«EL DEPORTE POPULAR EN LA ARGENTINA DORADA» – Nace la institución de “los de abajo”

Nov 17, 2022 | Opinión, Últimas Noticias

Federación de Entidades Culturales, Sociales y Deportivas Amateurs (FECSYDA)

RECORDANDO A UN ARTESANO DE LA CULTURA POPULAR

El «Gordo » Rodolfo ORTIZ

Por Alfredo Armando Aguirre *

A lo largo de nuestra ya dilatada parábola vital, venimos comprobando, que muchos de los hacedores de nuestras cotidianeidades (aquellas o aquellos que en algún momento suscitaron momentos gratos a nuestras existencias). Venimos comprobando, reiteramos, que con el paso del tiempo se pierden en el olvido.

De nuestra infancia en los cincuentas en la Ensenada de Barragán, nos acordamos que aquella bailarina española Otilia Curbelo, de aquel recitador Bravo, de aquel coreógrafo del cine local «Social», «Chorson» Dival, de los encendidos discursos de Rafael Elgarrista.

Descuento que si cada veterano o veterano hace un viaje hacia su infancia, recordará en su pequeño pueblo, su barrio, o su comarca rural, a personajes como los que mencionó. Si no es que a alguno o alguna se le ocurre volcar en algún soporte estas «micro-historias», todas esas ricas trayectorias, que nunca alcanzaron la «consagración» en los grandes medios de comunicación, terminan diluyéndose en el olvido.

Hace unos años, evocando a otro personaje muy afín con el que en esta oportunidad evocamos, nos referíamos a una sección que en su tiempo, tenía la por entonces muy difundida revista norteamericana «Las Selecciones del Reader ‘s Digest». La sección se llamaba «Mi personaje inolvidable», y se dedicaba a alguna personalidad que había impresionado a los autores de la misma.

En esta oportunidad, queremos evocar al «gordo» Adolfo Ortiz. Lo de «gordo» no es menoscabante, sino que todos así lo llamaban en una época, en que no existía el delito de discriminación.

Lo conocí en acción al «gordo» en ocasión de realizarse en el Parque Chacabuco de la ciudad de Buenos Aires, el campeonato Argentino de Atletismo Libre, en la primavera de 1962. Nosotros éramos adolescentes, y por eso nuestros recuerdos, no son tan precisos, pero esos eran los campeonatos de la FECSYDA. Y con el tiempo además de enterarnos que esa eran las iniciales de la Federación de Entidades Culturales Sociales y Deportivas Aficionadas, (entidad que obtiene su personería jurídica el 29 de julio de 1944), también nos enteramos que había una suerte de simbiosis entre el «gordo» y la Fecsyda. Como esta comunicación no transita por el camino de la biografía circunstanciada, vale aclarar que el personaje y la institución, formaban parte de una Argentina, que se perfiló por los años treinta y que asomaría en plenitud con la irrupción del fenómeno peronista a la vida Argentina. La FECSYDA había sido fundada en el año 1940, aunque le sería otorgada la personería jurídica 4 años más tarde. La entidad de algún modo reconocía la existencia previa de clubes de barrio, que cobijaban a familias de humildes trabajadores. Estos clubes de algún modo habían tomado como modelos a los clubes inspirados por los inmigrantes ingleses y luego imitados por los que entonces se conocía como «familias pudientes».

Con la perspectiva el tiempo, se percibe que no eran ajenos a estos clubes, las corrientes socialistas y anarquistas, que tenían mucho predicamento entre las familias humildes sobre todo de las grandes ciudades argentinas. Y ello conllevaba situaciones de conflicto, como por ejemplo el del atletismo que practicaban los clubes donde eran asociadas «las familias pudientes», conocido como el «Atletismo federado», y el atletismo libre» que prohijaban estos clubes de barrio. Por eso aquel campeonato de 1962, era una edición de muchos números romanos, lo que significa que eso de los libres venía de esa década del treinta.

