Confederación Argentina del Deporte (CAD) – La Institución madre del Deporte Nacional

Jul 18, 2019 | Política deportiva

 

 

Ante el DNU 92 del Poder Ejecutivo Nacional del 29 de enero de este año (rechazado por anticonstitucional en la Comisión Bilateral el 7 de febrero) y la insistencia con un proyecto de ley por el cual se desconoce a la Confederación Argentina de Deportes (CAD) como la institución rectora del deporte nacional presentamos este capítulo del libro “Historia Política del Deporte Argentino” del reconocido dirigente e historiador Víctor F. Lupo:

 

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El 23 de septiembre de 1899 el General Julio Argentino Roca fundó la Sociedad Hípica Argentina, para la organización de distintas competencias hípicas. En 1902 esta institución reformó sus estatutos y se transformó en la Sociedad Sportiva Argentina, presidida por el barón Antonio De Marchi, uno de los más reconocidos dirigentes deportivos de la época, y, además yerno del Presidente de la Nación, el General Roca. Valga recordar que una de las sedes de esta nueva institución se encontraba donde actualmente está el Campo Hípico Militar con las dos canchas de polo, y allí se realizaban variadas actividades deportivas. De ese campo partió el legendario Jorge Newbery junto a Aarón de Anchorena en el globo “Pampero” en 1907, para cruzar el Río de La Plata. También en este lugar se jugaron los primeros partidos de fútbol entre argentinos representados por Club Alumni y un equipo ingles  (Southampton) perdiendo por 3 a 0 los locales el 26 de Junio de 1904. Y el 24 de junio de 1906 Alumni vence a un equipo de británicos de la Liga de Sudáfrica por 1 a 0, con gol de Alfredo Brown y la presencia del Presidente de la Nación, José Figueroa Alcorta.

 

Durante 1908 por la Ley 6.277, la Sociedad Sportiva Argentina ingresó a formar parte del Consejo Superior del Deporte (primer antecedente del CONADE, creado luego por Perón) junto a miembros de los ministerios de Guerra y de Instrucción Pública, del Consejo Nacional de Educación y de las Universidades Nacionales. Este Consejo tenía como misión aprobar los reglamentos y programas que administraba la Sociedad Sportiva Argentina.

 

La institución, presidida por De Marchi, fue responsable de la organización de las “Primeras Olimpíadas Sudamericanas”, que se disputaron como parte de los festejos del Primer Centenario de la Revolución de Mayo, organizadas y realizadas en Buenos Aires por el gobierno porteño.

 

El 18 de junio de 1914, el general Gregorio Vélez, ministro de Guerra del presidente Roque Sáenz Peña, ocupó militarmente el estadio de Palermo, desalojando a la Sociedad Sportiva Argentina y ordenando la continuidad de las obras del estadio que se estaba construyendo y que habían sido paralizadas por disposición del intendente, doctor Joaquín S. de Anchorena. Esto originó un conflicto entre los personajes en cuestión por los derechos de la Nación o el Municipio sobre ese predio. Todo terminó con la renuncia del General Vélez, luego de morir en agosto de ese año Sáenz Peña y asumir como Presidente, Victorino De La Plaza.

 

Pero a partir de ese año la Sociedad Sportiva se fue diluyendo institucionalmente y no se encuentran ya constancias o testimonios de reuniones o eventos producidos por ella.

 

Ante este vacío institucional la dirigencia deportiva nacional se dividió en dos tendencias. Una que luchaba para la formación de una institución sucesora de la Sociedad Sportiva Argentina, pensada como rectora de la Federaciones Nacionales, cuyo poder oculto era el barón De Marchi. La otra pretendía formar una delegación nacional del recientemente formado Comité Olímpico Internacional (COI), cuyo principal sostenedor era César Viale.

 

Entre los meses de julio y septiembre de 1921, ante la necesidad de constituir una Institución que logre la armonía y la cooperación de las distintas actividades deportivas, en la sede del Círculo de la Prensa de Buenos Aires, y por iniciativa de los dirigentes de esta institución (Arata y De Muro), se realizan tres reuniones con la idea de formar una Confederación que albergue en su seno a todas las Asociaciones y Federaciones de los distintos deportes.

 

El doctor César Viale, representante de la Federación Argentina de Box, aunque en principio estaba de acuerdo, en la votación final fue el único miembro que se abstuvo de votar, porque estimaba que “estando formado el Comité Pro-Juegos Olímpicos, la nueva entidad no podía ser sino el mismo Comité con otro nombre o modificado, aprovechándose los trabajos ya realizados”. Pero el 19 de septiembre de 1921, bajo la presidencia de la Nación del Dr. Hipólito Yrigoyen, se crea la Confederación Argentina de Deportes (CAD) impulsada por uno de los pioneros de la dirigencia deportiva nacional, Antonio De Marchi.

