Adiós al Sinónimo de deporte tucumano, ROBERTO AHUALLI

Dic 27, 2017 | Región VII

 

 

20171227Ahualli

En el día de hoy falleció en San Miguel de Tucumán Roberto Ahualli. Quiero rendirle mi humilde homenaje a este gran personaje del deporte de mi provincia con el capítulo que lo incluí en mi libro  “Deportistas y Hazañas deportivas” “100 Ídolos Tucumanos”1912 – 2012 Del Centenario al Bicentenario de la Batalla de Tucumán.

Decir Ahualli en Tucumán es decir deporte. Y es que Roberto Ahualli fue, es y será un hombre ligado al deporte. Primero practicando, después compitiendo, luego enseñando y ahora educando y acompañando al crecimiento de los deportistas sin importar la disciplina que practiquen.

Su historia comenzó 3 de septiembre de 1948, fecha de su nacimiento. Hijo de Alejandro Ahualli y Eva Bagre, llegados del Líbano e instalados en la localidad de La Esquina, en Leales. Allí tenían un negocio, frente a la estación del ferrocarril. Roberto tuvo hermanos mellizos: José Alejandro y Victoria Marina. Pero su barrio de siempre fue Ciudadela, donde aún sigue ligado. En la Avenida Pellegrini 570, lugar donde actualmente está ubicado uno de sus gimnasios. “Mi papá murió cuando tenía 2 años, entonces mi madre trabajó muchísimo para criarnos”, recuerda Ahualli y sus ojos se llenan de lágrimas, emocionado.

Cursó y terminó su estudio primario en la Escuela Nº 259 “General Manuel Belgrano”. La Secundaria la realizó en “Escuela de Agricultura y Sacarotecnia”. Luego se recibió de Protesista Dental y trabajó con los hermanos Cuezzo. Pero su vida estaba vinculada al deporte.

Roberto es un hombre del judo desde siempre. “A los 8 años comencé a practicar yudo en el club Tucumán y Gimnasia. Le robaba dinero a mi mamá para poder pagar la cuota en el club y hacer lo que a uno le gustaba”, cuenta.

“El único club que hacía lucha libre y artes marciales en esa época era Tucumán y Gimnasia. El ´profe´ Rodríguez enseñaba lo que sabía. Pero el pionero, el que trajo el judo a Tucumán con sus técnicas y desplazamientos, fue el profesor Héctor Benavidez Martínez. Allí uno se perfeccionaba. Enseñaba en calle Las Heras al 300, donde vivía. Fueron 4 años de puro aprendizaje. Después se trasladó a Don Bosco al 1600 y terminó en Las Piedras 348, en el Sindicato de la Fraternidad del ferrocarril. En ese entonces había mucha gente practicando. Y así arranqué con mi academia”, rememora cada detalle y dirección Ahualli.

Pero ¿Por qué judo? “Veía muchas películas y me gustaban las artes marciales, el combate cuerpo a cuerpo. En Tucumán se practicaba más lucha libre y no judo, entonces hubo que perfeccionarse”. Y así arrancó a ganar competencias una tras otra. El primer torneo que lo vio triunfador fue a los 11 años, en Tucumán. Desde entonces fue siempre campeón. “Mi mamá se enteró por el diario y por los vecinos que había ganado mi primer torneo. Le contaban que salí en el diario, pero ella decía ‘No, Robertito es buen chico, no se pelea con nadie’. Después me preguntó, le conté la verdad, de mi pasión y entonces siempre me acompañó”, recordó. Hasta que dejó de competir, a los 28 años, siempre levantó trofeos. Después enseñó. Pero ganó todo lo que disputó. “No recuerdo exactamente”, tira. Pero no alcanzan las vitrinas para colocar los trofeos en su hogar. “Fueron 15 años consecutivos ganando”, se enorgullece el campeón. Y recuerda uno especial, el primer Campeonato Nacional de Judo, en 1968. “Tucumán nunca lo había ganado. Fui el primer judoca en conseguir cinturón negro y el primero en ganar ese torneo, disputado en Rosario”, infla su pecho al evocar su gran logro. Y hay que sumarle torneos ganados en gran parte de Sudamérica (Brasil, Chile, Uruguay, entre otros), México, Canadá y abiertos en los Estados Unidos.

Ahualli fue un gran deportista y es un gran maestro. Tuvo y tiene alumnos famosos, que al igual que él, llevan la bandera de Tucumán por todo el mundo. Por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, con Rodrigo Lucenti y Eduardo Costa. En Beijing 2008, Emanuel Lucenti y Costa. Y ahora Londres 2012, con Emanuel Lucenti. Casi todos los judocas de nivel pasaron por las enseñanzas del maestro Ahualli. Héctor Aguirre y su hermano Jorge Aguirre fueron grandes campeones también en el país. Los Lucenti, y hasta su papá pasó por las enseñanzas de Roberto.

Pero no todo fue judo en la vida de este hombre del barrio Ciudadela. “Jugué al fútbol. A los 17 años llegué a jugar en la primera división de Central Córdoba. Jugaba de número 10 y tenía talento. Pero me alejé por algunas cosas injustas y me incliné completamente al judo”.

Hoy, Roberto Ahualli, un gran referente del deporte tucumano, comparte su vida con Norma Elsa Bacchi, su compañera de siempre.

Un visionario deportivo

Una frase que siempre utilicé y el tiempo me dio la razón fue la de complementar cualquier deporte con pesas. En todas las disciplinas deportivas hay que complementar con el levantamiento de pesas. Cuando abrí el gimnasio (en 1967)  lo sabía y traté de llevar ese lema. Hoy me dan la razón. Las pesas te dan fuerza y potencia”, explica Ahualli. Y tanto complementó el judo con las pesas que hasta fue campeón de físicoculturismo y levantamiento de pesas, en el orden local como nacional.

Claro, comenzó a “hacer pesas” como complemento, pero también brilló. En 1968 fue campeón tucumano de físicoculturismo, en 1969 campeón del Noroeste y en 1970 de fuerza de complemento y levantamiento de pesas. Y fue “Mister Tucumán”.

“En 1968 fue el año que más cosas gané, tanto en judo como en físicoculturismo”, recordó el múltiple campeón.

Juez internacional, presente en Juegos Olímpicos

Ahualli además es Juez Internacional de Judo. “Es uno de los pocos deportes que para ser juez tenés que haber sido practicante y profesor. Yo lo fuí. Después hay que dedicarse, perfeccionarse. Hay que estar siempre actualizado. Y lo estoy”, nos explica este gran deportista. Así conoce el mundo, representando al país y llevando la bandera de Tucumán ya sea como juez, examinador de mesa o invitado. Desde Los Ángeles ‘84, Seúl ‘88, Barcelona ‘92, Atlanta ‘96, Sidney 2000, Atenas 2004, Beijing 2008 hasta Londres 2012 siempre estuvo presente.

Fuente: Libro “100 Ídolos Tucumanos” de Víctor F. Lupo

Capítulo 60 – Página 306

21 de diciembre 2017.

victorflupo@gmail.com;

 

 

 

 

 

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