SANTA FE: La vuelta al potrero en el Club Maciel – Por Rodolfo Parody*

May 24, 2014 | Región V

 

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Es una mañana apacible de domingo como tantas, similares a la de otros pueblos del centro-sur de la provincia de Santa Fe. El mayor movimiento se da por la concentración de autos frente al club Maciel, de la localidad homónima ubicada a unos 60 kilómetros de Rosario. En su interior, en la cancha de básquet, juegan chicos de las categorías menores de la Asociación Rosarina. Y a metros de allí, en el bufé, el presidente de MacielDaniel Gaggiotini, quien asumió en el cargo en marzo pasado, comparte ideas y convicciones sobre el rol que juega el club en la vida del pueblo, y por qué no de cualquier lugar del país. “Tenemos que lograr que estos clubes se conviertan en potreros”, reflexiona. El dirigente de 60 años invita a reflexionar a partir de ese pensamiento y de otros.  

Jugar en el club es la esencia

“Siempre se habla de lo que fueron los potreros. Todos los pueblos tenían cinco o seis. Hoy no existen, y no van a volver. Entonces tenemos que hacer que estos clubes se conviertan en potreros. Qué era lo que se hacía en los potreros: jugar. Algunos jugaban a la pelota, otros a la escondida, a las figuritas o a construir montañitas de tierra. Tenemos que retornar a esa esencia”.

“He participado en charlas con expertos, como (FrancescoTonucci (pedagogo), que habla de la importancia del juego. Si no se piensa así, ¿qué sentido tienen las inferiores? Después, a medida que los chicos van creciendo, tenemos que ir organizando ese juego”.

“Todas las personas son competitivas. En el potrero hacíamos pan y queso. Si yo ganaba, al primero que elegía era al mejor que jugaba. La competencia existe. Pero estamos lejos de la intolerancia. Eso es lo que no debemos tener ni los padres ni los dirigentes. Es complicado en esta sociedad, pero es el desafío de los dirigentes”.

“Si te fijás en un partido de intermedia de básquet, vas a ver cuando un chico está presionado por el papá o técnico. Si tira, erra y sigue jugando como si nada, no tiene ninguna presión. Pero si en cambio miró al banco o al papá, ahí estamos muertos. En el fútbol lo mismo, erra un gol e

inmediatamente mira para ver qué dice el técnico. Eso es algo en lo que yo me fijo permanentemente. Hay que tratar de evitarlo. Porque cuando te diste cuenta, tenés pequeños adultos bonsai que perdieron la ventaja de jugar. Y esa persona, cuando es grande, va a enseñar como lo hicieron con él. Entonces, matás al sonso pero queda la sonsa preñada”.

“Si me preguntás si en el club todos se comportan como yo pienso, te digo que no. Ese es el desafío. Los padres tienen que pensar que lo más importantes son los hijos, y actuar en consecuencia. Lo padres valoren el club hasta cierta medida. Hay que estar permanentemente diciéndoles que vengan a ver a sus hijos. Comparto esa idea de que hay padres que piensan que el club es un depósito de chicos. A los 14 o 15 años, acá muchos son huérfanos. Por eso tratamos de que los padres se involucren en el club”.

Entre un psicólogo deportivo y un entrenador filósofo:

“Alguna vez tuvimos acá a Marcelo Márquez (psicólogo deportivo), que dijo que muchas veces fue a clubes donde la prioridad pasa por ganar. A nuestros chicos les tenemos que enseñar el esfuerzo y la superación propia”.

“Soy muy amigo de Miguel Macri (entrenador de fútbol). Me regaló un bambú japonés, una planta que vos sembrás la semilla y durante unos 7 años no ves nada. Pero durante todo ese tiempo, se va armando y ensanchando toda una estructura de raíz. A los 7 años nace una caña muy fuerte, que ningún viento es capaz de tumbar. Eso es lo que tenemos que hacer con los chicos, con su formación, una base muy firme y fuerte para que cuando sufran vientos muy fuertes allá arriba no los tumben”.

“Miguel es un filósofo del fútbol. Acá trabajó dos años. Con él conseguimos algunos campeonatos, pero fue lo menos importante. En el club nos dejó el campeonato de la vida”.   