Una vez, hace tiempo un anciano atleta me contó que le decían comunistas a los «atletas libres». Bueno, el «gordo» era un hombre de esa época. Un Buenos Aires, donde «todos» sabían del otro. En realidad un eufemismo, donde todos los que se destacaban en alguna actividad se conocían. Eran tiempos de la emergencia del fenómeno radiofónico, del cine sonoro y del periodismo gráfico con sus revistas especializadas y los diarios con mucho material fotográfico. En ese intercambio entre periodistas y deportistas fue creciendo el «gordo». Tal vez una investigación más académica pueda demostrar que haya sido atleta, porque mientras supe de él, tenía una marcada predisposición con el atletismo: Una prueba de esa tendencia, nos la proporcionó cuando falleció en 1973, uno de los grandes héroes atléticos de la década del ‘30: Roger Ceballos, uno de nuestros mentores en el deporte y en la vida. Le avisamos telefónicamente a Ortiz del deceso y una de las pocas ofrendas florales que llegaron al velorio fue la de la organización «TEAM», uno de los inventos del «Gordo».

Hoy el «gordo» sería considerado un «microemprendedor». Entonces a tipos como él se les decía «busca». Que era una apócope de «busca vida». No conocí que ninguno de ellos se haya hecho millonario… 

Dijimos más adelante que el Gordo era periodista deportivo (incluso tenía un hermano que era reportero gráfico).

Creo que una manera de graficar la manera de proceder del personaje que evocamos, fue la «Posta Atlética Gigante a Junín», que Ortiz promovió en enero de 1963.

Como periodista radial, tenía un espacio en Radio Belgrano, que se llamaba «El club de los campeoncitos». Desde allí promovía actividades de clubes de barrio en  relación con la FECSYDA. Y organizaba cuando cuadraba las «embajadas deportivas».

Por aquello de los intercambios entre el mundo de la farándula artística y los deportistas destacados, se puede conjeturar que el «gordo» tomó de allí la idea de organizar «embajadas deportivas». Por esos tiempos se había dado el mote de «la rascada», a las giras que hacían por pueblos del interior las compañías de radioteatro, tipo drama gauchesco, que se transmitían por Radio Porteña, dirigidas por Juan Carlos Chiappe o Audon López. «Fachenzo el maldito», fue un icono de ese estilo.

Bueno, la cuestión es que Ortiz, organizó la «Posta Atlética a Junín». Allí fuimos con nuestro entusiasmo adolescente.

En el estudio de la entonces radio Belgrano sito en Ayacucho y Posadas, hicimos una especie de «circo», y luego de la audición, partimos raudamente corriendo a Junín; pero paramos  unos cientos de metros después cerca de la Facultad de Derecho. De allí tomamos el ómnibus y no paramos hasta General Rodríguez (40 kilómetros más adelante). Las figuras de la embajada eran: el campeón olímpico de maratón de 1932, Juan Carlos Zabala, Armando Pino en los tramos finales de su trayectoria luego de haber sido uno de los más grandes atletas de fondo, eclipsado por la simultaneidad de su apogeo con la presencia de dos «gigantes» en el rubro como Osvaldo Suárez y Walter Lemos, y el pintoresco Ezequiel «Tapita ‘e Gráfico» Bustamante, personaje que nos resulta de lo más querible y al que hemos memorado ya tiempo atrás. La parada en General Rodríguez se debía a que Zabala quería saludar a Daniel Musso, corredor de automóviles que había sido muy famoso en la época de esplendor de Zabala. Sólo pudieron  hacerlo telefónicamente. Desde allí empezamos a correr «en posta» es decir un tramo cada atleta y así seguimos hasta la salida de Luján (unos 20 kilómetros), donde volvimos a subirnos al ómnibus, y solo pararemos en la curva de Chacabuco; es decir casi 150 kilómetros después.

Allí nos «cruzó» el ómnibus de la ya inexistente empresa Roja, donde venía el «Gordo» y su joven y también rellenita acompañante. Nos saludó y reanudo la marcha. Desde allí, sí empezamos realmente a correr mientras caía la tarde y en posta, mientras Carlitos Obberti, casi niño, se acalambraba por correr en el pavimento…

Al llegar a Junín, en el acceso, entramos corriendo todos en grupo. La gente creía que veníamos corriendo desde Buenos Aires… nos aplaudían. y nadie le decía lo contrario…

En frente al Club Jorge Newbery, en un palco el «gordo» hacía de  maestro de ceremonias (un animador de aquellos); y allí estaban Zabala, Pino y Bustamante, así como dos «glorias» del atletismo local: Parchappe y Juan Fusse (lanzador internacional de martillo). Luego una cena con palabras de nuestro evocado y a la mañana un almuerzo de despedida en el Club, con un Guido Brovarone que imitaba al conocido locutor de radio Colonia «Ariel Delgado».

