Debate sobre Panzeri – DANTE PANZERI / Polémica franca con un mito

Feb 3, 2016 | Opinión

 

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

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Vamos a hacerlo. Rompamos lanzas de una vez porque el tiempo transcurre y es preciso asegurarse de resolver cuentas pendientes. Hoy nos metemos con un ícono que desde hace mucho atraviesa la mente de periodistas futboleros y tiende a extenderse como ejemplo en otras direcciones. Su inocultable talento sostiene esa trascendencia y su capacidad para el epigrama sonoro favorece la cita y el desarrollo.

Se lo ha descrito como “Rebelde, intenso, irreverente, frontal, inconformista, fiscal innegociable. Si hubiera que salvar del fuego una sola de sus virtudes, primero habría que rescatar su libertad. No decía lo que quería, sino lo que creía, y por eso se llenó de prestigio y de enemigos. Un prócer gigantesco de nuestra profesión” (El Gráfico 08-07-2013) y seguramente merece tales apelativos. Pero hemos de poner en cuestión, al fin, al héroe Dante Panzeri.

Durante largos años sus observaciones futbolísticas con derivación ética se hicieron presentes en los bares y las redacciones, en las canchas y los medios porteños. Su capacidad para la redacción filosa le permitió aseveraciones fascinantes como “La disposición táctica de los equipos es una cuestión moral” o “El periodismo es el cumplimiento de la obligación de enseñar a pensar a la gente”. También, la famosa definición del fútbol como “dinámica de lo impensado” y el cuestionamiento duro hacia los directores técnicos: “una corporación de charlatanes”.

Cómo no dejarse llevar por el aura de esos dardos surcando el aire. Y sin embargo, este gran periodista hizo confluir sus razonamientos de trazo punk y antisistémico con un profundo desprecio por la opinión popular (“nadie sabe nada”), por la democracia y por el movimiento nacional y popular que ayudó a la elevación económica, cultural y deportiva del país.

Lo que no se dice, lo que de algún modo se barre bajo la alfombra al reivindicar a Panzeri  -o se aprovecha cuando hay simbiosis editorial- es que empleó el mismo entusiasmo y la misma creatividad para reivindicar golpes de Estado sanguinarios contra nuestra gente.

Es curioso: cuando no le queda otra que asumir el despliegue que el ciclo 45 – 55 brindó al deporte argentino, el escriba transgresor apela a la moral abstracta y dice que esa dimensión se daña por “lo sucio” en los intersticios de tal política. Entonces, miles y miles de pibes congregados con buena alimentación, entrenamiento y estructura adecuada para la práctica de los juegos, en un volumen singular que la Argentina no había conocido hasta ese entonces, deben volver –como volvieron por la fuerza- a padecer el trabajo infantil, la falta de oportunidades y el morfi salteado para garantizar, a través de la “Libertadora”, “lo limpio” en el deporte.

El tono aristocrático, como suele ocurrir con muchos de nuestros enfant terrible, es inocultable. Y, aunque compartimos varias de sus consideraciones futbolísticas, nos animamos a romper también esa dualidad extrema y señalar: Panzeri no admitió que al fútbol se juega del mejor modo posible con lo que se tiene, según el rival que se planta. Esa observación, menos dramática, menos punk, lleva a indicar que los equipos chicos también tienen la posibilidad de construir su destino frente a formaciones caras, plagadas de talentosos, que pueden darse el lujo de encarar ofensivamente cualquier cotejo. ¿Nos sigue?

Ahí hay claves, lector. Ahí podemos entender el sentido profundo de la frase célebre anticipada: “La disposición táctica de los equipos es una cuestión moral”. ¿Una cuestión moral? Bueno, entonces sólo un puñado de elegidos está en condiciones de mostrar virtud, mientras que los demás aceptan pasivamente el rol de partenaire de “los que saben” o pasan a formar una “asociación ilícita para producir resultados lícitos”, frase de su propia pluma. El director técnico de una institución modesta, que cuenta con el material disponible por el presupuesto realmente existente, no tiene derecho “ético” de disponer cinco volantes en media luna para trabar la circulación rival, a menos que acepte convertirse en delincuente.

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Aunque lo haya sugerido Panzeri, es un disparate. O peor, es una visión elitista que se ampara, como en todo el arte, como en todas las disciplinas, en la belleza de altura para descartar a los “otros”, esa pléyade que hace lo que puede con lo que tiene, ese conjunto de “hombres comunes” que, también, aunque de otro modo, con estilos diferenciados, intenta alcanzar objetivos elevados. Bien lo sabe Diego Armando Maradona, que desde la humildad llegó a generar obras de genialidad incomparable, pero jamás se sumó al fundamentalismo menottista – panzeriano al punto de descartar esquemas. Maradona sabe que no es justo exigirles a todos que jueguen como él. Porque cada quien es cada cual.

