Con la participación de equipos representativos de catorce países un total de 241 atletas disputaron las medallas en los nueve deportes a través de 43 disputas en los primeros Juegos Olímpicos de la modernidad disputados en Atenas cuya iniciación fue el 6 de abril de 1896, hacen hoy 125 años, y concluidos el siguiente 15 del mismo mes, disputados mayoritariamente en el estadio Panathinaikó y cuya inauguración estuvo a cargo del entonces rey Jorge I.
Los 241 deportistas eran todos varones ya que no se había dado lugar a la intervención femenina. Esos primeros Juegos Olímpicos registraron la mayor participación de países en un torneo internacional disputado hasta ese momento en cualquier lugar del mundo. El estadio, a pesar de ser el mayor existente por entonces, se vio absolutamente desbordado por la enorme cantidad de público que asistió a las diez jornadas desarrolladas en el mismo. Los griegos tuvieron su gran festejo con la victoria de su compatriota Spiridon Louis en la maratón mientras que el competidor más exitoso fue el alemán Carlo Schhmann, gimnasta y luchador, quien se adjudicó lo que hoy serían cuatro medallas de oro.
Desde entonces, retomando la antigua tradición helénica, los juegos se han repetido cada cuatro años con excepción de los correspondientes a los de 1916, 1940 y 1944 a raíz de que en esos momentos la humanidad se vio envuelta en las dos grandes guerras mundiales que sufriera durante el Siglo XX. Ya a comienzos del actual Siglo XXI, en 2004, Atenas volvió a ser la sede de otros Juegos Olímpicos.
Si bien durante los Siglos XVIII y XIX hubo varios certámenes de menor envergadura que tuvieron lugar en Europa fue hacia el final del Siglo XIX cuando al historiador y pedagogo francés Pierre Frédy de Coubertin, más conocido por su título nobiliario de “barón de Coubertin”, tuvo la gran idea de revivir los viejos Juegos Olímpicos. Le dio a los mismos ese criterio internacional que ya habían tenido los de Antigua Grecia. En ellos estaban representadas las polis y las colonias, ahora reemplazadas por las nuevas naciones. Al igual que en aquellos y en los más recientes de los Siglos XVIII y XiX, estos últimos que tuvieron como gran impulsor al comerciante griego Evangelos Zappas, en los que sólo tenían lugar los hombres, en estos nuevos también los participantes eran únicamente varones, aunque de cualquier nacionalidad, a diferencia de los de la antigüedad reservados para griegos libres.
Para impulsar su idea Coubertin organizó un gran encuentro que se desarrolló el 18 de junio de 1894 en París, en la sede de la Universidad de la Sorbona. Participaron dirigentes de entidades deportivas de once países que aprobaron la propuesta. Coubertin sugirió implementar la puesta en marcha de los nuevos Juegos Olímpicos en 1900 haciéndolos coincidir con la Exposición Universal de París. Allí no coincidió con la mayor parte de los presentes que consideraron que no era conveniente esperar tanto tiempo por lo que se optó por 1896. Durante el encuentro celebrado el 23 de junio el representante griego Demetrius Vikelas propuso que el renacimiento de los juegos tuviese lugar en Atenas, como sucedió. Creado en esa circunstancia el Comité Olímpico Internacional fue Vikelas su primer presidente.
Si bien la decisión adoptada tuvo gran acogida en Grecia, particularmente por el príncipe Constantino, heredero al trono, la situación económica del país puso en serio riesgo la realización. Hacia fines del mismo 1894 el Comité Organizador presentó un informe señalando que el costo iba a triplicar lo estimado por Coubertin llegando a 3,74 millones de dracmas, unos 448.000 dólares estadounidenses cuyo valor era enormemente superior al actual de esta moneda. Coubertin y Vikelas lanzaron una campaña que logró que el mismo Constantino asumiese la presidencia del Comité Organizador. Rápidamente el príncipe logró reunir donaciones por 330.000 dracmas, luego una emisión de sellos postales recaudó otras 400.000 dracmas y mediante la venta de boletos anticipados 200.000 más. A su vez, el empresario George Averoff donó otro millón para la restauración del Panathinaikó. En agradecimiento a esa donación en las afueras del estadio se erigió una estatua suya, presentada el 5 de abril de 1896, un día antes de la iniciación de los juegos, aún existente.
También por iniciativa de Coubertin se estableció que solamente podían participar atletas amateurs, reglamentación que todavía se mantiene. Los griegos habían pensado que, como en la Antigüedad, los modernos Juegos Olímpicos iban a tener a Atenas como sede permanente, pero el mismo Coubertin propuso una sede rotativa por todo el mundo lo que fue aprobado por todos los demás representantes. Dado que los reglamentos de los distintos deportes tenían diferencias según los países, el Comité Organizador eligió normas vigentes en algunos de los países participantes. Se aplicaron a las autoridades iguales denominaciones que en la Antigua Grecia y así el jurado fue el “ephor”, los árbitros “hélanodic” y el director de juego “alitarc”. Por sobre todos ellos estaba el rey Jorge I.
Dado que no había una Villa Olímpica, cosa que recién sucediera a partir de 1932, los atletas debieron pagarse sus gastos. Varios de los integrantes de la representación británica se salvaron de hacerlo ya que se desempeñaban como empleados de la embajada de su país en Atenas.
La inauguración fue presenciada por una multitud que desbordó el estadio. Fue en el lunes de la Pascua tanto católica como ortodoxa y, además, era el aniversario de la conmemoración de la guerra de la independencia griega. Así es como unas 80.000 personas fueron las que asistieron al acto que abrió Constantino tras quién tomó la palabra Jorge I diciendo: “Proclamo la apertura de los primeros Juegos Olímpicos internacionales en Atenas. Larga vida a la Nación. Larga vida al pueblo griego”.
