El libro de Jorge A. Becerra destacado en esta nota:

Jul 12, 2013 | MSD


MENDOZA.

SUPRIMEN EL CUPO DE 120 ASPIRANTES A MEDICINA A PARTIR DEL 2014

Universidad con inclusión


Tras la histórica decisión que modifica el régimen del ingreso, la Universidad Nacional de Cuyo se convirtió en epicentro de la FUA. Este año reunió a más de 200 centros de estudiantes y agrupaciones de todo el país.


Las más apasionadas luchas estudiantiles del pasado fueron en reacción a proyectos autoritarios instaurados en el país así como también ante la arbitrariedad de decisiones tomadas en el interior de la universidad pública. Hablamos de autoridades académicas que así como avalaban y facilitaban la represión de las protestas, celebraban las exigencias al aspirante a la hora de rendir un examen de ingreso. En los nuevos tiempos democráticos se ejerce la expresión sobre cualquier problema económico o académico, sin temor a esa barbarie represiva hacia adentro o afuera de los claustros. Y lo que resulta más interesante: la política de ingreso pasa a ser una materia flexible y en debate ante una explícita voluntad de cambio.

El cambio de paradigma no es menor y hace recordar una experiencia de comienzos de los ’70, pocas veces reseñada, a excepción del libro Línea Nacional. Informes de una militancia juvenil mendocina, de Jorge Aníbal Becerra. Consistió en una comisión abocada al estudio del problema de la admisión en la universidad formada por profesores del Servicio de Planeamiento de Organización Universitaria –entre ellos el destacado intelectual Ezequiel Ander-Egg– y estudiantes.

En ese ámbito participativo se abordó por primera vez una política de ingreso a la universidad, con todas las aristas que hacen al problema. En primer lugar, cómo es que una nivelación de conocimientos de la escuela secundaria con los de la universidad puede resolverse en un curso de 20 días. Además están las complicaciones que hacen a la lógica interna de facultades que anteponen razones de índole económica a la hora de establecer cupos en función de sus reales capacidades de enseñanza, lo cual puede entrar en directa contradicción cuando esas mismas carreras ven bajar año a año la cifra de ingresantes.

El otro argumento que viene de antaño y encierra un poderosa fuerza reivindicativa es el de aquellos estudiantes que no pueden traspasar el preuniversitario por carecer de recursos económicos, en contraste con la capacidad de los estudiantes de clase media o alta para prepararse todo un año en institutos privados expresamente dedicados a la aprobación del curso de ingreso. Históricamente, ha sido la carrera de Medicina la máxima expresión de esta selectividad económica, con un agravante: suponiendo que el ingresante se ha preparado e invertido todo el año para el examen y lo aprueba, aun así podía quedar fuera de la facultad de sobrepasarse el cupo de 120 ingresantes por año.

¿Cuál es el argumento que justifica esto? Desde hace más de 50 años viene siendo la defensa de una educación personalizada donde al cabo de los 5 años de cursado egresan los mismos 120 alumnos que ingresaron. Digamos que un modelo sin ese “desgranamiento” que sí se verifica en otras carreras que carecen de cupos o bien tienden a facilitar el ingreso con un curso sencillo de carácter presencial.

A todo esto, se suman otras lógicas como la de los consejos profesionales, de ahí la existencia de regulaciones de ingresantes a ciertas carreras con el objeto de no dejar crecer una determinada cantidad de matriculados en Mendoza. ¿Hasta qué punto esta lógica, como la que esgrimen los administradores de recursos escasos en el interior de las facultades, es tan implacable como adversa al debate? Es la gran pregunta que quedó flotando tras la creación de la nueva carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Cuyo con un cupo limitado y exigencias selectivas en Dibujo. No bien se realizó el anuncio, el Colegio de Arquitectos puso sobre la mesa la difícil correspondencia entre la oferta y la demanda de profesionales. De aumentar esta última, manifestó, se corre el peligro de la competencia desleal en cuanto a los honorarios.