Esto no significa que varias apreciaciones del periodista dejen de merecer consideración. Sus  observaciones en los intersticios del juego resultan de valor: porqué algunos recurren siempre al pelotazo recto cuando podrían intentar armar, cuál es el sentido –aún buscando verticalidad- de dejar a un lado la salida al pie con el manejo promedio existente en la Argentina, porqué reivindicar la infracción persistente cuando debería constituir un recurso extremo, y ni eso. Muy especialmente: los que cuentan con valores para elaborar buen fútbol, porqué se restringen al planteo cuidadoso, sin pensar en el público y en el espectáculo. Pero la expansión radicalizada y plena de esta mirada, en toda circunstancia y lugar, deriva en un absoluto que fuerza la tabula rasa.

Se narra con certeza que Panzeri y Osvaldo Ardizzone, a quien nos hemos referido ya por estos lugares, formaron un tándem envidiable. Es verdad. Se ha indicado que nuestra estrella rebelde rechazó la publicación de un texto de Álvaro Alsogaray en El Gráfico. Es cierto. Vale aclarar que era un texto sobre asuntos futbolísticos. Y muchos recordamos su énfasis al oponerse al Campeonato Mundial 1978. Bien, pero sus críticas al Mundial se asentaban en prioridades económico culturales para el país –recordemos que el lanzamiento del torneo fue en 1974- sin que se registrara un solo comentario panzeriano sobre la entrega de la economía nacional ni las desapariciones forzadas. Y tiene sentido reclamárselo porque se mostraba dispuesto a dar todas las batallas blandiendo la bandera de la ética.

La trascendencia, además de su capacidad y su personalidad, puede explicarse con un clásico: la reticencia ante el vil metal. Algo que suena bien por izquierda pero contiene –tras la Revolución Francesa deberíamos saberlo- elementos hondamente conservadores.  “Al fútbol profesional se lo puede salvar desalentando su materialismo –escribió–. Cambiar este fútbol exige destruir. Destruir lo que se está construyendo. Para poder entonces construir.” Y en un programa de propuestas que armó llegó a plantear que los partidos no se televisaran, que hubiera topes en los sueldos y límite de profesionales por equipo.

A ver si nos entendemos: contrariamente a lo que pensaba Panzeri, el profesionalismo ha sido una dicha para pibes que, sin demasiadas opciones sociales, lograron hacer valer su talento y recibir altas remuneraciones por el mismo. Los conocemos directamente en dos períodos clásicos: el autor de esta nota transitó las inferiores en los años 70 y su hijo, en el tramo inicial del siglo presente. Muchos de los juveniles no tienen otro camino que la construcción, el empleo no jerarquizado, o directamente el desempleo. El fútbol los salvó. ¿No nos gusta lo que hacen con ese dinero? Ah, bueno: es lo que suele suceder cuando los muchachos del barrio ganan buena guita. Todos se sienten autorizados a cuestionar sus gustos, sus placeres, sus exposiciones. Allí también late el antiperonismo en su expresión más cruda. ¡Y encima revestida de dignidad!

Y más fuerte aún para la sensibilidad de los que se presentan como románticos. Visto en panorámica, el Jugador de Fútbol es uno de los pocos gremios que logró en los hechos un salario elevado. Es claro que esta actividad hay “burguesía y gangsterismo”; se ve, se nota. ¿Y en cuál no? El resto de los oficios terrestres está signado por esa realidad. La solución adecuada está lejos de requerir baja en los ingresos de quienes alcanzaron lo que otras franjas sociales deberían conseguir. Si seguimos la línea de razonamiento del mismo objetado, vamos a observar que el dinero que no se quedan los protagonistas del espectáculo… va a parar directamente a burgueses y gángsters.

