Por Gustavo Veiga
Los últimos días fueron prolíficos en desventuras para la tropa del gobierno que trata de imponer las SAD en el fútbol. El presidente de Talleres quedó groggy, Macri insiste moviendo las piezas y La Libertad no puede avanzar.
El sol del 17 viene asomando sin nubes para Claudio Chiqui Tapia. El día de la Lealtad festejará una reelección garantizada en la AFA que viene con varias yapas. Irá por su tercer mandato consecutivo y la continuidad hasta 2029. Sobrevivirá a Javier Milei si el presidente llegara al fin de su gobierno en 2027. Pero no es solo eso. Su principal enemigo en el ambiente del fútbol, Andrés Fassi, viene acumulando derrotas y con la reputación en baja. El dirigente de Talleres fue acusado por Marcelo Ferreyra, representante del volante Rodrigo Villagra, de haber “estafado” al futbolista transferido a River por el club cordobés. Además, en la misma semana el Tribunal de Disciplina lo inhabilitó por dos años para ejercer el cargo de presidente. La dura sanción se debió al apriete contra el árbitro Andrés Merlos después del partido con Boca por octavos de final de la Copa Argentina.
Si existe una actividad donde el gobierno de extrema derecha de Milei no pudo avanzar demasiado, es el fútbol. Movido por la codicia, pero con Fassi su principal aliado en franco declive, se estancó la ofensiva a favor de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) para entregarles los clubes al mercado. Solo Mauricio Macri, el ventrílocuo del libertario en este tema, conserva cierta capacidad de daño. Su influencia quedó demostrada el miércoles pasado en un proyecto de la Legislatura porteña, el distrito donde gobierna su primo Jorge.
En una reunión conjunta de las comisiones de Planeamiento Urbano y Patrimonio Arquitectónico se avanzó en el tratamiento de una norma promovida por el Poder Ejecutivo del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Consiste en incorporar el Estadio Alberto J. Armando al Catálogo Definitivo de Inmuebles Protegidos bajo Protección Estructural. El proyecto es del 30 de julio de 2024. “Lo meten por la ventana como toda máquina de impedir cuando no se cumple la voluntad del ingeniero Mauricio Macri”, señaló el arquitecto y ex dirigente boquense Pablo Abbatángelo.
Esa disposición perjudica el proyecto de Boca que pretende no incluir a “La Bombonera en el Catálogo mencionado, teniendo en cuenta nuestra intención y anhelo de ampliar su capacidad”, como informó el club que preside Juan Román Riquelme un día antes de que la Legislatura dominada por el macrismo inmovilizara la situación del mítico estadio.
Su aforo quedó desactualizado hace demasiado tiempo. No alcanza a cubrir casi la sexta parte de la demanda que implican los 327.644 socios que tenía la institución a comienzos de este año. La Bombonera puede recibir a 57 mil personas.
Impedirle a Boca la remodelación de su cancha huele a maniobra política para desestabilizar a Riquelme cuando ese proyecto tomaba vuelo. La mano de Macri se percibe detrás de Edgardo Alifraco. Este ex dirigente boquense y candidato a vocal en la lista de Andrés Ibarra que perdió las últimas elecciones, es legislador por el MID (aliado del PRO) y preside la comisión de Planeamiento Urbano. Manejó el tema de cerca y los socios damnificados que no pueden ingresar a La Bombonera deberían pedirle explicaciones por su proceder.
Fassi pierde por goleada
Aliado de Macri y Milei en la cruzada por las SAD, el presidente de Talleres es un viejo admirador del ex jefe de Estado y contratista de ese mismo Estado del que vivió como empresario. Durante su mandato en la Casa Rosada, allá por agosto de 2018, Fassi lo aplaudió de pie como todo el auditorio en el 41º aniversario de la Fundación Mediterránea, de la que surgió Domingo Cavallo. El salón del hotel Sheraton cordobés estaba colmado y el dirigente – hoy demasiado averiado – era uno de los 913 asistentes al encuentro en Córdoba.