Básquet y fútbol, entre otras disciplinas

“En el club hay básquet masculino y femenino. Participamos en la liga rosarina. También jugamos al fútbol. La cancha está a una cuadra de acá. Y pelota paleta, con una cancha cerrada que no vas a encontrar otra como esta en la provincia, patín artístico, taekwondo y la pileta en verano”.

“Este pueblo tiene entre 5 mil y 6 mil habitantes. Podríamos tener otras disciplinas, pero a veces no nos da la cantidad de chicos”.

“En fútbol participábamos en la liga Sanlorencina, pero pasaron cosas que nosotros no queremos para nuestros chico, con exhibiciones de armas blancas y de fuego, tiros. Entonces hicimos un esfuerzo enorme para cambiarnos a la liga Totorense”.

“Allá competimos con clubes de pueblo de similares características, de idiosincrasia parecida. No sé si es mejor o peor, pero nosotros no estamos acostumbrados a aquellos hechos violentos”.

Recuperar la mística

“El domingo pasado (18 de mayo) hubo un almuerzo por el 73º aniversario (el club se fundó el 2 de mayo de 1941). Ante más de 300 personas dije que el objetivo es recuperar la mística del club, que este sea un lugar de encuentro, y a partir de ahí proyectarlo. Es en vano querer hacer algo en el club si no tenemos gente. Todos tienen que vivir acá y convivir, colaborando en el lugar que más les guste”.

“Anoche se hizo una peña, cuyo puntapié lo dio la gente de fútbol, pero a la que vinieron todos, los de básquet, de paleta, de la comisión directiva. Y trabajaron todos.  Los papás colaboraron con una torta o haciendo choripanes. Otro trajo su equipo de sonido y nos cobró menos. Todo lo que se recaudó se divide entre las disciplinas. Sabemos que la sábana es corta. Si volcás todo el dinero a las disciplinas, la infraestructura se viene abajo. Entonces, te planteás a que darle prioridad. Podés tener un club muy lindo, pero si no hay gente o chicos, no tiene sentido. Y podés tener un montón de gente y no un lugar en condiciones. Entonces, entre esos dos absurdos, como dicen los franceses, hay que ir eligiendo”.

“Tenemos casi 400 socios activos. Nuestra cuota es muy baja. Son 30 pesos por mes. El club tiene que empezar a crecer, y pensarlo para dentro de 15 o 20 años. Para eso hay que proyectarlo. Pero si no tenemos gente, no podemos avanzar. Debemos contarle a la gente, a los socios, lo que se quiere hacer”.

“Hay un problema que es propio de un pueblo, no hay tanta gente. La prioridad son los chicos de acá, pero si se suman de otros lados, la idea es que el que venga tenga el sentido de pertenencia con el club, que lo definimos como el amor a la historia. Eso hace que tengamos un perfil, y que lo podamos mantener.

Subcomisiones deportivas integradas

“Cada club tiene subcomisiones que por lo general trabajan en forma independiente. Acá trabajamos para que lo hagan en forma integrada. En algún momento fue así y hoy lo estamos llevando a cabo otra vez. Es complicado porque no se tiene esa concepción. Al papá cuyo hijo quiere jugar al fútbol no le interesa otro deporte”.

“A veces existen los celos entre disciplinas, pero ahí debe estar la cintura del dirigente. Quizás sea el camino más difícil, más sinuoso, pero sabemos que es el mejor. Para trabajar en ese sentido, hay un grupo de la comisión directiva que está inserto en el básquet, otro en el fútbol. Todos tenemos una raíz en cada disciplina. Y lo que se recauda va para la tesorería. De ahí se

destina a árbitros, traslados. Hay toda una ingeniería. Cada subcomisión también tiene una caja chica. Pero globalmente las decisiones son de la comisión directiva, que es el gran responsable del destino del dinero.

Saltar el alambrado para entrar al club

Este club tiene casi media manzana. En una de las casas que limita con el club vivía yo. Tenía 5 años, saltaba el tejido y ya estaba adentro del club. Acá jugué al fútbol, a la pelota paleta. Y unos 30 años atrás comencé siendo dirigente y participando en subcomisiones, fundamentalmente en el fútbol”.

El dirigente se hace, no es un paracaidista

“Si en el básquet no se tiene un pivot o un base, lo salís a buscar. Pero si falta un dirigente, no hay transferencias de directivos. Un dirigente se hace dentro de un club, con su club”.