Abriendo puertas. El debate del ingreso recién comienza. Si bien hay muchas situaciones diversas, hay una novedad en común que es la idea de inclusión, contenida como eje prioritario del Plan Estratégico de la universidad. De acuerdo a los señalamientos del rector Arturo Somoza, reafirmados por el flamante vicerrector José Rodríguez, si quienes ingresan a la universidad tienen menores posibilidades de egresar de las poblaciones vulnerables, entonces lo que hay que hacer es fortalecer los dos primeros años, donde se verifica una deserción del 45% de la matrícula universitaria. Pero la medida no se queda allí. A su vez cada facultad ha debido poner en discusión la eterna y aparentemente irresoluble contradicción entre calidad y masividad.

Es en el marco de este proceso reflexivo de los últimos dos años que aparecen dos medidas de impacto. La primera fue la flexibilización de los requisitos del examen de ingreso para el 2014 en la Facultad de Derecho, aprobada por el Consejo Directivo y el Consejo Superior. Con esta modificación se permitirá a los aspirantes acceder al recuperatorio de los exámenes exigidos de Historia y Derecho, sin necesidad de llegar al 50% de los puntos, tal como se pedía anteriormente.

La segunda medida, por su carácter simbólico, ya es considerada histórica. Por fin se dejará de limitar el cupo de 120 aspirantes a la carrera por año. La resolución fue anunciada el pasado 26 de junio por la Facultad de Ciencias Médicas. Entrará en vigor a partir del año 2014, o sea que en adelante podrán acceder a la casa de estudios todos los que aprueben el examen de ingreso. Como se advierte, el tan mentado argumento de la educación personalizada no jugó más en contra de la idea de inclusión, al menos desde los círculos académicos y de gobierno de la facultad.

Tal como se expresó desde el claustro académico la decisión se tomó en “aplicación de una política de inclusión e igualdad de oportunidades en el tratamiento de las condiciones de admisibilidad a las distintas facultades” y se buscó “ayudar a quienes provienen de sectores vulnerables”. En consonancia, también se comunicó que “la política que marca el Consejo Superior de la universidad es tener otro sistema de selección de aspirantes, introducir un cambio positivo, ya que si bien en general la cantidad de alumnos que quedaba fuera del cupo no era mucha, sí era de carácter injusto”.

La delgada línea de la FUA. En un marco más político que reivindicativo se confirmó en Mendoza la escisión de la Federación Universitaria Argentina, histórica institución creada en 1918 tras el famoso Manifiesto Liminar que oponía la luz a la opacidad de una realidad adversa a quienes buscan producir reformas tanto universitarias como sociales.

El proceso de ruptura ya se había iniciado en el 2010 en ocasión de denunciarse el vaciamiento institucional bajo la conducción de Franja Morada, brazo político de la Unión Cívica Radical en la Universidad y fuerza que ha conducido la Federación Universitaria Argentina la mayor cantidad de ocasiones desde 1970, ocupando la presidencia ininterrumpidamente desde 1983 hasta la actualidad.

Hacia noviembre de 2012 la idea generalizada es que la FUA “oficial” se había convertido en una cáscara vacía. En consonancia, se celebró un Congreso Nacional de Centros de Estudiantes según un nuevo Estatuto gremial con la participación de 3 mil estudiantes. Este momento fundacional tuvo su corolario el pasado 29 de junio en ocasión de elegirse las nuevas autoridades.

Según la agencia oficial Télam, hacia las instalaciones de la Universidad Nacional de Cuyo llegaron representantes de más de 40 universidades, más de 200 centros de estudiantes y alrededor de 5 mil alumnos universitarios. Era ostensible su carácter de militantes encolumnados en dos alternativas: por un lado los nucleados en el FENA (Fuerza Estudiantil Nuestra América) y por el otro, el frente de agrupaciones kirchneristas de Unidos y Organizados, fuerza que se quedó con la presidencia.

La elección realizada bien entrada la noche en la Federación Argentina de Box arrojó los siguientes resultados: Joaquín Cortez, estudiante de la Universidad Nacional de La Plata, ganó la presidencia por 367 votos a favor, contra los 266 obtenidos por el FENA.

La novedad de la organización estudiantil estuvo dada por el mecanismo de acreditación de delegados. Tal como destacó Alan Sini, de la Agrupación AETES (Agrupación de Estudiantes Tecnológicos del Sur) por primera vez es un sistema electrónico de huella digital el que va a transparentar la elección, garantizando que la persona que figura en la base de datos confeccionada con las actas sea la misma que vota en su carácter de congresal. Esta mínima garantía, sostuvo el dirigente de la UTN-San Rafael, “no podía surgir del sistema representativo de la FUA cuestionada porque allí justamente la cosa pasa por que no se sepa exactamente quiénes son los delegados acreditados ni a qué fuerza responden”.