De aquella época festiva que terminó con la frustrada reelección de Macri a presidente, Fassi pasó a vivir un presente de zozobra. Marcelo Ferreyra, el representante de una de las figuras de Talleres hasta 2023, se despachó con una grave acusación contra él: “Rodrigo Villagra fue estafado por Andrés Fassi, dejó más de un millón de dólares para que él pueda ser jugador de River. Era su gran sueño. Rodrigo me autorizó a salir a contar la verdad, él quedó muy dañado después de esa pérdida de dinero. Fassi abusa en este sentido de todos los jugadores que transfiere. Él tampoco me pagó la comisión por la transferencia de Rodrigo”, declaró el agente en una entrevista con Radio Continental.
Ese no fue el único mazazo que recibió el presidente de Talleres en la semana previa a la reelección de Tapia. El Tribunal de Disciplina de la AFA lo suspendió por dos años para ejercer su cargo como máximo dirigente del club cordobés.
Fassi sufrió aquella sanción por el episodio con el árbitro Merlos, basada en el Reglamento de Transgresiones y Penas, que en su artículo 248 estipula: “Suspensión de siete días a cinco años, al dirigente o toda otra persona que desempeñe cualquier cargo o función en el club al cual pertenece, que agreda, intente agredir, injurie, agravie, ofenda, insulte, amenace o cometa cualquier otro acto inmoral o reprobable, dentro de las dependencias internas del estadio; dentro o fuera del estadio o del campo de juego; desde atrás del alambrado qué circunda el campo de juego o desde las plateas o tribunas, a árbitro, árbitro asistente, asistente deportivo, jugador o personal técnico”.
Acorralado, el presidente de Talleres había apelado a la Inspección General de Justicia (IGJ) con un pedido de suspensión para las elecciones que extenderán el mandato de Tapia. Pero la AFA presentó un escrito ante el organismo que dirige Daniel Vítolo y además un juez civil, Ricardo Pettis, rechazó la pretensión de Fassi. El dirigente no cumplió con los pasos estatutarios de recurrir a la Liga Cordobesa primero. El club es indirectamente afiliado a la AFA.
Scioli hace el ridículo
Los traspiés de Fassi son una señal de que la dupla Macri-Milei por ahora se topó con la muralla del fútbol en su propósito de entregar sus joyas – los clubes – a fondos buitre, sociedades offshore y capitalistas depredadores. Uno de esos grupos, el que presentó con pompa y cotillón Daniel Scioli, el secretario de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación, acaba de quebrar. Se trata de 777 Partners que ni siquiera pagaba los alquileres de sus oficinas en Miami.
Controla distintos porcentajes de clubes como Vasco da Gama de Brasil, el Everton inglés, Sevilla en España, Genoa en Italia y el Standard Lieja en Bélgica, entre otros. Ahora puso a la venta varios de sus porcentajes, un yate y un avión para pagar las cuentas y Scioli hizo el ridículo.
Pero como “hay más informaciones para este boletín”, diría el periodista Ariel Delgado -la célebre voz de Radio Colonia-, el gobierno no va a detenerse en su propósito. Si Tapia y los dirigentes que lo acompañan toman nota, no deberían ofrecer flancos débiles, como la decisión de suprimir los descensos o mantener los insólitos campeonatos XXL a contramano de lo que marca la historia y los torneos más atractivos. No hay “movilidad deportiva ascendente” bajo ese formato.
El gobierno seguirá empujando a los clubes hacia las SAD y apelará a cualquier descalabro que se produzca. El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, ya colocó a un hombre suyo en San Lorenzo. Su funcionario, el empresario Alejandro Tamer, uno de los cofundadores de Despegar. Y en Racing ya se oficializó que el candidato a vicepresidente 1° de Diego Milito en las elecciones será el ex ministro de Economía macrista, Hernán Lacunza. La derecha, ahora mimetizada en la ultraderecha, no descansa en el objetivo de despojarle su identidad a sociedades civiles centenarias sostenidas por generaciones de argentinos. Hay que llamar a las cosas por su nombre.