MSD: 1976 – 24 de marzo – 2022 – «A 46 años de este nefasto día para la historia de nuestra Patria» 

Mar 23, 2022 | MSD

(expresión de la tenista Mary Terán de Weiss en 1981)…

Recordamos y homenajeamos en el atleta Miguel B. Sánchez a todos los deportistas desaparecidos entre los 30.000…

Miguel Benancio Sánchez

El Atleta Poeta – Emblema de la Memoria, Verdad y Justicia

(Del Libro “100 Ídolos Tucumanos”)

Miguel Benancio Sánchez, nació un 6 de Noviembre de 1952, en la calle principal del «Barrio Las Moras» de la ciudad de Bella Vista, Departamento Leales. La calle es ancha y en sus veredas frente a cada casa y de ambos lados, aún se conservan, esbeltas, muchas de esas moreras plantadas a principios del siglo pasado, de allí la denominación del barrio.

Esta Ciudad que nació con el nombre de Los Tres Vajos, tomó el actual, cuando se instaló el ingenio azucarero Bella Vista, la principal fuente de trabajo de sus pobladores. Allí nacieron dos Gobernadores de la Democracia, los peronistas Fernando Pedro Riera y Amado Juri. Es la ciudad cabecera del Departamento Leales ubicada en la zona llana de la provincia cercana al río Colorado. Esta zona es una llanura fértil apta para numerosos cultivos, aunque predomina el de la caña de azúcar.

Las casas del barrio fueron construidas por el ingenio para sus empleados. Como Arturo Benancio, su padre, trabajaba en el Área de Mantenimiento Eléctrico de la planta fabril recibió una. Aún hoy muchas de estas casas conservan su estilo original, entre ellas la que nació Miguel. Don Arturo Benancio Sánchez casado con Cecilia del Carmen Santillán tuvieron

diez hijos allí. Mónica, la mayor, Arturo Bíterman (actualmente vive en Berazategui), Olga Nelly, Luis Horacio, Clara Estela, Elvira del Carmen (vive en la casa dónde fue secuestrado en Villa España, Berazategui), Héctor Carlos (vive en la casa paterna, actualmente la calle se llama 9 de Julio y la casa tiene el número 103), Ramón Roberto (vive en Bs. As.), Antonio Eduardo (vive en la ciudad de Tucumán) y Miguel Benancio.

Miguel, en su niñez, cursó sus estudios primarios en la Escuela del Ingenio “Presidente Roque Sáenz Peña” y de aquellos años, todavía algunos compañeros recuerdan cuando con la pelota ya mostraba sus habilidades.

Jugaba al fútbol en un equipo formado por un señor de apellido Gallardo, quién preparaba a los chicos, a raíz de esto, le llamaban el Club Gallardo.

Durante su paso por el Colegio San José dónde cursó sus estudios secundarios, le tocó participar en las primeras situaciones de conflicto que comenzaba a vivir la provincia.

El cierre de Ingenios Tucumanos, ordenado por el Ministro de Economía Adalbert Krigger Vassena (1966/69), dio inicio a una larga lucha por mantenerlos funcionando. La FOTIA (el sindicato de trabajadores del azúcar) encabezado por su secretario general, Atilio Santillán organizó entonces un Plan de Lucha Azucarera Nacional, que contemplaba la organización de ollas populares y concentraciones en las distintas ciudades de la provincia.

Los alumnos del Colegio San José, entre ellos Miguel, junto a sus padres y con el Director Padre Francisco Albornoz a la cabeza, acompañaron la lucha para que no se cierre el ingenio Bella Vista, como ya lo habían realizado con otros. (La Dictadura militar dirigida por el General Juan Carlos Onganía ya había cerrado 5 ingenios y luego llegó a los 14, produciendo un éxodo de la población rural dedicada a la producción de caña de azúcar, se calcula que casi 300.000 tucumanos (casi un tercio de la población) abandonaron su suelo natal). Hilda Guerrero, esposa de un desocupado del Ingenio Santa Lucía y madre de cuatro hijos, era una de las mujeres que organizaban las ollas populares.