Para Alan, que tuvo la oportunidad de participar en dos Congresos de esta gremial nacional, es obvio que “el sistema de cartones que esgrime cada fuerza o frente a la hora de decir estos son mis votos, fue lo que la llevó a la ilegitimidad. De ahora en más, este sistema no corre más, y la forma de votar ha de ser nominal, admitiéndose únicamente la presencia de cada congresal”. Como prueba de lo dicho expresó que “hay fuerzas que han tenido dos años consecutivos la misma cantidad de votos pero diferente cantidad de congresales, lo cual obedece a esta explícita falta de transparencia”.

En cuanto a la impronta política de esta FUA de los estudiantes, es punto de llegada de distintos itinerarios y búsquedas políticas. Alan, por ejemplo, es uno de los estudiantes de ingeniería electro-mecánica que ha visto crecer de manera formidable la matrícula de la UTN además de sentir la enorme satisfacción de ver mejoradas las instalaciones. Empezó como participante de una fuerza independiente y hoy se ha integrado al MUE (Movimiento Universitario Evita), fuerza integrante de Unidos y Organizados. Entre las razones que esgrime cuenta “la admiración por el proceso que se está dando en el país desde el 2003 hasta la fecha que tiene que ver con una universidad más inclusiva, con un cambio de políticas hacia la universidad donde se les ha dado prioridad a los recursos económicos  para la educación”.

Por su parte, Juan José Vich, del FENA, proviene de una militancia más independiente que busca nucleamientos del mismo signo, es decir, apuntados a la adhesión de estudiantes que aún no están encolumnados políticamente si bien sí tienen una idea de la política y buscan darle alguna forma a través de la discusión y el debate. “Joche”, como estudiante de comunicación, es el que hace punta de su agrupación en materia de proporción de datos: “El año 2010 vivimos los procesos fraudulentos y las actitudes poco democráticas, ya sea aprietes, insinuaciones violentas o tráfico de congresales, por lo que la ruptura de la FUA dirigida por el brazo universitario del radicalismo ya es un hecho. Ahora el tema pasa por la legitimidad. Nosotros creemos que la dan los centros de estudiantes, y somos las agrupaciones las que además de conducir este proceso de organización le estamos dando un contenido y este es de carácter latinoamericano. Creemos que el hecho de borrar las fronteras entre países, lo que llamamos Patria Chica, induce a generar la Patria Grande, para volver a restablecer esta idea, trabajamos desde la universidad”.

Dicho esto, remarcó la existencia de los 18 puntos en contra de la Ley de Educación Superior que casualmente lleva 18 años vigente pese a su caducidad conceptual –sostienen los movimientos estudiantes que no es consecuente con el proyecto de país que tenemos hoy, y sí con el de destrucción de las instituciones públicas que avanzó en los ’90, y la existencia de la Marcha: “Esa ley fue un golpe muy fuerte a las universidades y a las autonomías universitarias, y ese es el punto que estamos reviendo ahora que nos preguntamos qué tipo de autonomía tiene que tener la universidad. ¿Tiene que ser autónoma de los procesos sociales nacionales que se viven hoy en la Argentina? ¿Tiene que considerarse la vanguardia del iluminismo argentino o tiene que ser una universidad que de cobijo a la calidad educativa e integre cada vez más para formar los nuevos cuadros técnicos sociales y políticos que se han involucrar en la marcha del país?”.

Pese al ímpetu de este proceso de reconstrucción político, gremial, democrático y participativo, un comunicado de la Mesa Nacional de la Juventud Universitaria Peronista difundido antes de la elección de autoridades puso de manifiesto que había otra lista (Frente Unidos o Dominados) que decidió no presentarse ante el entendimiento de que la instancia carece de legitimidad. Entre las razones que apuntaron se afirmó que la Junta Electoral no dio a conocer con antelación las actas validadas ni abrió una instancia de diálogo ante recursos de impugnación y observación de parte de dicha agrupación.

Fuente: Revista 23

03.07.2013

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