“A los jóvenes hay que dejarles algo. Esa es la vida del dirigente. Dirigir es llevar algo hacia un rumbo claro y tratar de que ese rumbo lo veamos todos y otros lo continúen. Uno tiene que aplicar el sexto sentido, que es el sentido común. Hay que mirar hacia adelante, pensar que lo mejor está por venir, hay que tener ciertas características para liderar. Ese liderazgo bien entendido es tratar de convencer al otro”.

“Acá no hay recetas, porque si fuera así, los que tienen plata tendrían todo comprado”.

“Tengo 60 años y en la vida tenés más derrotas que victorias. Todo lo que conseguís es rompiéndote el traste. Ser dirigente es un examen permanente. Seguramente muchas veces nos equivocamos. Pero cuando a la noche ponés la cabeza sobre la almohada y hacés un repaso pensando qué hiciste por el otro, te deja una cierta paz”.

“Anoche estuvimos hasta las 4 o 5 cinco de la mañana limpiando la cancha de básquet donde se hizo la peña porque hoy se jugaba allí. Yo digo que tenemos un sólo objetivo,  que es el

compromiso, palabra que viene del latín compromissum, que es la promesa de estar, de dedicar, de dar nuestra máxima capacidad. Si todos ponemos eso, la cosa puede cambiar”.

“De los éxitos difícilmente se aprenda. Se aprende de los fracasos. Hay que tener la osadía de crecer. Esa osadía es la que mantiene al dirigente vivo. Yo sueño con que este club sea el club del mundo”.

No le cierran la puerta a los pibes

“Tenemos una cuota deportiva, pero la paga el que puede. No nos parece justo que un chico no practique un deporte porque no pueda pagarla. Es una cuestión de sentido común. De lo contrario, perderíamos la esencia del club. No es que le estamos diciendo a los padres que no la paguen, si pueden, que lo hagan”.

No al gerenciamiento “salvador”

“Acá han venido personas importantes, que ofrecen dinero y traer jugadores de primera división para salir campeones todos los años. No tiene sentido. Sé lo que son los  gerenciamientos y no conozco ningún club gerenciado que le haya ido bien. El gerenciamiento es para que hagan plata los que vienen”.

“Tenemos chicos del club que están en Central, con un convenio que hicimos nosotros,  firmado por ambos clubes para el caso de que alguno llega a jugar bien algún día. Quizás un día tenemos por ese lado un aliciente económico. Pero el principal objetivo es formar permanentemente personas. “En básquet tenemos a Mariana Favre, que llegó a la selección nacional. Es un orgullo para nosotros. Si hubiese sido en el fútbol, eso hubiera significado otro ingreso económico para nosotros. Pero no nos preocupa”.

Los gobernantes, no sólo para la foto

“Claro que me gustaría que el apoyo del estado llegue a los clubes porque es de acá donde nacen los deportistas. Ahora hay una Olimpíada Santafesina en la que vamos a participar con algunas categorías de mujeres, pero también tengo algunas diferencias. Participamos, pero también siempre esperamos que nos den algo, como una pelota u otra cosa”.

“Lo mismo pasa con la comuna de acá, recibimos muy poca ayuda económica, 800 pesos por mes”. Algunas veces uno tiene ganas de decirles que se trata de nuestros jóvenes, algo importantísimo. Tenemos 200 chicos que están en el club y no en la calle”.

“Si se quiera ayudar al club, que sea algo concreto. De lo contrario, terminás haciendo un acto protocolar en la que aparece el político para trae una sola pelota. El club puede recibir todas las colaboraciones serias, pero no para beneficio personal de un político”.

La historia viva en el bufé

“Los viejos valen. Si un día viniera un loco y nos dijera que hay que matar a, no sabríamos más de nuestra historia. Esto es lo que hay que preservar en estos clubes, y en las instituciones en general”.

“A esta hora (domingo a la mañana) se encuentran acá a tomar café, a contar sus anécdotas. Siempre se suma algún joven, a escuchar y a aprender de la historia del club, que se transmite de boca a boca”.

* Periodista de Diario La Capital – Rosario

Fuente: Asociación Rosarina de Entidades Deportivas Amateurs (AREDA)

22 de Mayo de 2014

http://www.aredaclubes.org.ar/nota-maciel.htm

 

 

 

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