El 12 de enero de 1967 la FOTIA convoca a todos los afiliados a concentrarse en el ingenio Bella Vista y aunque la policía corta todas las rutas provinciales, los obreros de los ingenios de San Pablo, San José, Amalia y Santa Lucía acompañados de sus mujeres e hijos llegan caminando por entre los cañaverales de la provincia para realizar la protesta.

Poco antes de las 17, hora en que debía iniciarse el mitin, la policía detuvo a varias personas como gesto intimidatorio. Minutos después comenzó una violenta refriega. Intervino la Guardia de Infantería y los activistas del sindicato del ingenio San José lanzaron bombas incendiarias contra ellos. La policía disparó, entonces, contra la multitud integrada en su mayoría por mujeres y niños. En el desbande quedó el cuerpo muerto de Hilda Guerrero de Molina. Este acontecimiento marcó a fuego a toda una generación que luego intensificó su lucha por el regreso definitivo a la Patria del General Perón, hecho ocurrido el 17 de noviembre de 1972. El joven Miguel Benancio Sánchez fue uno de ellos.

Cuando terminó sus estudios secundarios, Miguel trabajó junto a su hermano Antonio Eduardo en un negocio ubicado adentro del Mercado del Norte en la Capital tucumana, que se llamaba «Granjera Tucumana» y jugaba con sus compañeros a ver quién de ellos atendía mejor a los clientes. “Tomaron tan en serio esta competencia, que una vez, para que dejen de discutir entre sus compañeros, durante un asado que se hacía después de trabajar, otro de los muchachos consiguió un par de guantes de boxeo con los que hicieron un round para dirimir las diferencias. Pero siempre con la sana intención de competir”, nos cuenta su primo Félix Carrizo, quien participa junto a su familia en todas las carreras que se realizan en Tucumán en homenaje a Miguel.

SUS AÑOS EN BUENOS AIRES

Decidió ir a vivir en Buenos Aires, como tantos otros comprovincianos, emprender ese camino para poder cambiar su destino. Vivía con su madre y su hermana Elvira en la calle San Martín 176 de Villa España, partido de Berazategui.

Entró a trabajar como empleado de maestranza en el Banco Provincia de Buenos Aires en la Capital Federal y luego de un fugaz paso por las divisiones inferiores en el fútbol del Club Gimnasia y Esgrima de La Plata, se dedicó de lleno a correr carreras de calle. Allí se federó para el club Independiente bajo las órdenes del gran “Maestro” Osvaldo Suárez.

“El atletismo le daba vueltas por la cabeza todo el tiempo, era su locura, se cuidaba mucho con las comidas y devoraba miel y verduras con el mismo entusiasmo con el que expulsaba las frituras de su dieta. No fumaba y tampoco le gustaba que el olor del tabaco le anduviera cerca. Como contrapartida, educaba su condición de atleta con la voluntad que merecen las cosas a las que se ama. O se levantaba a las 6 de la mañana para ir a correr al campo de golf de Ranelagh, o se llevaba el bolso para ir a Villa Domínico a entrenarse con sus compañeros cuando salía del trabajo. No faltaba un sólo día al entrenamiento y esa tenacidad lo inspiró a participar en la tradicional carrera de

San Silvestre, que se realiza cada 31 de diciembre en la ciudad de San Pablo, Brasil. Participó en las pruebas de los años, 1975/76 y 1977”, expresa su hermana Elvira, directora de una escuela de adolescentes y adultos de Berazategui.

Osvaldo Suárez su entrenador cuenta que “a Miguel lo llamaban -El Tucu- y se entrenó conmigo durante tres años en Villa Domínico y a veces en Parque Chacabuco. Era un chico excelente, muy educado y además se caracterizaba porque cuando viajábamos a otras provincias a competir siempre estaba escribiendo. Es lo que más recuerdo de él”.

El ex compañero de muchos entrenamientos y pruebas, actual entrenador Manuel Bazán residente en Florencio Varela, recuerda a Miguel de la siguiente manera: “Con Miguel teníamos mucha afinidad por ser compañeros de entrenamiento y de ideología. Luego de finalizar los entrenamientos hablábamos mucho sobre lo que escribía. Sus sensaciones sobre los entrenamientos y los recorridos que hacíamos, el placer de competir en los distintos lugares y el dejar todo sobre la pista o la calle donde se realizará la competencia. Él buscaba la belleza en el paisaje que para otros solía ser agreste hasta monótono, pero buscaba esa belleza oculta para el común de la gente. Leía sus cuentos y sus versos y me pedía la opinión, que se la daba con placer. Entre la gente del atletismo hay personas de mucho valor que cuando uno las descubre se siente reconfortado espiritualmente, otros con valores muy interesantes que el deporte ha formado y los mantienen, porque el deporte es una contención del alma y del espíritu”.

