lupo en el pasado mes de abril en una larga charla del básquet contando sus anécdotas.

El “Tompy” tuvo diez presencias en los famosos Campeonatos Argentinos defendiendo la  camiseta celeste de la Selección de Tucumán. Debut en Bahía Blanca 1957 (quinto puesto), Santa Fe 1958 (undécimo), Neuquén 1959 (noveno), Santa Rosa 1960 (octavo), Posadas 1962 (quinto), Mendoza 1963 (décimo), Salta 1964 (sexto), San Juan 1965 (noveno), Santiago del Estero 1968 (octavo) y Catamarca 1970 (quinto).

Realizó muchas giras por diversas partes del país. Si no era con su club, Tucumán BB, se transformó en el refuerzo obligado de cuanto equipo tucumano saliera de viaje.

Con él la realidad superó a la fantasía. Allá por 1955, en el básquetbol tucumano irrumpió una figura que quebró los moldes y despertó en el público que no era afín a este deporte -ese era el detalle- la curiosidad por saber quién era “ese Tompy del que se habla tanto”. No estuvo en la selección tucumana de 1955 campeona argentina, porque al técnico Lazarte le pareció muy joven. Pensar en una situación parecida entre Diego Armando Maradona y César Menotti es pura casualidad.

Verlo jugar al Tompy para su club, Tucumán B. B., como hincha rival me provocaba dos sensaciones. Una de admiración, por lo muy bueno que hacía dentro de una cancha de básquetbol, y la otra de impotencia, transmitida por nuestros jugadores que no lo podían defender. Tuve la suerte de jugar frente a él, cuando ya se encontraba en los últimos años de su carrera. La única manera de poder ganar era marcando a sus cuatro compañeros para que no le hicieran llegar la pelota. Fue un lujo que se dio el básquetbol tucumano. Un habilidoso total. Tenía un excelente tiro de media distancia. Podía ser ayuda base, pero cuando se ubicaba de ala pivote o de centro era imposible frenarlo si recibía la pelota, y no importaba que tuviera menos centímetros que sus marcadores. Además era un jugador ‘guapo’ en el lenguaje deportivo”.

Entre tantas anécdotas que se cuenta sobre su calidad deportiva, lo que más me quedó grabado de él y a esta altura no se identifica si es mito o realidad (por la cantidad de gente que dice que lo vió) fue un partido que su equipo jugaba de visitante contra Avellaneda Central. Era con clima caliente porque se definía el campeonato. Faltando tres segundos y con el resultado empatado, Gabriel fue a un rebote en ataque. Retención de pelota con el ‘Colorado’ Squassi, que era más bajo. Salto. El Tompy, en vez de buscar pasarla a un compañero, ante el asombro de sus rivales y el público en general la cacheteó directamente al aro y convirtió el doble ganador. Algo impensado en este deporte para aquellos tiempos.

“Cuando tenía 18 años un empresario me quiso llevar a jugar en Brasil, que en esos momentos era el campeón mundial. A mí se me ocurría que iba al fin del mundo. Y contesté no”, recuerda Díaz. Nada que ver con los jugadores de la actualidad, que se van del país con edad de juveniles.

El mismo Díaz (que nunca insinuaba un elogio a su persona) se sinceró como jugador ante el más reconocido periodista de básquetbol del país, integrante de la revista El Gráfico, Osvaldo Orcasitas (ORO), de la siguiente forma: “Era un jugador agresivo, peleaba mucho el rebote en ataque, incluso a gente que tenía más altura que yo. Podríamos decir que mi puesto fue ser un ‘todoterreno’, pero me gustaba empezar de alero. Era diestro, aunque manejaba las dos manos sin ningún problema, por eso la gran habilidad que se me reconocía”.

Tompy Díaz210210

  Recibiendo su último homenaje en la presentación del libro “100 Ídolos Tucumanos”, en sillas de ruedas (300 mayo 2013), por el Vicegobernador a cargo, Regino Amado, en la Legislatura provincial ante la presencia de la Comunidad Deportiva tucumana que lo ovacionó como nunca…

Díaz, que creció junto a valores locales como: Felipe Fernández (en su última época), el “Goyo” Moreno, “Quique” Zarlenga, “Pipi” Palacios y el “Tío” Suárez. De los que él vió jugar, “Chicho Molina”, el santiagueño Lledó y los bahienses Fruet y Cabrera fueron los que más lo impresionaron como jugadores en el país. Y Jordan en la NBA. “claro que en este caso por la TV”, explica.

Ya retirado como jugador, la dirección técnica lo llamó a conducir algunos equipos. En su ciudad, en su club Tucumán BB varias veces, en Caja Popular antes de jugar la Liga Nacional, donde se dio el gusto de ganar el Torneo Anual (el primero que obtuvo ese club) justo en una final contra su archirival, Asociación Mitre. También dirigió al club Villa Luján y el ya desaparecido Ferrocarril Mitre. En la provincia de Santa Fe, dirigió un año y medio a Firmat F. C.

También condujo a la Selección Tucumana que participó en el Campeonato Argentino de La Rioja en 1974. Se clasificó para la rueda final y ocupó el sexto lugar. Era el tiempo del “Gordo” Héctor Pertot, de “La Checha” Pedro César Figueroa, del “Indio” Julio Vera, de Ricardo Busnelli con los juveniles César Bejar y Mario Cordero e insinuaba un prometedor “Negro” Carlos Romano.