Vamos al fondo. Lo que sigue es textual de Dante Panzeri“A partir de 1945, el país perdió la personalidad ética y estética que lo había definido. La Revolución –en referencia a la Revolución Libertadora– que puso término a una larga noche de la vida argentina no podía prescindir del deporte entre las actividades que imponía un revisionismo (…). Limpiar al deporte de lo sucio que estaba –pero que aún está– fue consigna seguramente muy noble, muy bien intencionada y muy justificada dentro de este proceso intervencionista”.*

Este es un texto difícil para nuestro gremio, para su modo de construcción de ídolos y referencias. Pero no importa: hay que decirloAl menos, necesitábamos una voz disonante en medio de reivindicaciones a libro cerrado. Es más: la inteligente y talentosa pluma de Panzeri merece la franqueza en el debate. Y merece que se le diga que así como los elogios a la Revolución Fusiladora estuvieron mal, la cerrazón aristrocratizante asentada en la búsqueda de belleza futbolística –hay que ser honestos, en tal punto halla compañía en Eduardo Galeano– como fundamento esencial de una filosofía de vida, es en el mejor de los casos un equívoco.

La belleza en el fútbol está en el Brasil de 1970; es cierto. Pero ciertas cumbres están asentadas en una trama de tensiones y dificultades, de pasiones y violencias, que las realzan. La negación de la contracara (Materazzi) al punto de solicitar la prisión, en beneficio de lo angelical (Zidane), sólo contribuye a menoscabar la creación que se pretende reivindicar. Traspolando épocas, esa es la posición que hubiera asumido Panzeri al comentar aquella mítica final. Y sobre su memoria se alzan, enormes, su compañero Ardizzone, valorando las briznas de creación esforzada del ñato de acá a la vuelta, y Maradona, que no se hizo echar, que cuando arreció el golpe y el insulto, se dijo para afrontar esto es que me han dado el talento, y si no ¿para qué? Y venció.

*Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica

 

A propósito de Dante Panzeri, pasado de gran periodista, «francotirador».

Un periodista inolvidable. Lejos de “la franela” del virtual amiguismo hoy con futbolistas, técnicos y dirigentes. “Todos en el mismo lodo” diría “Discepolín”.


Por: José Luis Ponsico (*)

 Leída la nota de Gabriel Fernández sobre Dante Panzeri, radiografía del periodista destacado en el´60 y parte´70, retomo cosas del que fuera «personaje» en apasionante mundo de Los Medios. Un periodista inolvidable. Lejos de «la franela» del virtual amiguismo hoy con futbolistas, técnicos y dirigentes. «Todos en el mismo lodo» diría «Discepolín».

 Hoy, extrañado por su «crítica independiente» lejos de gustos de grupos. Decía Dante: «Empresas periodísticas que manejan quiénes nunca ejercieron el periodismo». Y agregaba: «He conocido tipos de empresas que nunca le escribieron ni una carta a su novia», ironizando sobre periodismo

 Vamos por partes. El tema ideológico remite a viejas diferencias en la Argentina desde hace 70 años. Desde el «Hongo de la historia», la tarde del 17 de octubre del´45. Gabriel y el que escribe peronistas. Panzeri no sólo no lo era, estaba en contra. Especialmente, desde los´50.

 Un primer problema. En todo caso, para Dante lo esencial «la condición humana». No, la ideología

Segundo aspecto, Gabriel nació en 1960, Panzeri ya dividía: la mitad lo admiraba y la otra mitad lo odiaba.

Otro problema. Tuve oportunidad de tratarlo, invierno del´69, invitado a Mar del Plata a dar una charla. Escribiendo para «Así» y «El Ciclón». Tras despido de «El Gráfico», 1962. «A instancias -decía Dante- del pedido de Álvaro Alsogaray a los Vigil, Aníbal y Constancio».

Lo curioso: Las ventas de la revista policial crecieron después de un bajón cuando se agotó la investigación por crimen de la joven Norma Penjerek en el´63 y volvieron a subir con las columnas de Panzeri. Críticas a la AFA, a la dirigencia en general, a la personalidad de Alberto J. Armando
«Así» revista <sensacionalista< creada por Héctor Ricardo García en el´57 cuando publicó en exclusiva fotos del Sudamericano de Lima, las goleadas de «Los Carasucias», Corbatta, Maschio, Angelillo y Sívori.  Argentina ganó con el mejor fútbol y escaso periodismo acompañando.

En San Lorenzo, Panzeri no hacía periodismo partidario. «El Ciclón» compraba adoradores del fútbol en general. Para leer a Dante había que comprarla. Lo que advirtió Alberto Fontevecchia, padre del creador de «Perfil», Jorge Fontevecchia, hace algo más de medio siglo.

En los´70 Dante tenía linda casa en Villa Devoto, calle Habana, cerca avenida Gral. Paz, auto Fiat 1500 modelo´66 y hombre de clase media se esforzaba para mantener «status» de una familia clásica: esposa italiana y dos hijos en edad escolar. Llevaba 30 años de periodista.