 

Esta disputa (que aún sigue en la dirigencia argentina), la encontramos históricamente registrada, en la página 177 del libro de César Viale, “El deporte argentino” (1922), cuando en la carta que le envía al barón De Marchi le expresa: “Existe un punto oscuro que es el de saber quién es el que presidirá la delegación a la Olimpíada del Brasil, si el C.O. (Comité Olímpico) de este país o su Confederación de Deportes”.

 

El primer presidente elegido por cuatro años de la CAD fue el doctor Rafael Cullen (titular de la Federación Atlética Argentina y presidente del Club Atlético San Isidro), que la dirige hasta enero de 1925, pero no llegó a cumplir su mandato, para ser reemplazado por el  doctor Marcelo Fitte (presidente del Club Universitario) hasta la finalización de ese mandato en septiembre. Esta nueva institución obtuvo su personería jurídica el 24 de julio de ese año. 

 

Por el Decreto 74 del 31 de mayo de 1927 firmado por el Presidente de la Nación, doctor Marcelo Torcuato de Alvear, “se reconoce a la Confederación Argentina de Deportes (CAD), presidida por el Dr. Juan Carlos Palacios (1925-1928), como Comité Olímpico Argentino“, institución que había sido creada por un decreto del 31 de diciembre de 1923, por lo que la CAD debía “adoptar todas las resoluciones relacionadas con la participación de los deportistas argentinos en los Juegos Olímpicos”. Este sería el principio de lo que se conocería en el ámbito deportivo como la CAD-COA, que rigió los destinos del deporte nacional hasta 1956, aunque oficialmente para la conducción del deporte argentino sólo era reconocida la CAD.

 

A Palacios lo sucedió en la presidencia de la institución, el doctor Juan Bautista Peña (mayo 1928 – julio 1929).

 

En 1929 por una Ley se otorgó un subsidio a la CAD, presidida en ese entonces por Juan Carlos Gallegos (julio – noviembre 1929), para concurrir a las ediciones IXº (Los Ángeles 1932) y  (Berlín 1936) de los Juegos Olímpicos. 

 

Entre noviembre de 1929 y noviembre de 1932 la presidió Horacio Bustos Morón, regresando en ese momento a la presidencia, el Dr. Palacios hasta abril de 1933. El doctor Alberto León se hizo cargo de la CAD hasta noviembre de 1934.

 

Desde 1937 la Confederación Argentina de Deportes pasó a integrar la Comisión Asesora Honoraria de Fomento del Deporte, creada para administrar el Fondo de los Deportes, de acuerdo al artículo 29º de la Ley Nacional 12.345, dictada cuando era presidente de la Nación el general Agustín. P. Justo. Desde esta Comisión se otorgaron por aquellos años los préstamos para la construcción de los monumentales estadios de River Plate y de Boca Juniors, entre otras obras de magnitud.

 

Durante el curso de la Segunda Guerra Mundial (cuando se suspendió la realización de los Juegos Olímpicos), la Confederación Argentina de Deportes, organizó los Juegos Argentinos, bajo la presidencia de Próspero G. Alemandri (entre otras cosas, autor del libro “Moral y Deporte”). Nuevamente el doctor Juan Carlos Palacios fue elegido presidente entre los años 1938 y 1947.

 

En el año 1947 el Presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón, por el Decreto Nacional 34.817 del 6 de noviembre, incorporó la CAD (presidida por el ingeniero Ricardo Sánchez de Bustamante hasta 1948) al Consejo Nacional de Educación Física, que por la Ley 12.932 de ese año, podía otorgar préstamos en efectivo destinados a financiar la construcción de estadios, campos e instalaciones deportivas en todo el país. Con estos préstamos se emprendió la construcción de los estadios de fútbol de Huracán, Vélez Sársfield, Racing Club de Avellaneda, Sarmiento de Junín, más el Velódromo de Ciclismo de Palermo y el Complejo Olímpico recreativo de Ezeiza, entre otras muchas obras que le dieron al deporte argentino un incomparable empuje. 

 

En 1948 por el Decreto Nacional 36.247, el Estado Nacional reasumió la misión de organizar y dirigir las representaciones argentinas en torneos deportivos internacionales, que desde 1927 ejercía la Confederación Argentina de Deportes (CAD). 