“En una de esas tardes, recuerdo que al estar sentados en la escalera de la caldera del Parque Dominico en Avellaneda (que en un tiempo en los ’50, se llamó “Parque de los Derechos del Trabajador”), estábamos viendo lanzar al <el Nene Discursi> que decían que era un loco, puede ser que haya sido así, pero tenía un corazón bueno. En un momento este deja sus lanzamientos y se nos acerca y dirigiéndose al él le solicita le muestre lo que comentábamos que escribía. Todavía hoy me suenan sus palabras al leer algunas de las cositas que había escrito el Tucu”. Miguel… usted es un genio¡¡¡ fue su expresión con los ojos bien abiertos. Así le dijo el Nene y nosotros festejamos su ocurrencia tan común en él” finaliza diciéndonos Bazán.

Miguel participó en varias pruebas en distintas provincias y también volvió a correr en su terruño natal. En 1975 ganó la prueba “Batalla Campo de las Carreras” organizada por el Club Pro Adelanto Ciudadela, con el auspicio de la Dirección de Deportes de la Municipalidad, comandado por Carlos Edgardo Carrizo, Allí en la prueba disputada por las calles del barrio de la Ciudadela, Miguel ganó con un tiempo de 44’ 55” 2/10 aventajando a Rómulo Carrizo, Blas Sánchez, Antonio Cuellar, Arturo Argañaráz, Marcelo Bessoro, el veterano Andrés Guaymás, Mario Andrada, Jorge Díaz y Ángel Fernández. El Intendente de la Ciudad de San Miguel de Tucumán, Sr. Carlos María Torres acompañado del periodista Luis Rey. le entregó la Copa. También ese año corrió la prueba “Día de la Independencia” y repitió el logro en 1976.

Miguel como miles de jóvenes en esa época militaba especialmente con trabajo social en la Unidad Básica de la Juventud Peronista de su barrio. Beto Díaz (funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires), amigo y compañero de Miguel, contó su militancia peronista junto a él: “Nos reuníamos en Villa España con un grupo de la Juventud Peronista y desde allí realizábamos acciones de militancia para el barrio.

Íbamos a todas las concentraciones. Miguel era muy apasionado del peronismo y de lo que realizábamos. Era un pibe bárbaro el <Tucu>. Cuando murió Perón, el 1° de julio de 1974, los dos fuimos juntos al velatorio en el Congreso Nacional. Luego de hacer más de 24 horas de cola pudimos ingresar y quedé impactado como Miguel lloraba desconsoladamente ante nuestro líder sin querer retirarse del cajón, por lo que tuvimos que sacarlo de allí».

SU DESAPARICIÓN

En 1978, año que conmovió al país por la realización del mundial de fútbol, Miguel Benancio Sánchez era un atleta de 25 años, para quien lo más importante en su vida era el deporte. En los tiempos oscuros de esa última dictadura militar fue muy difícil ejercer la vocación política, pero éste igualmente lo hacía en donde podía demostrando su coraje y vocación militante.

Fue a participar en el tradicional maratón de San Silvestre (el último día del año en 1977 corrió, le mandó una postal a su familia y se trasladó a Punta del Este para tomar parte en otra competición. El periódico Gazeta de San Pablo publicó ese mismo día un poema de su autoría denominado “Para vos, atleta”).

Volvió a la Argentina el 6 de enero y a los dos días de regresar fue secuestrado en la madrugada del 8 de enero de 1978, por un grupo paramilitar en una redada que incluyó a varios jóvenes que habían militado con él en la unidad básica. Nunca más apareció. Miguel ingresó como otras treinta mil personas (varios deportistas federados) dentro de la categoría de desaparecido.

