LA SEMILLA DE LA UNIÓN NACIONAL

Ene 16, 2023 | Opinión, Últimas Noticias

El torbellino de emociones, alegrías y reencuentros que significó para la inmensa mayoría de los argentinos la conquista de la tercera Copa Mundial de Fútbol ha excedido largamente lo deportivo y se ha instalado como un poderoso disparador del reencuentro con nosotros mismos.

Por MARIO BAIZÁN *

La abrumadora carga de frustraciones, miserias y penas que acongoja a los argentinos cada día, de repente quedó de lado. La miserable noria de regodearnos cada día en nuestras heridas individuales y colectivas dejó de ser el eje de la narrativa cotidiana. Levantamos la vista y vimos un cielo celeste y blanco que nos convocaba

Millones de argentinos salieron a la calle vestidos con esos colores. Solamente de celeste y blanco. Como un santo y seña de lo que somos y lo que queremos ser.

Sin un incidente, sin un desborde, sin ningún espacio para esa cultura de la negación del otro y de la violencia estúpida que padecemos a diario.

Fueron los brotes de una sorprendente primavera, que se extendió por todo el país. El renacer de una Argentina que para muchos estaba sepultada por el invierno cruel de las crisis eternas y de la destrucción de los vínculos más vitales.

Y en medio de ese clima de renacimientos y de alegrías esos veintiséis muchachos que nos mostraron el camino nos llevaron un paso más adelante en ese reconocimiento mutuo.

Ellos, todos súper profesionales de un fútbol que es cada vez “más negocio y menos juego”, volvieron a sus familias, a sus amigos y a sus afectos.

Volvieron a sus CLUBES. Allí donde se formaron, allí donde empezaron su camino.

Esos CLUBES donde aprendieron a jugar, a relacionarse, a forjar vínculos, a entender en la vida social que significa realmente ser argentinos.

CLUBES de barrio, CLUBES de pueblo chico, CLUBES de canchitas y tinglados donde los grandes le comenzaban a enseñar a los chicos el valor de ser fieles a los amigos.

Esta victoria en Doha nació en esos núcleos populares, en esos pequeños núcleos de vida donde aún bulle la mejor energía argentina, vino a despertarnos a todos.

Escucharlo a Messi hablar en rosarino después de haber vivido toda una vida en Barcelona, o verlo a Scaloni festejando feliz en Pujato con su gente o gozar con la risa de Julián Álvarez en ese modesto tinglado de Calchín contándole a los chicos cuáles son los valores que lo sostienen en la vida, no puede menos que llevarnos a pensar que en esa cultura está la energía que la Argentina necesita para salir adelante. 

Los que creen que el fútbol es solamente un negocio internacional niegan esta evidencia vibrante: la Argentina es un cuerpo social mal herido y su reconstrucción y hasta la cura de sus males depende de que pueda reencontrarse con el hálito de vida que todavía nutre esas tramas sociales que se cristalizan en esos CLUBES.

Esos CLUBES son el lugar donde se concentra y se potencia la energía social de quienes quieren construir familias y amistades basadas en los valores de la solidaridad y el coraje colectivo.

Esos CLUBES deben ser el cimiento de la UNIÓN NACIONAL que hoy nos falta. El espacio donde volvamos a reconocernos como partes de un TODO que nos hace mejores y es mucho más rico que cualquier individualidad.

Boicotear esos núcleos de amor colectivo es una de las maneras más ruines de traicionar a nuestra Patria mal herida.

* Primer Director de Mundo Amateur -1980- Periodista y escritor

Fuente: Mundo Amateur

12 enero de 2023

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