 

En diciembre de ese año comenzó a ejercer la presidencia de la institución quien presidía la Corte Suprema de la Nación, el doctor Rodolfo Valenzuela(un ex esgrimista olímpico del equipo de florete en Los Ángeles 1932 y Berlín 1936). 

 

Durante su mandato y hasta la intervención institucional en 1956, la Confederación Argentina (CAD) tuvo un protagonismo jamás igualado hasta entonces y nunca vuelto a conseguir, para desgracia del deporte argentino.

 

El 18 de julio de 1950 en la sede de la CAD-COA, Carlos Pellegrini Nº 1362, se inauguró la “Casa del Deporte” y el general Perón, acompañado de su esposa Evita, asistió al acto. En su discurso a los dirigentes y deportistas presentes el Presidente de la Nación expresó: “En la República Argentina se hará en deportes lo que diga la Confederación, y nada más”, dejando muy en claro la importancia que la máxima autoridad de la República le otorgaba a esta“Institución libre del Pueblo”, como él mismo la denominaba. * “En 1978 esta sede paso a la calle Juncal 1662, compartida con el COA, quien en el año 2010 le compro su parte en un acto por lo menos suspicaz ante la indiferencia total de los funcionarios del estado nacional”.

 

En 1951 la CAD tuvo su “gran prueba de fuego organizativa” para el desarrollo de los “Primeros Juegos Deportivos Panamericanos”, disputados en la ciudad de Buenos Aires, entre febrero y marzo. Su resultado final no podía ser mejor. Una organización sobresaliente y Argentina primera en el medallero continental superando a los Estados Unidos de Norteamérica.

 

Hecho histórico, solamente igualado 40 años después por otro país, Cuba, en los Xº Juegos Deportivos Panamericanos de La Habana en 1991. Todos los demás Juegos entre estos dos, los ganó la representación de los Estados Unidos. 

 

Desde 1952,el presidente de la Confederación Argentina de Deportes comenzó a ser designado por el Poder Ejecutivo Nacional, no así los demás miembros de la Comisión Directiva que lo elegían libremente las Federaciones Nacionales. El primer presidente elegido de esta manera fue el Dr. Valenzuela, por el Decreto Nacional 3879, del 18 de marzo.

 

En 1954, el gobierno del General Perón, por Decreto Nacional 18.678 del 2 de noviembre, le asigna al Ministerio de Educación la responsabilidad de la dirección de la educación física y a la Confederación Argentina de Deportes (CAD), la gestión de los deportes en todo el país. Este decreto iba acompañado de una frase del presidente de la Nación, Juan Perón que expresaba: “Yo haré en el deporte, lo que me diga la CAD”.

 

A fines de septiembre del 1955, la CAD fue intervenida e investigada junto a todos sus dirigentes por la Comisión 49 del Gobierno Nacional de la “Revolución Fusiladora”, apoyándose en el tristemente conocido Decreto 4161 de la autodenominada “Revolución Libertadora”. 

 

Como interventor para esta institución fue designado el General Fernando I. Huergo, (un ex representante panamericano y olímpico de esgrima), responsable de la represión más dura que se haya desatado (hasta ese entonces) contra los deportistas argentinos, por el “infame delito” de haber simpatizado con “el régimen depuesto”.

 

Una generación de deportistas fue suspendida en su actividad por 99 años, por el “solo delito” de haber dedicado sus triunfos a Perón o por haber recibido de éste, beneficios económicos. Así, a varios deportistas, los impidieron de concurrir a los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, quitándoles la posibilidad de conseguir medallas que por sus tiempos o valíalo hubieran realizado.

 

En diciembre de 1956, el General Huergo fue reemplazado como interventor por otro militar de menor rango (una imagen de lo que iba a suceder en el tiempo con el deporte argentino), el Coronel Julián Bustillo quien ocupó el cargo hasta enero de 1958.

 

En los períodos “seudodemocráticos” que sucedieron a la “Revolución Libertadora”, la CAD estuvo presidida por el doctor José Casas, representante del hóckey (1958 – agosto de 1964) y por el doctor Ricardo Levene (hijo), representante de la esgrima (1964 – octubre 1966).

 

Cuando un nuevo golpe militar, en junio de 1966, se apodera del Gobierno Nacional, la CAD es nuevamente intervenida por el general Jorge Nocetti Campos, entre octubre de ese año y abril de 1971, siendo reemplazado por Ernesto Cilley Hernández, un representante del rugby, disciplina que curiosamente nunca había querido integrar la Confederación Argentina de Deportes (luego Cilley, ¡oh casualidad!, fue subsecretario de Deportes de la Nación).