El ex crack ya totalmente alejado del deporte por sus problemas de salud, hace muy poco tiempo, se lamentaba que en nuestra provincia el básquet haya perdido tanta preferencia entre los jóvenes; que se hayan alejado las mujeres de los estadios y que los barrabravas alteren el ambiente de este deporte también. Reconoce la importancia de la Liga Nacional. “Se van jugadores del país pero se pueden formar selecciones para pelearle al más pintado -analizó-. Argentina está entre los primeros en el mundo actualmente gracias a esto”.

“El básquet se renueva para agilizarse -agregó-. Los reglamentos se modifican. Antes era más vistoso. Pero desde hace mucho que la altura y el aspecto físico se privilegian en el juego y sólo se piensa en el goleo”.

“Tompy” Díaz siempre fue fiel a sí mismo y con un sutil sentido del humor explica. “No cuento nunca anécdotas mías, porque las que me acuerdo ahora son para desprestigiarme yo mismo”. Sobre su  hijo “Gaby”, confiesa que se pone muy nervioso cuando lo ve jugando. “El es mucho más tranquilo. Yo era muy protestón con los árbitros”.

Estefanía, esposa de su hijo Gabriel “Gaby” Díaz cuando va de visita a San Miguel de Tucumán, se sorprende por la enorme cantidad de saludos que recibe su marido para su papá a cada rato. “Saludos a tu padre”, “Dale un abrazo al Tompy”, “¡¿Cómo anda tu papá?!”

Es que Gabriel “Tompy” Díaz desde muy joven se metió en el corazón del básquetbol tucumano y la gente lo recuerda con gran afecto. A veces fue díscolo, rebelde, pero siempre carismático y querido. Hubo jugadores que no tuvieron una gran trascendencia nacional, por no integrar la Selección Argentina pero no por ello se puede olvidar su comunicación con el público desde una cancha de básquetbol. Tompy fue uno de ellos por su “feeling” para tutearse con el afecto, su indiscutida condición de maravilloso jugador lo convirtieron en gran ídolo del pueblo deportivo de Tucumán.

LA OPINIÓN DE UN HINCHA DEL TOMPY

El contador Horacio Muratore, ex presidente del básquet tucumano, ex presidente de la Confederación Argentina (CABB), de la Sudamericana y actual presidente de FIBA-AMÉRICA y miembro del “central board” de la FIBA, lo recuerda al Gabriel “Tompy” Díaz para este libro de la siguiente manera: “Fue mi ídolo, por él llegue adonde llegue como dirigente del básquetbol mundial”. “Yo soy dirigente de básquetbol por herencia de mi padre (presidente de Tucumán B.B.), también llamado Horacio, y por el amor por este deporte que me inculcó el ´Tompy´ Díaz con la belleza de su juego en el club de mis amores. Me maravilló desde chico y sentía devoción por verlo jugar. Es una persona que se hace querer, muy dada, muy amigo de sus amigos. A los cuatro años de edad yo paso a vivir en la calle Suipacha 1106, en la misma acera del club Tucumán B.B., cuyo domicilio está en el N° 1160/78. Nosotros vivíamos en la misma cuadra del Tompy, enfrente, en el 1121, y en el N° 1165 estaba la casa de mi abuela paterna. Así que los afectos se entrecruzaban, todo estaba al alcance de la mano. Gabriel Díaz es un ejemplo, un gran referente del básquetbol tucumano”.

MÁS OPINIONES SOBRE EL ÍDOLO

           Ismael Rahaman opina que entre los mejores jugadores que dirigió en Tucumán, esta primero el «Tompy» Díaz, «un talentoso de toda la cancha; sus picardías espontáneas hicieron hasta cambiar el reglamento de la CABB, un crack que rompió todos los moldes«.

El periodista Eduardo Herrera, de la sección Deportes del diario «La Gaceta», vio jugar al Tompy en las postrimerías de su carrera: «Aún mantenía varias de sus cualidades. Tenía muy buenos fundamentos, por lo que su manejo de pelota fue admirable. Con capacidad para anotar, tanto con lanzamientos exteriores o cercanos al cesto, además de su habilidad para filtrarse con penetraciones. También se distinguía por su temperamento, le sobraban agallas. Está, sin dudas, entre los mejores jugadores de nuestra provincia de todos los tiempos».

En tanto Luis Sueldo del mismo diario opina sobre él: Fue por largos años un conductor con un arsenal que llevaba fintas, fajas, cambios de mano ingresando ´en el aire´ al cristal, mágica rapidez en los pases pero, sobre todo, sapiencia. Más que espectacularidad, talento. Un jugador diferente, en síntesis”.

Tompy Pertot Assaf

«Tompy» marcando a Héctor Pertot. Tucumán BB vs Redes

 

Fuente: La Gaceta – Libro “100 Ídolos Tucumanos” de Víctor F. Lupo (Capitulo 35)

Viernes 11 octubre de 2013

http://www.lagaceta.com.ar/nota/563638/deportes/se-fue-tompy-crack-gran-emblema-tucuman-bb.html

Artículos relacionados

Artículos