JUEGOS EVITA: Sacachispas — Por Ezequiel Fernández Moores

Oct 15, 2013 | Opinión

 

 

Chicos disfrutando

El potrero, «cuna del verdadero fútbol argentino, es juego y libertad criolla. Sí señor, sí: el fútbol inglés será más técnico, más efectivo, lo que usted quiera me da igual. … Reconozco que la disciplina vale mucho, pero viejo, no me venga con un pizarrón, por favor… Solamente a los ingleses se les ocurre el fútbol con un pizarrón. Hay que embromarse… Allá hay que ir a la escuela para aprender el fútbol, aquí hay que hacerse la rabona en la escuela. ¡Casi nada!». Es un texto mítico que Ricardo Lorenzo, más conocido como «Borocotó», escribió 60 años atrás en El Gráfico. «Allá -seguía «Borocotó»- un internacional con la redonda en la mano y la regla en la otra, frente a un pizarrón; aquí una de cuero en un campito y muchos pibes haciendo apiladas. Allá la técnica depurada, severa, concienzuda; aquí la gambeta, la gracia, la improvisación… Entre el pizarrón y el baldío, entre los de allá y lo de aquí, mil veces los nuestros, aunque pierdan, porque dejarán un cachito de gracia en cada apilada, un granito de emoción en cada conquista».

Como la filigrana del tango, el dribbling criollo, según «Borocotó», era un «producto de exportación» que merecía un «monumento»: un pibe de cara sucia, cabellera rebelde, «ojos inteligentes, revoloteadores, engañadores y persuasivos», risa pícara, dientes pequeños, «como gastados de morder el pan de ayer», pantalón lleno de remiendos, camiseta a rayas como la de Argentina, agujereada, una tira de banda que sirve de tirador, rodillas «cubiertas de cascarones de lastimaduras que desinfectó el destino»; descalzo, o con alpargatas «rotas de tanto shotear» y dando la impresión de que está realizando «un dribbling con la pelota de trapo». Así, según «Borocotó», nacía un «crack».

Curioso, ya 40 años atrás esta figura del crack criollo tenía sus críticos: «El llamado crack -advertía ‘La Nación’ en 1913-, no es un excelente jugador. No es un (José) Rithner o un Jorge Brown, que a dichos jugadores se los coloca en posición superior porque además de su juego, por su espíritu deportivo están colocados en un plano superior… El crack es un jugador de renombre entre cierto público afecto a las piruetas de éste, ineficaces siempre, que no pasa la pelota y a veces marca los tantos de bonita forma con mucho dribling, por su solo esfuerzo… El crack no es un jugador eficiente… Se hace rogar, impone condiciones, llega a pedidos a veces reñidos con el sport, los días de match es necesario ir a la casa a buscarlo para que juegue… Y una vez en el field o es un negligente o riñe con el contrario».

El año, 1913, tiene su razón de ser. Es el año de la llamada fundación criolla del fútbol argentino, cuando la hegemonía del Alumni de los hermanos Brown cede paso al Racing ocho veces campeón de 1913 a 1921, que gana el apodo de «la Academia» por su técnica más depurada y un juego menos vertical y más preciosista que el de los fundadores británicos. Es la fundación criolla que da texto a «Borocotó», un periodista nacido en 1902 en el humilde barrio uruguayo de Guruyú, en Montevideo, que se convirtió en firma mítica de «El Gráfico», como Félix Frascara o Dante Panzeri, y que inventó el apodo de «La Máquina» para el famoso River de la delantera Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Losteau, el equipo más famoso en la historia del fútbol argentino.

«Pelota de Trapo», como la que pedía «Borocotó» en su monumento al crack, se llama también un filme bandera de aquellos años, dirigido por Leopoldo Torres Ríos y protagonizado por Armando Bo y Juan Bertelegni, alias «Semillita». La película, en realidad, fue una adaptación de las contratapas que Borocotó escribía para «El Gráfico», en una sección que se denominaba «Apiladas».

Es la historia de un grupo de pibes que formaba un equipo de barrio llamado Sacachispas, para cuyo nombre «Borocotó» se había inspirado en el de una grappa uruguaya. Adolfo Vázquez, que vivía en Pompeya, juntó a sus compañeros del potrero para jugar en 1948 en la apertura de los Campeonatos Evita, que sirvieron de trampolín a muchos pibes humildes para acceder a exámenes de salud y entre cuyos campeones podemos citar a Silvio Marzolini en los primeros tiempos y a un tal Diego Maradona en los ’70 con el equipo de «los Cebollitas». Vázquez había visto «Pelota de Trapo» y el equipo, no podía ser de otra manera, se llamó Sacachispas. El equipo se coronó campeón del primer Evita, ante una multitud en el Estadio de River.

El entonces presidente Juan Domingo Perón, presente junto con Evita, felicitó a los campeones, se sorprendió al enterarse que jugaban de local «en la calle» y les regaló un terreno en la zona de Villa Soldati.Sacachispas, fundado el 17 de octubre de 1948, decidió convertirse en club. Aún hoy sigue afiliado a la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) y es protagonista del torneo de Primera C. «Borocotó» fue designado presidente honorario. Escribió luego inclusive el guión de Sacachispas, una película dirigida en 1953 por Jerry Gómez y también protagonizada por Armando Bo, quien además fue productor.

Los años del primer peronismo trascurrieron con los que muchos creen fueron los mejores que se vieron en las canchas argentinas. Con delanteras excelsas como las que asombraron al entonces niño Jorge Bergoglio(Armando Farro-Rinardo Martino y René Pontoni), de un San Lorenzo que en 1946 cumplió una formidable gira europea. «¿Si así juega San Lorenzo, cómo jugará entonces el campeón argentino?», se preguntaba la prensa del Viejo Continente.

El campeón era La Máquina de River Plate. La pregunta se acentuó cuando Alfredo Di Stéfano arribó a Real Madrid en 1953 y se convirtió en el mejor del mundo. «Era suplente en River, ¿cómo será el titular?». El verdadero «cerebro» de La Máquina era Carlos Peucelle, el jugador favorito de «Borocotó», porque «es la personificación del potrero, es el ciudadano del baldío, es el campito que anda… Tiene el baldío metido en el alma». La Máquina y el San Lorenzo del hoy Papa Francisco eran equipos símbolos de aquellos años dorados de nuestro fútbol, según coinciden especialistas e historiadores, aunque tanto deslumbramiento provocó también suficiencia: en 1958 se produjo el llamado «Desastre de Suecia», la caída 6-1 ante Checoslovaquia, eliminados en primera rueda del Mundial 58, porque acaso creíamos que solo en Argentina se jugaba al fútbol. Pocos reparan en que en aquellos años de puro fútbol, antes del Desastre de Suecia, existió un equipo llamado Sacachispas. Este jueves se cumplen 65 años de su fundación.

Fuente: La Gaceta

Domingo 13 de octubre de 2013

http://www.lagaceta.com.ar/nota/563869/deportes/sacachispas.html

 

 

 

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