“Yo no estaba, pero estaba mi madre. Vinieron entre seis y ochos tipos presentándose como un comando militar, sin credenciales, y preguntaron por Miguel Ángel. Era extraño porque el nombre de mi hermano es Miguel

Benancio (así con B larga). En el paredón se colocaron dos con ametralladoras y el resto empezó a revolver todo, buscando información con tanta violencia que hasta tiraron una biblioteca entera al piso. El perro se asustó tanto que no ladró por dos años. A Miguel le indicaron que se pusiera el equipo de gimnasia que estaba en una silla y se lo llevaron. Pidió darle un beso a mi mamá (ella falleció en 1992 esperando el regreso de su hijo) antes de irse, pero no lo dejaron. También se llevaron su agenda” cuenta Elvira, su hermana.

El único testimonio que conoce la familia Sánchez sobre la suerte de Miguel luego de su secuestro, proviene del relato de un detenido (Javier Casaretto) en El Vesubio (centro de detención y torturas que estaba cerca de la autopista Ricchieri). «El contó que ahí estuvo un deportista destrozado que había vuelto de Brasil. Imagino que se trataba de Miguel».

«Sánchez -contó Casaretto (quien recientemente declaró como testigo en los juicios de lesa humanidad) – protestaba diciendo que él venía de representar deportivamente al país. Aún encapuchado les gritaba a los carceleros.»

LA RECUPERACIÓN DE SU HISTORIA

La historia sobre Miguel Sánchez fue impulsada por una investigación de los periodistas argentinos Ariel Scher y Víctor Pochat, publicada en el diario Clarín el sábado 10 de enero de 1998. Allí en la nota cuentan la entrevista que hicieron a su hermana Elvira, que por primera vez, veinte años después, comentaban a la prensa lo sucedido.

Esta historia fue recogida por Valerio Piccioni, un periodista italiano de la Gazzetta dello Sport, y difundida en ese prestigioso periódico. Piccioni que también corría, por su propia iniciativa organizó en Roma el 8 de enero del 2000, una prueba a la que llamó “La Corsa di Miguel” (La Carrera de Miguel), con 400 participantes y nunca más dejo de hacerla. En los últimos años le agregó una prueba que la llama de los “Miguelitos”, con niños de corta edad y siempre con la presencia de Elvira Sánchez. Ella opina sobre su hermano así: «Amaba la vida, tenía muchos amigos, quería a su familia. Su pasión era escribir poesía y contar sus vivencias. Era alegre, sensible, solidario, inquieto. Las veces que pienso en él releo su poesía que refleja cómo era él. Y lo admiro cada vez más porque al venir a Buenos Aires él solo se forjó su porvenir. Correr es el mejor homenaje que se le puede hacer porque amaba el atletismo».

Valerio Piccioni quien investigó como nadie la vida del atleta peronista dice en un documental: “Tenía coraje cuando hablar era la cosa más peligrosa del mundo. Segundo Correa, un amigo tucumano que conoció a Miguel entrenando en el Parque Chacabuco, en Buenos Aires, dijo una vez: «No es peligroso el hombre que piensa, sino el que con su pensamiento llega a los otros». Y Miguel se interesaba en los otros, creía que toda persona tiene algo que enseñarte. Y ese es el sentido más profundo del deporte. Lo admiro».

El domingo 11 de marzo de 2001, en Buenos Aires, se corrió por primera vez “La Carrera de Miguel”, en sus dos alternativas de 5 y 9 Km., con largada y llegada en el CENARD, organizada por la Secretaría de Deportes de la Nación, a cargo de Marcelo Garraffo y los deportistas del país pudieron rendirle así su merecido homenaje. Luego, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires tomó a esta prueba para su organización. También con la misma forma se homenajea al atleta tucumano en las ciudades argentinas de Santa Teresa y la capital de Santa Fe, en las localidades bonaerenses de Berazategui, Quilmes, Mar del Plata, Vedia (Partido de Leandro Alem) y Necochea; en Bariloche (Río Negro), Resistencia (Chaco) y Puerto Madryn (Chubut). En nuestra provincia se corre desde el año 2005 por iniciativa e impulso del dirigente de la CTA, Salvador Agliano, respaldado por sus compañeros del Movimiento Social del Deporte. Las pruebas se realizaron en San Miguel de Tucumán (solo dos veces se realizó en su ciudad natal, Bella Vista). Al finalizar una de esas carreras en su tierra natal, Carlos, el hermano de Miguel, junto a su familia invitó a quien escribe este libro y amigos, a la casa paterna donde vive actualmente a comer unas empanadas. Entre ellos estaba el cantautor tucumano Mario Cabrera, quien cantó a los familiares de Sánchez algunas de sus reconocidas canciones.