 

Con el regreso de un gobierno democrático en 1973, la CAD es dirigida durante un breve período, entre abril y junio, por el señor Carlos F. Portela, para asumir como interventor hasta abril de 1974, el esgrimista campeón panamericano y representante olímpico, Félix D. Galimi. En esta época la CAD participó activamente en la discusión del “proyecto de Ley del Deporte” enviado por el presidente Perón al Congreso Nacional el 9 de noviembre de 1973. Galimi fue elegido presidente en abril de 1974 y duró en el cargo hasta la intervención de marzo de 1976

 

Luego del “Golpe de Estado más sangriento de la Historia Nacional” ocurrido en la madrugada del 24 de marzo de 1976, contra el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, el Coronel Antonio Rodríguez (representante de la esgrima y secretario del Comité Olímpico Argentino) fue por unos días interventor en la Secretaría de Deportes de la Nación.

 

Desde allí el 25 de marzo de 1976, envió a las Federaciones Nacionales, varias de la cuales fueron intervenidas inmediatamente como el básquetbol, ciclismo y atletismo (con Héctor Serafín Granda como interventor), una misiva con el siguiente texto: Comunico a ustedes que en ejercicio de las facultades conferidas por la Junta Militar ha sido designado a cargo de la Confederación Argentina de Deportes el señor Miguel Ángel Bruno. Desde ahora reconocerán y respetarán dicha autoridad, acatando todas las medidas u órdenes que el señor Miguel A. Bruno les imparta. El texto estaba firmado por el delegado militar a cargo de la Secretaría de Estado de Deportes y Turismo, Coronel Antonio Rodríguez. 

 

En 1978 la CAD (aún intervenida) vivió un hecho singular, cuando la Asamblea anual de la Unión Argentina de Rugby (UAR) decidió suspender por tiempo indeterminado como afiliado, al Club Obras Sanitarias de la Nación. Lo acusaron de tener un equipo profesional de básquet, algo que la UAR no permitía. La CADpretendió defender a Obras Sanitarias, pero recibió como respuesta la siguiente frase del entonces presidente de la UAR, general auditor Lorenzo Bereciartua: “El Deporte Argentino (refiriéndose a la Confederación Argentina de Deportes) es un cajón de manzanas podridas, la única sana es la UAR y por eso debemos desafiliarnos de su institución”, algo que efectivamente ocurrió. Aún hoy la UAR es la única Federación Nacional deportiva sin representación en la CAD.

 

Durante su mandato como interventor de la CAD (1976/82), Bruno (representante de Equitación) creó las condiciones estatutarias para que la misma fuera absorbida por el Comité Olímpico Argentino (al revés de lo sucedido en 1927) y, de acuerdo con esos planes, desapareciera.  

 

Pero esta aviesa actitud fue neutralizada a fines de 1982 por el fuerte protagonismo de ocho federaciones nacionales (bochas, ciclismo, esquí acuático, motociclismo, gimnasia, ajedrez, tiro al vuelo y actividades subacuáticas) que lograron preservar la vida institucional de la CAD, basada legalmente en sus estatutos originales donde estaba previsto que mientras cinco federaciones decidan continuar, no se las puede disolver. Esta acción federativa, que fue promocionada y avalada por el entonces subsecretario de Deportes de la Nación, doctor Julio Fernández Mendy (junto a su asesor, el licenciado Alfredo A. Aguirre), formó un bloque para oponerse también a la derogación de la Ley del Deporte 20.655, pretendida desde lo más alto del poder, ya que el año anterior desde la Subsecretaria de Deportes, a cargo del dirigente Santiago Leyden, se había impulsado una nueva Ley, con el apoyo de cierta dirigencia deportiva.

 

Esta derrota de Bruno lo llevó a su renuncia. Así llegó a la intervención de la Institución, el dirigente del atletismo cordobés Fernando Salve, en la última etapa de la Dictadura Militar.

 

Recién en 1986 (tres años después de la vuelta a la democracia en la Argentina) el interventor, con el acuerdo de la Secretaria de Deportes de la Nación, llamó nuevamente a elecciones en la CAD, siendo elegido presidente Miguel Ángel Alberti, máximo dirigente del hóckey sobre césped. A éste lo sucedió en noviembre de 1988, el representante del Ajedrez, Juan Carlos Escribano O’ Connors, quién ocupó el cargo hasta abril de 1990.

