Los Poderes Mundiales y “El Colón” — Por Jorge A. Becerra *

Sep 8, 2013 | Opinión

 

teatrocolon

 

El Teatro Colón recibió en 1980 al banquero estadounidense David Rockefeller, la invitación y los arreglos para usar el teatro corrieron por cuenta del entonces poderoso Ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz, una muestra clara de respeto (o sumisión) al poder económico mundial.

Hoy los miembros del Comité Olímpico Internacional serán agasajados en el mismo lugar. El tremendo poder de este organismo así lo amerita. Y este hecho viene a justificar lo que veníamos diciendo de las Multinacionales del Deporte que conducen un mecanismo de penetración cultural y de poder tan grande, entre ellos el dinero, que las Naciones se inclinan ante ellas.

¿Cómo construyeron este poder?: lo hicieron usando el deporte.

“La empresa tendría una dirección privada –financieramente independiente- de neutralidad profesional y de política independiente; limitaría su esfuerzo a la adolescencia masculina, con exclusión del niño y la mujer; aspiraría a intensificar la práctica y el gusto de los deportes, al mismo tiempo que a penetrar en los programas de enseñanza secundaria y post escolar, abriendo las ventanas a horizontes lejanos y múltiples” En sus comienzos este organismo fijó reglas muy puras, el deporte como base de la construcción y formación de valores en los hombres, como herramienta de paz y comunicación entre los pueblos. Luego, con el correr de los tiempos, se adueñaron de toda la práctica deportiva y fijaron las reglas, se encontraron con la televisión y los sponsors abandonando sus principios fundacionales. Estaba prohibida la participación en los Juegos Olímpicos de profesionales del deporte, por ejemplo, hoy los van a buscar para que participen.

¿Por qué los estados o las naciones los aceptan? ¿Qué ofrecen estas instituciones?

En primer lugar: mucha publicidad, los medios periodísticos han hecho del deporte, también, su principal armamento y medio de vida. Y el lugar donde se efectúa algún acontecimiento deportivo se hace conocido, esto no deja de ser bueno, lamentablemente los costos son altísimos.

Esta publicidad también tiene efectos seudo-positivos sobre los responsables políticos del lugar (Ver apariciones en los medios del Jefe de Gobierno de la Ciudad, recibiendo, inaugurando, etc) y con la posibilidad de que, estando encomendados por poderes multinacionales, encuentran la excusa perfecta para la impunidad social. Ya que deben hacer o construir cosas no necesarias. (¿Cuánto costó el monumento erigido en el barrio popular de Recoleta? ¿Y quién lo pidió? diría un conocido General)

El espectáculo es un pasatiempo favorable; ahora cuando se transforma en una sobredosis es una droga que enferma a los pueblos, pero el espectáculo (léase el dinero que este genera) es el leimotiv de estas multinacionales y se van creando torneos clasificatorios, preclasificatorios y así hasta el infinito, porque es necesario generar el circo que llena los bolsillos de unos pocos, embrutece a los espectadores y los entretiene de los reales problemas. El “pan y circo” es también una práctica muy común entre los gobernantes y otra de las razones para aceptar y luchar por tener una sede a pesar de los costos económicos.

Pero lo más grave de estas Multinacionales del Deporte, a mi criterio, es que han impuesto una política deportiva estrictamente selectiva, sólo los buenos tienen derecho a participar, y por lo único que la televisión y los sponsor pagan, esto perjudica el deporte formativo, ese que crea valores, ese que crea instituciones, que insume esfuerzos humanos y económicos. Para ellos todos los recursos deben ser colocados a lo que llaman “el alto rendimiento”, una picadora de carne, dónde lo único que interesa son las marcas y que el gladiador se presente en la arena para brindar el espectáculo que ellos, los dueños del deporte, van a vender.

También han impuesto una concepción urbanística, cada ciudad debe tener un estadio, han cambiado la concepción urbanística cristiana donde los más importante y las más altas eran las Iglesias, ahora para llegar a la categoría de ciudad importante es necesario tener un mega estadio, aunque se use en pocas oportunidades, pero este tipo de cosas son las que nos vienen imponiendo.

Para hacer todo esto necesitan de agentes en el territorio, por eso los miembros del Comité Olímpico Internacional, no son representes de los países, ellos se encargan de elegirlos. Se llega allí por algún título de Nobleza (esto de la selectividad lo llevan en la sangre) o por el aporte económico que puedan realizar, los comités olímpicos de los distintos países son una cabeza de playa en el territorio a conquistar y explotar. Y si no cumplen bien con sus funciones no tienen el menor empacho en expulsarlos como el caso de Manuel Quintana el argentino que fue dejado afuera en la sesión de Luxemburgo de 1910.

Los miembros de este comité se han asignado la categoría de Jefes de Estado y extorsionan a las distintas naciones con privilegios abusivos, hoteles cinco estrellas, viajes en primera clase etc, pero no sólo para ellos, sino también para sus esposas (tal es el poder). Hoy los tenemos aquí, en la Argentina, en Puerto Madero, custodiados como si viniera el “Zar de Rusia”, por supuesto todo a cargo de los argentinos, incluido prestarle el Teatro Colón

* Dirigente del Movimiento Social del Deporte

Fuente: Mundo Amateur

6 setiembre 2013.

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