También ya se disputan estas pruebas en Cuba, España y Brasil. A casi todas estas pruebas asiste como invitada especial Elvira, quien concurre y participa de todo homenaje por su hermano menor. Cada año se multiplican los reconocimientos a un deportista que ya se transformó en símbolo de la memoria en nuestro país y en el mundo.

Previo al 24 de marzo del 2013 (Día de la Memoria) la calle del CENARD (Crisólogo Larralde) en su primera cuadra fue rebautizada con su nombre por una ley de la legislatura porteña ante un proyecto de la diputada Delia Bisutti.

En su ciudad de Bella Vista, hay actualmente hay un Complejo Deportivo que se llama Miguel B. Sánchez. También ya se realizaron varios documentales en su memoria.

“Por medio de la Memoria, Verdad y Justicia, Miguel (atleta que desprecias la guerra y ansías la paz) sigue corriendo con cada argentino que tiene la voluntad de luchar por un mundo más justo”, explican los organizadores de las pruebas. Además sirve para que los más jóvenes se enteren lo que sucedió a nuestro país aquel 24 de marzo de 1976, cuando las Fuerzas Armadas (acompañados de civiles de distintas agrupaciones políticas) con el poder de las armas que el Pueblo les entregó para su defensa, derrotaron a un gobierno constitucional y democrático, para instalar una Dictadura Cívico-Militar sumiendo al país en la noche más trágica de su historia. El verdadero objetivo es tener conciencia del “NUNCA MÁS”.

LA CORRIDA DE SAN MIGUEL DE TUCUMAN

Por Manuel Bazán

Corría el año 1976 y el 9 de Julio, día de nuestra Independencia Nacional ya había pasado, pero no por eso se tenía que evitar de conmemorar

esa gesta tan histórica y el atletismo tucumano entonces en setiembre realiza la prueba “DIA DE LA INDEPENDENCIA” con atletas de todo el país. La carrera, con el programa La Oral Deportiva dirigida por José María Muñoz, envía a su periodista especializado en deportes amateur Julio Gonzalo Pertierra para trasmitirla a todo el país por Radio Rivadavia.

Ya en esa época nuestro compañero de entrenamiento Trevín (el perro Pluto, así lo apodábamos) se había exiliado fuera del país y otros aparecían esporádicamente por cierto temor. Hechos de sangre bañaban la tierra tucumana. La fecha de Julio se fue postergando y se llegó a organizar para el mes de Setiembre.

El maestro Osvaldo Suárez fue el encargado de convocar a los atletas de Buenos Aires para ese viaje épico si se puede decir. Lo hicimos en el tren Estrella del Norte, que salía a la tarde desde la Estación Retiro y llegaba al otro día a la mañana a Tucumán, por supuesto que llegó atrasado. La delegación estaba conformada por atletas de la FAM (Federación Atlética Metropolitana) entre ellos estaban Queipul, Ponce Villalba, Menéndez, Páez, Pérez entre los que recuerdo y otros más. El más motivado era Miguel, quería volver a su provincia como el atleta que había progresado y con sus sueños de coronarse triunfador en su provincia,

Al llegar a San Miguel de Tucumán (día sábado) nos estaban esperando para llevarnos al hotel donde nos alojaríamos. A nosotros nos tocó uno que estaba en el centro, en la calle Crisóstomo Álvarez muy cerca de la plaza. Miguel no se quedó con nosotros a pesar que le pedíamos que se quedara, la excusa era comprensible, quería ir a su casa a ver a la familia y lo habían venido a buscar y fue recibido como un ídolo y él se portó como tal. Parecía una estrella de cine, pero no, era mi amigo el Tucu, que lindo tipo, nos divertíamos con sus salidas ocurrentes, cuidaba su imagen, no dejaba nada al azar se fijaba en cada detalle de su personalidad.

