Crédito foto: Clarín
Buenos Aires abre sus puertas a los Juegos Olímpicos de la Juventud (6 al 18 de octubre) en un contexto hostil por la crisis económica que afecta a la Argentina, que tiene a buena parte de la población más preocupada en la supervivencia que en otra cosa. La capital del país se maquilla para la ocasión y será “la vidriera del mundo” por unos días, como gusta decir a los organizadores, pero los problemas son serios, incluido el ambiental, así exhibido por un último estudio motorizado por la organización Greenpeace.
Los mejores esfuerzos organizativos, los reconocidos 4 mil millones de pesos invertidos y la frescura de los mejores 4 mil atletas entre 15 y 18 años que competirán en 32 deportes (36 disciplinas) andarán por un andarivel, mientras que por el otro, el indómito dólar, la inflación galopante, las duras imágenes de desocupación y pobreza y en suma, los reclamos sociales, por otro.
Los planetas no se alinearon para poder presentar una cita olímpica popular, más bien, se cumplirá con el calendario establecido por popes que suelen sobrevolar las miserias envueltos en sus lujos. Nada nuevo, por otra parte.
En tiempos de intereses económicos, sponsors inescrupulosos, redes sociales que pueden bailar al compás del mejor postor, es de imaginar que los Juegos recorrerán cada día protegido por una burbuja mediática.
En tanto, “pasan cosas” como se ha dicho desde lo más alto del poder en la Argentina y toca para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que en su crecimiento, la complejidad de sus problemas fue desnudando descontrol en el tránsito, suciedad evidente, inseguridad a la vuelta de la esquina y un ambiente cada vez más contaminado.
Sobre la cuestión ambiental, un último trabajo difundido por GreenPeace arrojó que siete comunas de quince están por encima de parámetros aceptables, con casos en que la contaminación del aire duplicó los valores establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por ende, los ciudadanos están expuestos a la inhalación de tóxicos perjudiciales para la salud.
Entre los barrios más contaminados de acuerdo con el relevamiento se encuentran Caballito, Barracas, Recoleta, Balvanera, Parque Chacabuco, Villa Crespo, San Cristóbal, Belgrano, Villa Lugano, Flores, Villa Devoto y Retiro.
El estudio se realizó en el marco del proyecto de Ciencia Ciudadana de la organización ambientalista y 100 muestras fueron distribuidas a los participantes.
Apoyaron el Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE) de la Universidad de Buenos Aires y Greenpeace emprendió una investigación para medir la composición del aire y sus niveles de contaminación en CABA.
Cada muestra permitía medir la exposición del gas Dióxido de Nitrógeno (NO2), compuesto por una mezcla de sustancias que salen de los caños de escape de los vehículos que funcionan a gasoil, como los colectivos.
Según los especialistas, el NO2 está asociado a la mortalidad prematura de cuatro millones y medio de personas anualmente en el mundo. Respirar este tóxico podría provocar enfermedades respiratorias como asma, bronquitis, neumonía, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares (ACV).
La OMS, consciente de la epidemia de contaminación del aire en grandes urbes, establece una medida límite de un promedio anual de 21 ppb (partes por billón) de NO2 como parámetro actual para proteger a las personas de los efectos nocivos de este gas. Sin embargo, según el estudio, el 40% de las muestras distribuidas en distintos puntos de la ciudad superaron los valores establecidos.
¿Los Juegos? Lo dicho, cumplirán su cometido y los jóvenes y sanos pulmones de los deportistas de alto rendimiento pasarán por Buenos Aires sin mayores problemas, de igual manera que la gran carpa olímpica que no se anda fijando en pequeñeces.
Fuente: Delgado Morales Blog
28 setiembre 2018.