ROSARIO: El handball, masivo en la escuela y mínimo en los clubes rosarinos — Por Rodolfo Parody

Jul 10, 2014 | Deportes

 

vision piso hanball

Ciertos deportes como el handball subsisten casi exclusivamente por el empuje de los entrenadores.

El ejemplo de esta realidad es la tarea que realizan Soledad Giménez, en el club Río Negro, y Nadia Mazzieri, en Amistad y Unión. Habitualmente despierta intriga por qué el handball no se desarrolla si se piensa que hace décadas se juega en las escuelas. Escasez de entrenadores, poca motivación de los profesores de educación física que lo enseñan en los colegios, escasos clubes para su práctica y hasta una política educativa que no termina de aunar el deporte colegial con el federado son las razones que conspiran contra la evolución del deporte, según la mirada de ambas entrenadoras.

Para comprender el presente del handball, ante todo es imprescindible conocer la historia de sus protagonistas y cómo se trabaja en los clubes. Mazzieri cuenta que en Amistad y Unión es

entrenadora del equipo de primera de caballeros “desde hace unos seis años, junto al profesor

Agustín Pagura”. Llegó allí con un grupo de jugadores que ya estaba armado y que venía del

club Unión Argentina, de donde se fueron porque el entonces era presidente “no le daba lugar al handball”. A la vez, en el club Rosario Oeste juega en la primera división, como lo hizo durante 10 años desde que empezó a los 12.

Como su colega, Giménez también es jugadora, aunque ahora sólo lo hace en forma esporádica para “guiar un poco a las nenas”, debido a que Río Negro se quedó sin el equipo de damas mayores a raíz de que sus jugadoras dejaron la actividad. Esa es la única razón por la que no siguió el camino de las que fueron sus compañeras, con las que estuvo 12 años en la categoría más grande desde que se volcó el deporte hace “14 años”. En el club de la zona oeste se encuentra “desde 2005, y con las categorías menores de damas, que son las que cuentan con la mayoría de las jugadoras, hace unos cinco años”.

De un trabajo práctico a entrenadora

La iniciativa y predisposición de Mazzieri fueron esenciales para que el deporte hoy tenga un espacio en Rosario. “Al handball lo juego desde muy chiquita. Un día mi novio, que estaba en cuarto año del profesorado de Educación Física, me pidió ayuda para un trabajo práctico. El mismo consistía en armar un club. Así fue que a los 16 años empecé a enseñar lo que yo sabía de handball”, relata la profesora de Amistad y Unión.

“Empezó como un trabajo práctico y terminamos yendo a un club a presentar el proyecto. Ibamos a los intercolegiales, arbitrábamos esos encuentros, repartíamos folletos para informar sobre dónde se practicaba. Así formamos nuestro grupo. Yo dirijo a los varones, que son los mismos con los que empezamos a dar handball hace 10 años”, cuenta.

Un proceso casi natural hizo desembocar a Giménez como entrenadora en Río Negro. “Yo era

jugadora y delegada. Como el plantel de damas mayores se desarmó, quedé sólo yo y entonces empecé este año como entrenadora del equipo. Hay otra profesora en el club que quedó a cargo de los varones mayores. Y en las inferiores estoy yo con la ayuda de Gabriel Menichelli, que es jugador y estudiante del profesorado de educación física”, dice.

Un centenar de jugadores entre Río Negro y Amistad y Unión

 

Mazzieri dice que Amistad y Unión cuenta con “unos 50 jugadores entre cadetes, juveniles y la

primera”. Dice que “el club están haciendo el piso y entonces mermó un poco la actividad, porque encima la gente nueva no sabe a dónde ir. Es que los jugadores de las categorías inferiores practican en el club Mendoza, que no tiene arcos, las mujeres más grandes lo hacen en Rosario Oeste y los varones mayores en el club Nueva Unión de Pérez”.

En el club de Pérez están “hace tres meses” y partir del movimiento que generan con la práctica del handball, “la gente de ahí se acerca para ver que es lo que se está haciendo”. De esa manera se abrió un nuevo lugar para el handball y “ya hay 15 chicos de los más chiquitos”.

Giménez menciona que los jugadores de Río Negro llegan al medio centenar. “Tenemos alrededor de 50, entre ellos nenes de 5 o 6 años. Somos el club que más chiquititos tiene. Por ahí muchos no le prestan demasiada atención, porque estar con ellos te lleva tiempo y un montón de cuestiones. Pero si no empezás con ellos desde muy chiquitos, a los 7 u 8 años se van a otro deporte. Fue algo que nos propusimos el año pasado. El problema es que no tenemos contra quien hacerlos jugar. Practican todo el año para jugar entre ellos o contra algún equipo más grande”, dice.

“En Río Negro tenemos el equipo de varones mayores y los conjuntos de damas, desde juvenil hasta las categorías menores. El proyecto más importante fue anotar a las chicas menores, con un permiso especial de la Asociación Rosarina de Handball, para jugar el torneo de damas mayores. Eso se hizo para darles más partidos y experiencia, para prepararlas para el Nacional de clubes campeones que se realizará en octubre, en San Nicolás. El año pasado fuimos a ese campeonato a Misiones y salimos cuartas”, cuenta Giménez.

