EL RECUERDO PERMANENTE AL PADRINO DE NUESTRA REVISTA – A 35 años del vacío que dejó Osvaldo Ardizzone

Ene 10, 2022 | Opinión, Últimas Noticias

Periodista, escritor, poeta y músico irremplazable

Por: José Luis Ponsico (*)

El 8 de enero de 1987 víctima de edema pulmonar, dejó de existir el periodista, escritor, poeta, charlista, compositor musical entre matices de tipo carismático, genial, el popular Osvaldo Ardizzone. Tenía 67 años y no pudo con el vicio del cigarrillo. Nacido en La Boca, 10 de noviembre de 1919, inscripto como Osvaldo Bramante, una persona pasional.

De muy pibe se interesó por la lectura. Un auténtico autodidacta. Se jactaba de su infancia donde el fútbol, el tango, la poesía, su vida costumbrista sirvió para la formación y crecimiento del periodista irremplazable, años´60, 70 y 80.
Carismático, ameno, elegante. Un porteño de ley.

Admirador de notables futbolistas -se identificó mucho con el porte, la vida y mentalidad ganadora del «Tano» Renato Cesarini, delantero que triunfó primero Chacarita Juniors. luego River hasta su gloria en la Juventus, Italia, años´30- aunque
el porteñismo de Norberto «Tucho» Méndez, gloria de Huracán, Racing y la selección, los´40 y 50, lo deslumbraba.

En 1959 luego de varios empleos, no precisamente «periodísticos» cuando estaba cumpliendo 40 años se cruzó con el impactante Dante Panzeri, director de la revista El Gráfico, cuando Osvaldo alcanzó un trabajo administrativo en la influyente Editorial Atlántida. Curiosamente, la popular publicación nacida en el 19, como Osvaldo.

En charla de café, Panzeri, el periodista polémico de la época, culto, ácido, crítico severo de cuánta faltas morales, éticas y siguen firmas dejaba al fútbol como un apéndice de una sociedad dominada por gobiernos inestables, sin demasiado respaldo popular. Así, Bramante escuchó una reflexión casi mágica:

«Mire Osvaldo -había tenido varias charlas en el comedor de la Editorial, sede en calle Azopardo, zona del Bajo, en  la Capital Federal, no muy lejos de la Casa Rosada- si usted escribe como habla «de todo». De fútbol, de tango, de la vida, de los autores clásicos, de su barrio y sus amigos, debería estar en la Redacción», dijo Dante.

Panzeri al cronista que escribe éstas líneas en memorable entrevista de junio del 69, invitado por el Sindicato de Canillitas a dar una charla en Mar del Plata, luego de una reunión con 300 personas en una noche de viernes, muy fría -unos tres grado bajo cero- con detalles comentó cómo «había convertido en periodista» a Osvaldo. A punto de cumplir 40 años.

Ardizzone, apellido materno, no fue un apodo. Apenas un cambio de guardia. En el´61 junto a Ernesto Lazzati, «Pibe de Oro» el «5» de Boca campeón 1943/44, otro «hallazgo» de Panzeri, tenía sus propios seguidores. Un staff recordado. También estaba
entre los «duros», José Gabriel González Peña. Popular «Pepe» Peña.

Osvaldo en una versión «de agudo», crítico también, aunque «retratista» único a la hora de las entrevistas. El tercero, tiempo después, ya sin Dante (El Gráfico), el uruguayo «El Veco», seudónimo de Emilio Laferranderie. Otro periodista inolvidable.

Y los reportajes de Ardizzone ya componían «un clásico» del periodismo deportivo.


Entre tantos recuerdos, aparece el reportaje de Ardizzone a Luis Pentrelli, el velocísimo puntero derecho de Gimnasia y Esgrima La Plata, 1955, titular de la selección nacional en el Sudamericano Extra, Montevideo, febrero del 56, dejando en el banco -nada menos- a Oreste Corbatta. Luego el de Racing y Boca, seis años titular con la casaca albiceleste.

Pentrelli adquirido por la Fiorentina estuvo nueve años en el fútbol de Italia. Pasó por Udinese y alcanzó relieve aprovechando habilidad, pegada para jugar en medio campo antes de volver a la Argentina. A Racing, 1964. Con 32 años tuvo un gran partido
contra San Lorenzo en el Viejo Gasómetro. Ganó la Academia tres a uno -uno de los goles, César Menotti- y se destacó Luisito.

Entre semana, entrevista, reportero gráfico incluído de Osvaldo Ardizzone: » ¡Mire Luis, casi todos los que lo veíamos a usted hace diez años, cuando se consagró en Gimnasia y Esgrima, siendo que hizo inferiores en Boca, lo teníamos como un «wing» diestro, rápido, astuto, jugando por la raya. Cabeza a cabeza con el genial Oreste Corbatta», empezó Osvaldo.

«Así es, ocurre que pasaron casi diez años. Tengo algunos kilos más; estoy casi pelado, perdí velocidad. Ahora, juego por adentro con pibes de mucho ida y vuelta. Yo, Osvaldo, priorizo el juego rápido, no el traslado. El pase, no la gambeta. Ahora, toco y me voy», dijo el «crack», 33 años, al periodista que encabezó el reportaje: «Luis Pentrelli, alias toco y me voy».

