La crónica policial dejó la noticia cruel: «En un asalto murió el «crack» «Trinche» Carlovich. Estuvo internado con fractura de cráneo». Rosario tierra de violencia y venganza desde hace una década tuvo una víctima que enlutó al fútbol de ayer.
Varios consagrados en la opinión futbolera lo subieron a un altar: César Menotti, Timoteo Griguol, entre otros. Otro consagrado que lo encumbró a Carlovich, el popular «Loco» Marcelo Bielsa. Ex defensor de Ñuls, en 1976
El objetivo entristece mucho más: un adolescente lo atacó en el suburbio rosarino para robarle la bicicleta que se la había regalado a Carlovich, otro ex futbolista. Tomás Felipe Carlovich, hijo de un obrero yugoslavo, tenía 74 años. Vivió como pensaba: en la bohemia de su barriada «La Tablada».
No hay video que refleje la clase del futbolista nacido en una generación de notables. De su época, Miguel Brindisi, Carlos Bábington, Juan José López, Jorge «Chino» Benítez, Mario Zanabria, Miguel Ángel Adorno, entre muchos recordados.
Analistas de los 70 lo ubican por características -Carlovich 1.85 de estatura- con el perfil estético de Fernando Redondo, entre los «5». Daniel Willington, los «10» de los 60 y 70. Estratega. Algo lento. Pensante.
El amistoso entre el combinado rosarino que dirigieron Carlos Timoteo Griguol DT de Rosario Central, campeón Nacional 73; Juan Carlos Montes, los «rojinegros» campeón Metro´74. La rompió Carlovich. Alto, espigado, pegada, talento
El impacto periodístico tuvo, antesala del Mundial Alemania´ 74, cuando Vladislao Cap, DT. del seleccionado, ex «5» de Racing, la selección, Huracán y River, optó por hacer el último partido antes de partir en Rosario. Un acto fallido.
César Menotti ubicó al «jugador típicamente rosarino. Juego pausado, cabeza levantada. Buen pase. Cerebral», describió el «Flaco». Carlos Timoteo Griguol a su vez reconoció la faceta del jugador «distinto» dijo.
El amistoso se jugó en Rosario un mes antes del Mundial Alemania´74. El recuerdo remite a Carnevali, Rebbotaro, Pascutini, Capurro, el «Colorado» Mario Killer. Ribeca, Carlovich, Mario Zanabria. Bóveda, Obberti y Kempes. Un 3 a 1 inolvidable.
La gran figura resultó el mediocampista de Central Córdoba de Rosario del que Marcelo Bielsa en los 90, comentó: «Estando en Ñuls los sábados, cuatro años, iba a ver a Central Córdoba, para ver a Carlovich», se sinceró el actual DT de Leeds inglés.
El arqueólogo Jorge Marti, buceador de piedras preciosas, virtual co-vocero de la Asociación Futbolistas Solidarios, vivió una experiencia personal en un viaje de Venado Tuerto, su aldea, a Rosario. Pudo ser 1977
«Viajamos con otros pibes para una prueba de fútbol. Tuve una severa lesión a los 17 años y no pude jugar. En el 77 el «Trinche» Carlovich tenía 31 años y la tenía atada.
Lo vimos en un partido no oficial. Manejo con las dos piernas. Un Riquelme», dijo el testigo calificado
La policía rosarina detuvo a un sospechoso en la zona del Gran Rosario. El dolor en la barriada «La Tablada» – Carlovich vivía a pocas cuadras del estadio de Central Córdoba, al que llevó de la mano para ascender dos veces en los 70- su viejo amor.
Las crónicas policiales rubrican datos que reviven a Rosario hoy «la Chicago» de la Argentina. «Chicho» el Grande llevado al cine. Ahora, se alude a 62 asesinatos, muchos por «encargo», en una trágica relación con la Chicago de Al Capone de 1929.
Las bandas de «Los Monos» y el «Clan Cantero» están llevando a Rosario a un plano donde el narcotráfico, grupos de «sicarios», ubican al «crimen organizado» como un hito cruel. En una gran ciudad que trascendió por su cultura popular, el Puerto y la vida empresaria.
El «Trinche» Carlovich, su reinado en el «potrero» de «La Tablada», cayó en una emboscada criminal. La policía tiene detenido a un sospechoso que en su ataque fracturó el cráneo a una gloria futbolera.
La bohemia del «crack». Una leyenda da cuenta que Miguel Ubaldo Ignomiriello, artífice de la «Tercera que mata» Estudiantes del La Plata, del´64, no quiso a Carlovich estando en Central, 1967: «El pibe, vago, no asiste a los entrenamientos», decía.
El «Trinche» en la entrevista periodística donde Diego Maradona lo subió al podio, disparó: «La mayoría no me vió jugar. Un poco resultó lo mío el resultado de un futbolista «fantasma», al no jugar en el fútbol grande», sostuvo.
En su medallero invisible Carlovich, a veces se escapaba a pescar, en la previa de los partidos, «religión» del anti sistema, se mostró siempre complacido con las 50 mil personas que vieron su juego aquella noche del 3 a 1 a la selección nacional. En el 74”.
«El Gráfico» tres décadas más tarde sobre el baile al equipo que viajaba poco después a Alemania, indagó: » ¿Será cierto -preguntó el «Trinche» al enviado- que Vladislao Cap en el entretiempo pidió hablar aparte con Montes y Griguol?”
La historia cuenta que el «Polaco» Cap, jugador de temperamento, los 50 y 60, impactó a sus colegas: «Muchachos es un amistoso. El combinado que formaron ustedes está ganando 3 a 0. Nos están bailando. Eso es malo para lo que viene».
«El Flaco -por Tomás Felipe Carlovich- ese mediocampista, que no lo tengo en el álbum, por favor, deberán cambiarlo, porque si es goleada, nos rajan a todos antes de llegar a Alemania», parece que dijo Vladislao Vladimir Cap.
Carlovich cuando lo supo se sintió que tocaba el cielo con las manos. Hoy, lo lloran en «La Tablada», barriada rosarina que derrama los recuerdos del «Trinche» al que iban a verlo todos en Central Córdoba. Al que casi nadie vió jugar fuera del lugar
(*) Columnista de Mundo Amateur