 

Por esta fecha la CAD nuevamente toma una preponderancia importante en el ámbito nacional, al integrar el Consejo Nacional del Deporte (Co.Na.De.), la institución máxima del deporte nacional, creada por la Ley Nacional del Deporte 20.655, que comienza a cumplirse a partir del decreto reglamentario de 1989

 

Desde abril de 1990 hasta la actualidad es su presidente el dirigente del Sóftbol, doctor Fernando Aren, quien fue varias veces reelegido.

 

La Confederación Argentina de Deportes, el 8 de enero de 1991, toma a su cargo la responsabilidad del Plan “Rumbo a Mar del Plata ‘95”, para la preparación de los seleccionados nacionales que intervendrían en los Juegos Panamericanos de ese año. La mayoría de estas preparaciones se lleva a cabo en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD), completamente remodelado y ubicado en Av. Del Libertador y en Crisólogo Larralde, en las cercanías de Núñez, Ciudad de Buenos Aires.

 

En 1992, en una asamblea llamada por la CAD, las Federaciones Nacionales votaron favorablemente para apoyar el proyecto de reglamentación del art. 17º de la Ley del Deporte (reforma estatutaria de las federaciones, para que acepten en sus conducciones a los deportistas, entrenadores y el cupo femenino) que se impulsaba desde el Consejo Nacional del Deporte (Co.Na.De.).

 

A los pocos meses, ante el cambio de autoridades en la conducción de la Secretaría de Deportes de la Nación, en otra asamblea, esos mismos dirigentes votaron por la oposición al proyecto, como también lo sostenía el COA. 

 

En 1994, la CAD tiene a su cargo la organización de los Juegos Deportivos Argentinos, donde participaron todas las provincias con sus seleccionados de distintas actividades, en la ciudad de Mar del Plata, para inaugurar los nuevos complejos deportivos realizados con motivo de los Panamericanos del ‘95.

 

En la lectura de este libro podremos observar, que a lo largo de la historia deportiva,  las dos veces que la CAD tuvo la responsabilidad directa en la conducción de la planificación de los entrenamientos de nuestros deportistas (1943/55 y 1989/93), éstos consiguieron grandes éxitos internacionales, como lo demuestran especialmente los resultados de los Juegos Panamericanos disputados en los periodos posteriores (porque siempre un deportista de alto nivel, necesita una preparación de entre ocho a 10 años, para lograr sus mejores resultados).

 

Esta institución fue además, en los últimos años, una verdadera barricada contra los intentos de aprobar una nueva Ley del Deporte (propuestas de varios legisladores nacionales de distintas ideologías políticas) que permitiera la transformación de los clubes sociales y deportivos (sin fines de lucro) en sociedades anónimas, quedándose así con el capital social acumulado por varias generaciones de argentinos, según el Dr. Luis Porcelli, (uno de los abogados mas estudiosos de estos temas, en su escrito “Núcleo Deportivo o Institucional y la Crisis de los Clubes” -La Ley – 13 de junio 2001-).

 

En el año 2000, la CAD en un comunicado de 20 puntos denominado “Las Veinte razones para las veinte preguntas sobre el gerenciamiento en el fútbol” con las firmas del Dr. Aren y el Arq. Antonio Pérez se opuso totalmente a estos proyectos de leyes, como a otros intentos encabezados por el presidente de Boca Juniors, Ing. Mauricio Macri y el ministro de Justicia de la Nación, el riojano Raúl Granillo Ocampo.

 

Actualmente, una de las principales acciones que desarrolla la institución madre del deporte argentino, es el dictado del “Curso de Formación Especializada en Dirigencia Deportiva”. También es de destacar cómo en la última década fue notorio el aumento de nuevas federaciones (hay 22 % más) incorporadas a su seno.

 

La asignatura pendiente de la CAD, a nuestro entender, es el de haber logrado incorporar a su seno a las Confederaciones que existen en varias provincias argentinas, para realmente lograr un Federalismo Deportivo. Y lograr una democracia más plena en sus federaciones integrantes como dijo el subsecretario de deportes santacruceño, Héctor Alderete.

 

A partir de la Resolución Nº 417 del 7 de mayo del 2002, del Secretario de Turismo y Deporte de la Nación, Daniel O. Scioli, la Confederación Argentina de Deportes (CAD), como institución deportiva de cooperación técnica, en los términos del artículo 5º, inciso c) y o), y 19º , de la Ley Nacional del Deporte 20.655/74, será la encargada de realizar el Censo Permanente del Deporte Federado, que es obligatorio para las demás entidades deportivas.

 

Fuente: Libro “Historia Política del Deporte Argentino” (1610-2002) de Víctor Lupo

 

Ediciones Corregidor 2004

 

Capítulo IX – Página 105

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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