Antes de retornar la embajada deportiva pasó por la casa a rendirle una suerte de homenaje a Fusse. 

Contamos eso porque ese era el tipo de cosas que hacía nuestro «biografiado». Tal vez solo las recordemos los que aún estamos por este valle de lágrimas. En octubre de 1996, me encontré en Chacabuco en la casa de Familia Stamponi- casado con la hija de Fusse- una foto de aquel evento.

Pasaron los años; siempre lo veíamos al «gordo» en alguna de sus cosas, promovidas desde la organización TEAM, que había creado y donde hasta llegó a promover un equipo de atletismo «libre». Allá por 1971, la municipalidad de Buenos Aires, organizó una prueba atlética por las calles; el gordo andaba en la organización y recuerdo que en el palco de llegada, había logrado que el hombre que tenía un puesto de naranjas en la cuadra de la llegada, se sumara al evento, regalando naranjas a los competidores.

Ese era el estilo del «gordo». Cosas simples, concretas para estar cerca de los sectores populares.

Cada vez que pasamos con el colectivo 71 por la Avenida Triunvirato y a llegar a la plaza de Villa Urquiza, antes de cruzar la vía del tren, nos viene a la memoria aquel domingo de primavera de 1962. El “gordo” había programado un festival atlético. Del “otro lado” de la estación ferroviaria, donde estaba en “Centro “Comercial” se desarrollo una carrera pedestre de fondo. Luego cruzamos la vía y alrededor de la plaza se organizó la carrera de “medio fondo” (800 metros) y sobre la Avenida Triunvirato, se corrió una carrera de velocidad de 200 metros. Los comerciantes de la zona habían donado artículos, que se daban como premios. Y un club del barrio prestaba sus instalaciones para vestuario, sanitarios y duchas. Otra vez algo parecido en el club Crisol de la calle Zaraza. El gordo “convertía” cualquier espacio público en un campo deportivoDécadas después, en los ámbitos del deporte y la educación física a “eso” que vaya a saber de dónde se le había ocurrido o de donde lo había sacado Ortiz, le dieron la denominación de “Deporte para todos”, o “Deporte comunitario”.

Y fue con motivo de la tercera presidencia del general Perón, que se produjo el siguiente acontecimiento. Resulta que el general recibía en Olivos a una delegación de deportistas. Al pronunciar algunas palabras alusivas, comenzó a  mencionar reiteradamente a la FECSYDA, en cuanto a entidad que había promovido entre 1943 y 1955, el deporte en los barrios. Testigos del evento, nos decían que los circunstanciales funcionarios de las áreas deportivas, empezaron a mirarse entre sí. Ya se estaban imaginando lo que ocurriría. Apenas se enteró el «Gordo» apareció por el entonces Ministerio de Bienestar Social, a «mangar» para la FECSYDA,  entidad que Ortiz había contribuido a mantener en épocas de proscripciones populares; y no le pudieron negar su «mangazo» atento lo que había memorado el General…

Claro el «gordo», como toda la gente sencilla de su estilo, siempre tenía problemas con la papelería, como sucede con los coches que venden un determinado grupo del que no necesito dar detalles. Bueno, tuvo problemas con la rendición de cuentas, y esa fue la última noticia que tuve de él.

Seguro que cada uno, si es medio veterano o veterano, tiene en su memoria andanzas parecidas a las que con mucho cariño y nostalgia, acabo de relatar con todas nuestras limitaciones.

Pero en Rodolfo Ortiz quiero rendir mi admiración a estos animadores socioculturales, como se los llamaría hoy, que con mucha intuición y pocas formalidades, nos brindaron a muchos, momentos de mucho regocijo espiritual, tanto, que  marcaron nuestras sensibilidades, que hoy a varias décadas de haberlos contemplado en acción, tenemos un enorme gusto en evocarlos.

* Investigador, comunicador, docente de la Universidad y la CGT, servidor público y deportista argentino (maratonista), fallecido en setiembre 2013.

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Noviembre 2022.

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