El senador provincial Gustavo Arenas (PJ) presentó en la Legislatura un proyecto de declaración para repudiar “la iniciativa del Poder Ejecutivo Nacional, a través de la Secretaria de Deportes de la Nación, de permitir la conversión de los clubes deportivos en sociedades anónimas deportivas, facilitando su mercantilización y poniendo en riesgo uno de los principales espacios de organización social y deportiva de la comunidad”.
Los fundamentos de la iniciativa que será tratada mañana, remarcan que “los clubes sociales, culturales, deportivos, de barrios o cualquier tipo de entidades de fomento de nuestro país históricamente surgieron para fortalecer los vínculos sociales y la integración vecinal”. Y detallan que, “en Mendoza, según datos obtenidos en la Subsecretaría de Deportes, existen 380 clubes registrados, aunque se estima que hay otras 200 instituciones de similar naturaleza que no figuran en los registros por cuestiones de dificultades administrativas”.
Afirman también que “la importancia de estas estructuras no reside tanto en sus formas organizativas, sino más bien en los valores sobre los que se asientan”, porque “los clubes sociales y deportivos contribuyen a que un mayor número de niños, niñas y adolescentes en condiciones de vulnerabilidad cuenten con más oportunidades de acceder a actividades deportivas, culturales y recreativas, brindándoles la posibilidad de adquirir hábitos saludables para su bienestar físico y mental”.
Continuando con la identificación de los diferentes beneficios que brindan esos tipos de entidades, el legislador justicialista asegura: “Desde los factores sociales vemos que, frente a situaciones de inequidad, marginalidad y falta de oportunidades, muchas veces escuchamos que se proponen medidas represivas que refuerzan la segregación y la exclusión social de los niños y adolescentes”.
Seguidamente recalca que, “por el contrario, estas instituciones posibilitan la inclusión social a través de la educación, el trabajo y el uso positivo del tiempo libre en actividades deportivas, recreativas y culturales”. Y profundiza observando que “la desigualdad, la marginación, la falta de oportunidades, la ausencia de espacios adecuados de socialización y la fragmentación social constituyen factores de riesgo para los sectores más vulnerables”, mientras “la pobreza expresa una profunda desigualdad en las oportunidades de desarrollo”.
En este sentido, se explaya en la caracterización del deporte social –actividad que es realizada masivamente en los populares clubes barriales– como “un poderoso agente de transmisión de valores tales como la cooperación, la solidaridad, el compartir, el grupo de amigos, el respeto por el compañero y por el adversario”.
“También es una actividad generadora de situaciones de inclusión –sigue describiendo–, un ámbito propicio para el desarrollo social, sin discriminación de edad, sexo, condición física, social o cultural; un medio útil para mejorar la salud y una herramienta vital para reducir los riesgos y las amenazas sociales, en particular los efectos marginantes de la pobreza”.
Como corolario, advierte en las bases de su propuesta: “Si se permite la conversión de los clubes en sociedades anónimas deportivas (SAD), ponemos en riesgo los valores, las creencias y los intereses por los cuales fueron creados, poniendo como valor primordial el lucro económico y transformando a los atletas, como diría el papa Francisco, en una mera mercancía”.
En la misma sintonía, exhorta a sus pares a apoyar su proyecto de declaración “para evitar una mercantilización del deporte, y el reduccionismo de valores sociales y culturales, y en búsqueda de seguir fomentando la cultura de la salud de la integración social y el fomento de los niños, niñas, adolescentes y adultos de cualquier clase social”.
Promotor del deporte social
El senador Gustavo Arenas es uno de los principales promotores del deporte social como herramienta de contención y formadora de valores, especialmente al crear proyectos –aplicables a la realidad– en vista de lograr la participación activa de las personas con menos posibilidades y de sectores más vulnerables en clubes barriales y demás instituciones comunitarias sin fines de lucro.
Ese afán lo ha llevado a ser dirigente del Club Social y Deportivo Juventud Pedro Molina, de Guaymallén en el cual contribuyó a su recuperación; formar parte de la mesa nacional del Movimiento Social del Deporte (MSD) cuyo referentes son Víctor Lupo y el Padre “Pepe” Di Paola.
Esta actividad la despliega también en el ámbito provincial a través del Movimiento para la Recuperación de Clubes de Barrio. Este espacio les brinda asesoramiento legal y administrativo gratuito a quienes estén interesados en salvar entidades barriales que estén en riesgo de desaparición, e incluso releva datos para confeccionar un registro de entidades sociales y deportivas de Mendoza que estén en precarias condiciones y necesiten recibir colaboración de algún tipo para no dejar de funcionar.
Leyes para proteger a clubes barriales
La concepción del legislador justicialista sobre el rol del deporte social está cristalizada en los proyectos de leyes provinciales y de resolución que ha presentado en la Legislatura.
Por eso, sus iniciativas han estado destinadas –por ejemplo– a crear el Programa de Acceso Universal al Deporte y la Cultura, dictar la inembargabilidad e inejecutabilidad de bienes de instituciones barriales sin fines de lucro y establecer el Programa de Promoción del Tenis de Mesa en toda la provincia.
También, a adherir a la ley nacional que creó el Registro de Clubes de Barrio y Pueblo para ayudar económicamente a instituciones comunitarias de todo el país, a declarar de interés el Plan Estratégico en Materia Deportiva elaborado por la Comede, y a que los clubes barriales y las entidades intermedias tengan tarifas diferenciales en los servicios públicos.
Fuente: Prensa Senador
5 marzo de 2018