A la noche algunos nos fuimos a dormir y otros se fueron a recorrer la ciudad. En la mañana del domingo desayunamos y salimos hacer algunas compras, recorrimos la Casa de Tucumán donde se firmó nuestra Independencia. Volvimos al hotel, guardamos las cosas y nos preparamos para ir a almorzar para luego descansar porque corríamos a las 19 horas. Éramos como 20 atletas que salimos en busca de ese lugar donde nos esperaban para almorzar, comimos unas comidas típicas, bastante picantes y al salir vaya que sorpresa nos esperaba. Entre bromas y risas (como cualquier grupo de jóvenes) entre nosotros sin molestar a nadie recorríamos las pocas cuadras hasta el hotel, cuando cerca de la “Casa Histórica” (como la llaman los tucumanos) estábamos rodeados entre camiones y camionetas de la policía. Todos con las manos arriba contra la pared, pero como no habíamos hecho nada no nos preocupaba demasiado. Pese a nuestras explicaciones que no éramos de Tucumán y que habíamos venido a correr a la tarde en la prueba atlética nos subieron a las camionetas y nos llevaron a la comisaría. ¡Cómo podía ser que la policía ignorara la Carrera que iba a suceder en la capital de Tucumán, a tan pocas cuadras y con salida por la radio a nivel nacional!

El más grande de nosotros era Alberto Páez un viejo militante que fue quien llevó la voz cantante de todos nosotros y el más nervioso también porque nos pateaban los tobillos y nos decían: ¿Así que ustedes son atletas?. Nosotros veníamos a correr y lo que más cuidábamos eran los pies. Páez pidió que llamaran a Osvaldo Suárez y el pobre Osvaldo allá tuvo que ir una vez más a poner la cara por nosotros.

Eran las 18 horas y nosotros estábamos presos y la carrera se hacía a las 19 horas, mientras más se acercaba la hora peor estábamos, no nos creían, pero el Maestro logró el objetivo y nos soltaron sobre la hora de la carrera. A Ramón Barrios y Alberto Páez los iban a dejar detenidos y eso ya se ponía feo pero al final el comisario accedió y los soltó. Cuando llega Miguel le contamos lo que ocurrió y se sintió mal porque era en su provincia y el le había hecho mucha propaganda diciendo de la bondad de su pueblo y se encontraba con esta situación, que creo que lo afectó mucho porque su performance no fue la deseada por él.

Largamos desde el frente de la Casa de Tucumán y fuimos por un parque (9 de Julio) hasta la terminal de micros para doblar luego hacia la izquierda y llegar a un barrio de casas bajas y pocas luces, recuerdo. Miguel se esforzó todo lo que pudo pero no logró el objetivo esperado por él, la carrera la ganó Héctor Córdoba, tucumano él, en un tiempo de 35 min 41 seg., y mientras se hacían la entrega de premios Pertierra, arriba de una camioneta nos hacia las notas que aprovechábamos para agradecer y mandarlos saludos a nuestras familias,

Al regreso Miguel se deshizo en disculpas, donde él no tenía ninguna responsabilidad pero se sentía dolido por la situación que habíamos pasado, de esa manera mostraba una vez más la personalidad del querido “Tucu” Miguel Sánchez, querido amigo y compañero siempre estarás en la memoria de quienes te conocimos y disfrutamos de tu amistad. Que Dios te tenga en la gloria.

“Para vos Atleta”

Poesía de Miguel B. Sánchez

Para vos atleta

para vos que sabés del frío, de calor,

de triunfos y derrotas

para vos que tenés el cuerpo sano

el alma ancha y el corazón grande.

Para vos que tenés muchos amigos

muchos anhelos

la alegría adulta y la sonrisa de los niños.

Para vos que no sabés de hielos ni de soles

de lluvia ni rencores.

Para vos, atleta

que recorriste pueblos y ciudades

uniendo Estados con tu andar

Para vos, atleta

que desprecias la guerra y ansías la paz.

Fuente: Libro “100 Ídolos Tucumanos” de Víctor F. Lupo

Editorial Corregidor

Capítulo 67- Página 337

24 Marzo 2022.

victorflupo@gmail.com;

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