Con la participación de nueve bandas y 150 coristas se interpretó el Himno Olímpico escrito por el poeta Kostis Palamas con música de Spyridon Samaras. Luego de varios himnos interpretados en diferentes sedes en 1958 el COI estableció que el de Palabas y Samaras fuese, de ahí en más el Himno Olímpico de todas las aperturas. En 1928 se implementó la “Llama Olímpica”, en 1920 el juramento de los atletas y en 1972 el de los jueces. De los deportes fijados en 1894 en esos primeros Juegos no pudieron practicarse los de remo y vela debido a problemas climáticos.
El atleta estadounidense, también escritor, James Brendam Bennet “Jamie” Connolly, quién había viajado en un barco carguero y en tren, fue el primer campeón olímpico de los Juegos modernos. El mismo 6 de abril se impuso en el Triple Salto y también obtuvo la medalla de plata en Salto en Altura y la de bronce en Salto en Longitud. Por primera vez en un certamen internacional se disputó una maratón, ganada por el referido Spiridon Louis, un ignoto acarreador de agua que se convirtió en un héroe nacional, y aún hoy es el único griego en haber ganado una medalla de oro olímpica en atletismo. Los griegos eran los favoritos para ganar los lanzamientos de disco y peso pero en ambos fueron derrotados por el estadounidense Robert S. Garrett.
Los países representados fueron Alemania, Australia (cuando aún era parte del entonces Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda), Austria (el Imperio Austro-Húngaro se presentó con dos delegaciones separadas), Bulgaria, Chile (única delegación hispano hablante), Dinamarca, Estados Unidos de América, Francia, Grecia (incluyó atletas de Chipre, ahora independiente, y Esmirna, hoy parte de Turquía), Hungría (la misma situación que Austria pero incluyendo a croatas, eslovacos, transilvanos y voivodinos), Italia, Reino Unido, Suecia y Suiza. Bélgica y Rusia habían inscripto atletas pero no concurrieron.
No se estableció récord mundial alguno probablemente por las dificultades que ofrecía la pista pero se sentó un precedente histórico. Fue la primera vez que un atleta arrancó su carrera con una rodilla en tierra. Se trató del estadounidense Thomas Edward Burke, ganador de las competencias de 100 y 400 metros con tiempos de 12,0 y 58,4 segundos, respectivamente. El único competidor iberoamericano fue el chileno Luis Subercaseaux quién disputó los cien metros llanos.
Entre los diferentes vencedores se contaron en atletismo Edwin Harold “Teddy” Flack, inglés pero representante de Australia, en los 800 y los 1500 metros, y el estadounidense Ellery Harding Clark, en santo en alto y salto en largo. En ciclismo se destacó el francés Paul Masson, ganador en velocidad y en diez mil metros y su compatriota Léon Flameng vencedor en cien kilómetros. También el nadador húngaro Alfréd Hajós, vencedor en 100 y 1200 metros libres. A diferencia de lo acontecido posteriormente para el primer premio se entregaron una medalla de plata ilustrada con la cara del dios Zeus, una rama de olivo y un diploma, y para el segundo una medalla de cobre, una rama de laurel y un olivo.
Las “Fiestas Olímpicas”, como se denominaban los antiguos Juegos Olímpicos, comenzaron a celebrarse en el 776 Antes de Nuestra Era, es decir hacen ya 2797 años, en la ciudad de Olimpia, de donde viene el nombre, en el noroeste del Peloponeso. En esa época eran comunidades independientes a las que unificaba la religión que tenía como cabeza al dios Zeus. Precisamente esos juegos se hacían anteriormente en honor a Zeus en Olimpia, a Poseidón, el dios del mar en Corinto y de Apolo, el de la sabiduría, en Delfos. En el 776 ANE se unificaron en Olimpia. Las competencias se desarrollaban en un estadio de 192,27 metros de largo y la prueba más importante era el pentatlón. Los ganadores recibían como premio una corona de olivo.
Según se cree la propuesta original de esos juegos ya había nacido hacia el 1100 ANE a propuesta del rey Oxilos pero su iniciación fue implementada por el rey Ífitos de Élida en acuerdo con el espartano Licurgo y el pisano Clístenes. El objetivo buscado fue garantizar la paz durante el desarrollo de los juegos. El tratado fue grabado en piedra y guardado en el templo de Hera. La duración de las competencias era de solamente un día, el de la primera Luna llena después del solsticio de verano, entre fines de julio y comienzos de agosto.
Para los tiempos clásicos ya duraban cinco días y también participaban ciudadanos de Acaia, Arcadia, Argólida, Laconia y Mesenia hacia el 472 ANE. Con el tiempo el laurel reemplazó al olivo. Las medallas de oro, plata y bronce datan del reciente 1960 de la era moderna. En los juegos antiguos los deportes eran boxeo, carreras pedestres y en carros, equitación y pancracio, una mezcla de boxeo y lucha. La prueba más importante, con la que se cerraban los juegos, era una carrera pedestre de 192,27 metros, la distancia de un estadio. El pentatlón se agregó en los XVIII Juegos. Los últimos de la Antigüedad se celebraron en el 394 de Nuestra Era y en el 424 el emperador romano Teodosio los canceló definitivamente.
Entre los grandes ganadores de pruebas hípicas se encuentra Filipo II, el rey macedonio padre de Alejandro Argeida, comúnmente Alejandro Magno. En tiempos más recientes el emperador romano Nerón Claudio César Augusto Germánico se impuso en una carrera de cuadriga después de que sus adversarios se retiraran y lo dejaran solo.
Fuente:
6 abril de 2021