El lenguaje popular consagró la expresión cerebral del «8» que también pasó por el fútbol de Colombia cuando tenía 35 años y se lució en Millonarios de Bogotá. En los ´80 el músico Rubén Juárez, fana de Racing, brindó un homenaje a Luisito con un tango cuya letra pertenecía al amigo, Juanca Tavera, de aquél tiempo, que inspiró al bandoneonista.

El impacto llegó más lejos. En los´90 en una entrevista televisiva, página de espectáculos, Moría Casán por América TV. En pleno reportaje sobre «amores efímeros» a su interlocutor, respondió: «En el tema como en tantas cosas, soy pionera», dijo. «Hace rato que practico el «tooch and go», aquél toco y me voy de Pentrelli», en medio de grandes risotadas. Memorable.

El periodista Héctor Vega Onesime, contemporáneo de Ardizzone en El Gráfico, aunque casi con veinte años menos que el notable colega, en su libro «Memorias de un periodista deportivo», publicado en 2003 con prólogo de Jorge Valdano, dedica
buena parte a la vida periodística suya, en tiempos de Osvaldo.

«Estar con Ardizzone significaba vivir el placer de compartir el fútbol, la cultura popular, el tango, la noche, el arte de la poesía. Osvaldo es un sabio en todo. Había leído los clásicos. De pronto sorprendía con Luigi Pirandello o Dante Alighieri, sus tributos
al «hombre gris» otra columna inolvidable. Cuando falleció El Gráfico no lo despidió como merecía», se lee.

Ardizzone ya no estaba en Atlántida. En la Editorial Abril escribía para varias publicaciones. Luego «Tiempo Argentino» a la vuelta de la democracia. En plena dictadura, en silencio, no aceptaba «la utilización del fútbol» por parte del régimen militar. Luego del Mundial 78, tomó distancia de todos los festejos. Todo eso lo distanció del «Flaco» Menotti.

En tiempos de España´82 Mar del Plata, la entidad APAND Niñez Desamparada, lo tuvo para dar conferencias. Y en tiempos de Daniel Rodríguez, uno de los tantos admiradores de Osvaldo, una parte de la sede en la Ruta 2, el Gimnasio principal,
lleva el nombre de Osvaldo Ardizzone. Un tributo local. Del capítulo «Mitos y Leyendas».

En el 84 cuando el gremio periodístico recuperaba la Asociación de Periodistas de Buenos Aires y la normalización del Sindicato de Prensa, Osvaldo Ardizzone, sin tener una militancia gremial, acompañó desde su prestigio y fama de gran periodista, el
reencuentro de las organizaciones a cargo de periodistas y trabajadores de la Prensa.

En una cena inolvidable, con 850 asistentes, elegido por las distintas agrupaciones políticas que disputaba la llegada a la conducción de ambas entidades sindicales, Osvaldo Ardizzone aceptó ser el orador principal y pedir por la Unidad de todo
el gremio periodístico con un discurso donde hubo de todo: contexto político «libertario» y una convocatoria al compromiso.

«Las empresas periodísticas suelen ser mucho más solidarias entre sí que los propios trabajadores de la Prensa, por sus diferencias ideológicas», dijo Osvaldo el 7 de junio del 84, Día del Periodista. Aplaudido, casi llevado en andas, Ardizzone vivió una noche gloriosa.

Tanto que en la madrugada cuando Roberto Gasparini, colega, luego titular del Sindicato de Prensa, ofreció llevarlo en el viejo Renault 12 del que escribe éstas líneas, Osvaldo agradeció: «No muchachos, a ésta hora Bánfield está más lejos que nunca». Esperó en vano un ómnibus de línea urbana. Que hacía Barrio Monserrat -Sindicato del Seguro- Lomas de Zamora.

Al cabo, Ardizzone viajó dormido en el asiento de atrás, Renault Break, modelo 74, noche de neblina, peligrosa, rumbo a su residencia en Bánfield, chalecito, una esquina, donde falleció 8 de enero del´ 87. Tres años más tarde. Rodeado de una familia que lo idolatraba. Como aquéllos que lo conocimos.

Un grande de un periodismo de oficio que aparece como lejano. Pasaron 35 años. Su vida intensa lo hace que reviva, todos los lugares comunes del universo periodístico de los´70. Estará siempre en el corazón de los que lo trataron y admiraron. «Sabe Osvaldo, nunca tuve teléfono», contestó Norberto «Toro» Raffo, cuando con 29 años pasó a Racing. En el primer reportaje.

Diría Antonio Carrizo «Un incunable. De los que no se reponen» cuando lo tuvo en ciclos de Radio Rivadavia donde Osvaldo contaba historias, recitaba poesías, evocaba autores e intérpretes como Aníbal Troilo, «Pichuco» al que trató en un tiempo glorioso. 

(*) Columnista de La Señal Medios, Libre Expresión, Mundo Amateur, La City.com.

Fuente: Mundo Amateur

8 enero 2022

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