Pocos clubes y siempre los mismos

“Los clubes que estamos siempre son los mismos,  Centro Asturiano, Amistad y Unión,  Rosario Oeste, Río Negro y Central Córdoba. El profesor Pagura abrió un club en Casilda y está tratando de que el club Nueva Unión de Pérez se incorpore a la Asociación Rosarina. Y las únicas canchas reglamentarias, y hasta ahí nomás, son las de Centro Asturiano y Río Negro”, señala Mazzieri.

“Para mí los problemas pasan por la difusión y por el espacio en los clubes. Si vas a Central,

Newell’s o Provincial, que son clubes importantes y les pedís un espacio para el handball, nadie te dice que sí porque no les reditúa económicamente”, argumenta Giménez.

“El handball es un deporte que gusta porque está tanto en la primaria como en la secundaria. Pero al ser tan pocos los clubes en Rosario cuesta difundirlo. Por ejemplo, en zona norte no hay ni un solo club en el que se practique. Sobran chicos y faltan clubes”, sostiene Mazzieri.

 “Hay un montón de clubes que tienen espacio, pero no los podemos usar. Le dan mucho lugar a otros deportes como el fútbol o el básquet, a deportes más reconocidos”, continúa.

“Estoy esperando que el handball de ese salto para que los clubes quieran tener handball. Hoy está pasando en localidades vecinas de Rosario, como en Carcarañá o Cañada de Gómez”, agrega.

En qué medida influye la falta de profesores

“Los profesores siempre son los mismos”, señala Mazzieri, quien plantea que la poca capacitación de sus colegas y el escaso compromisos que tienen son cuestiones que afectan al deporte. “En los institutos de educación física no se aprende bien cómo enseñar handball. Hay profesores que no tienen ni idea de lo que es un reglamento. Y esa mala enseñanza después se vuelca en las escuelas”, dice.

“Este es un trabajo a puro pulmón, yendo a los Intercolegiales a buscar a los chicos, hablando con profesores. Uno tiene que hacer esas cosas para sumar jugadores”, agrega.

La entrenadora de Amistad y Unión dice que los que trabajan en el handball no tienen “un sueldo fijo”, sostiene que se vuelcan al deporte por “hobby” y que cada uno tiene “su propio trabajo”.

Considera que mínimamente existe una estructura para jugar, “pero al profesor de ahora le importa cuanto dinero hay antes de pensar que puede sacar a 20 chicos de la calle y asumir un compromiso”.

Giménez, que es maestra para chicos discapacitados, coincide en que “no hay profesores”, y dice que por lo “general son ex jugadores o jugadores”, como es el caso de su compañero Menichelli.

 “El está en tercer año de educación física y juega desde hace cuatro años. En este 2014 empezó como profesor después de haber estado como ayudante de la que era la entrenadora”, cuenta.

¿A dónde van los alumnos que juegan al handball en las escuelas?

“Esa es la pregunta que se hace todo el mundo. Para mí el problema se debe a que los profesores se quedan con lo que le enseñaron en el profesorado y no le dan importancia”, afirma Mazzieri.

“Hay excepciones, como Héctor Nidd, del Colegio Alemán, o Roxana, del Latinoamericano, que son profesores que te ven por la calle y te preguntan si se cambió algo del reglamento. Son esas las escuelas que después terminan campeonas, como también San Francisco Solano, con el profe Abel”, agrega.

Mazzieri cuenta que “el jefe arbitral y la Asociación Rosarina de Handball quieren hacer un proyecto para que haya profesores que realicen el curso de técnico o de árbitro. Sería un trabajo en conjunto entre la asociación y la escuela, para que los chicos después sepan a donde ir a jugar. Eso también lo conviene a la escuela porque después tiene chances de llegar con el handball a las competencias departamentales o nacionales”.

A su turno, Giménez dice que no sabe si en la actualidad el Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe lleva adelante algún proyecto para el desarrollo del handball en forma conjunta con la Asociación Rosarina. Señala que hubo un intento en los períodos que ella fue secretaria y vocal de la asociación.

“Desde la Asociación trabajamos en los Intercolegiales. La idea fue meterse para  organizarlos con el fin de tener mejores árbitros y mejorar un montón de cosas. Pero después siempre empiezan a aparecer los problemas, que no se pueden jugar los fines de semana porque no les corresponde ir esos días a los alumnos, o que otros días no puede faltar a clases. El Ministerio de Educación a veces es muy cerrado y te empieza a plantear temas como el seguro y la responsabilidad civil para los alumnos. Lo cierto es que nadie se quiere meter y arriesgar”, concluye.

Fuente: AREDA

08 de Julio de 2014

http://www.aredaclubes.org.ar/nota-edi76.htm

 

 

 

 

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