La despedida de «Mister Limpio»

Sep 8, 2013 | Opinión

 

Pte COI

 

Jacques Rogge inició ayer, a los 71 años, su despedida del Comité Olímpico Internacional (COI), del modo distinguido y discreto que caracterizó su recorrido, aunque se lo vea más viejo y cansado que en su ingreso en 1980, consecuencia, dicen sus allegados, de la operación de cadera que sufrió en setiembre pasado.

En Londres 2012, sus últimos Juegos, Rogge, designado conde por el rey Alberto II de Bélgica y distinguido con la Legión de Honor por el ex presidente francés Nicolás Sarkozy, defendió su estadía en el Hilton cinco estrellas cuando la BBC recordó que al asumir había prometido que se alojaría en la Villa Olímpica, junto con los atletas.

«Este hotel es como un salón de conferencias, aquí tenemos nuestras reuniones, es muy importante. Los miembros del COI -respondió- cumplen una importante obligación hacia sus propios países entonces, somos de la clase trabajadora». Dijo «working class people», pero un vocero aclaró luego que, por supuesto, Rogge no quiso referirse «a un trabajador con la hoz y el martillo», sino significar que los miembros COI «trabajan muy duro».

Tampoco el Hilton de Puerto Madero, donde Rogge se presentó ayer en conferencia de prensa, es exactamente una Villa Olímpica. Menos aún si se disfruta de carriles exclusivos y seguridad al extremo, una visión parcial de Buenos Aires, pero más cómoda para algunos jeques árabes que hasta han cerrado hoteles de lujo para alojarse con su comitiva.

Londres 2012, justamente, marcó para Rogge uno de los momentos más incómodos de su gestión, contado por Ankie Spitzer, viuda de los atletas israelíes asesinados en los Juegos de Munich 72, que le reclamó sin éxito por un minuto de silencio a las víctimas a cuarenta años de la tragedia.

El belga recordó a Spitzer que él competía como regatista en Munich 72 y que, a diferencia de otros atletas, que abandonaron los Juegos, él decidió quedarse «para no darle la razón al terrorismo»«Okey -cuenta que le dijo la mujer-, pero ahora sí que puede tomar una posición. Si no, usted es un cobarde.»

«Se supone -dijo Rogge en aquella misma entrevista con la BBC- que debemos curar todos los males de la sociedad y del mundo derechos de los animales, derechos sociales. La gente dice que el COI debe tomar posición en todo. Somos una organización deportiva. No estamos fuera de la sociedad, somos parte de la sociedad. Reflejamos a la sociedad, sus cosas buenas y sus cosas malas.»

Ex rugbier y amante del cricket cuando de joven vivió en el distinguido condado inglés de Cornualles, Rogge combatió el doping, las apuestas ilegales y la corrupción. «Mr Clean» (Señor Limpio), como lo apodaron algunos, no salvó siquiera a João Havelange, miembro decano, que debió irse tras un escándalo de coimas (ISL). También puso límites al gigantismo olímpico, aunque agregó deportes con marketing asegurado (rugby y golf) y expandió fronteras, llevando los Juegos por primera vez a China en 2008 y a América del Sur (Río 2016). «Sin patrocinadores -se defendió una vez- volveríamos a los Juegos elitistas e injustos de antes de los años 60.»

Sus formas, y lo dijo públicamente, no coincidían con los festejos extrovertidos de Usain Bolt, la estrella que, sin embargo, dio brillo a su mandato. Siempre discreto, Rogge se despide en Buenos Aires, la ciudad que en 2018 será sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud, acaso el hijo más preciado de su gestión.

 

Fuente: La Nación

Por Ezequiel Fernández Moores – Para canchallena.com

5 Setiembre de 2013

http://www.lanacion.com.ar/1617024-la-despedida-de-mister-limpio

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