Un rápido repaso obliga a pensar que cualquier joven periodista de este tiempo, integrando paneles no conociendo demasiado la historia de nuestro deporte –Panzeri tenía la biblioteca con más de 2 mil ejemplares- alcanza lo de Dante en poco tiempo. Lo que él llamaba «hedonismo de gente práctica»

Y viene otra diferencia: el 80 por ciento del periodismo actual, «amigo» de los protagonistas. Esto es, los que juegan, dirigen; empresarios que «colocan» futbolistas en el exterior; naturalmente los dirigentes. Todos «Bailando por un sueño», ser «foco» de la noticia.

Panzeri no sólo no lo hacía. Criticaba a todos los que lo hacían. «Palo y palo». Con lo cual, ejercía virtualmente control «conciencia ajena» que incomodaba mucho a la mayoría de sus colegas. Empezando por el popular José María Muñoz, luego amigo del régimen militar.

El recuerdo remite a los que lo seguían: Alberto Laya «Olímpico» de «La Nación»; Jorge Llistosella, «Primera Plana»; Carlos Alfredo Juvenal, «La Nación» sin olvidar a José María Suárez, jurado Premio «Konex» del diario «El Día», La Plata y Pablo Ramírez, «Historia del profesionalismo», obra completa del fútbol argentino.

En el´75 llegó a «La Prensa» como jefe de Deportes. Al poco tiempo, la mayor parte de la sección estaba en su contra. Una nota memorable en el´76, tras muerte de un boxeador sobre el ring, al tiempo de un recuerdo imborrable

Aquella agonía de Benny «el Kid» Paret, cuando Emile Griffith le pegó 23 trompadas sobre el ring, del Madison Square Garden, estando el cubano indefenso. La muerte en el´62 y Dante Panzeri. El periodista escribió un artículo memorable: «El boxeo es el homicidio legalizado»

Antes, en el´72 régimen del general Alejandro Lanusse, gobierno de facto, el periodista criticó «viejos vicios de la dirigencia del deporte olímpico». Aludía a deportistas que viajaban en «tercera clase» a los Juegos de Munich, Alemania.

El episodio vivido un mes antes de los Juegos de Munich´72, cuando Dante Panzeri por Canal 11, administrado por Héctor Ricardo García, dedica en espacio de cinco minutos al mediodía -al estilo de «El Mordisquito» que hacía Enrique Santos Discépolo en el´49, actual Radio Nacional- a criticar al coronel Cilley Hernández titular del Deporte en la Nación, designado por gobierno de facto del general Lanusse.

«Los atletas viajan en tercera clase y deben entrenar en la cubierta del barco que los traslada a Europa y los hombres del Polo y la Equitación viajan en primera. Lo que configura un despropósito de funcionarios de la Secretaría de Deporte de la Nación», subrayó Panzeri por Canal 11.

 Al cabo de dos días en el domicilio particular, una mañana de invierno, la esposa de Panzeri atiende a dos oficiales del Ejército. Llegaban para hablar con Dante. Los hace pasar. El periodista quiere saber el motivo de la visita. Los invita a sentarse. Los visitantes dicen que «no».

 El motivo: los oficiales venían a notificar a Panzeri de un desafío a batirse a duelo con Cilley Hernández. El asunto era que el periodista debía «elegir el arma». La esposa no sabía de su asombro, escuchando en otro lugar de la casa. Los hijos estaban en el colegio.

 Dante, metro ochenta, 51 años y físico cuidado, responde: «Díganle al Coronel que acepto. Las condiciones las fijo yo que soy el apuntado por él. Entonces, propongo pelea a puño limpio, en el Luna Park, cobro de entradas y recaudado a beneficio de ALPI. Asociación Lucha contra la Poliomielitis»

 No volvieron. En su debate contra el boxeo, un periodista que hoy exhibe condición de virtual <especialista< en el tema, en los´60 admiraba a Panzeri, en los´70 ante las notas contra el boxeo, indujo al resto de los comentaristas -respondiendo a un pedido de Juan Carlos Lectoure- a no ir «al debate». No responder. Hombre contradictorio, al fin.

 El mismo colega que integra staff del monopolio de la prensa escrita y el monopolio de los medios televisivos, se vanagloria de haber sido «admirador de Panzeri» y sus veinte o treinta viajes por el mundo para ver «el espectáculo del homicidio legalizado» como decía Dante.

 Hoy, tampoco Panzeri podría aceptar un ciclo lamentable (Noche de narices chatas) donde tanto ignotos boxeadores como mujeres se destrozan las cabezas por televisión. Uno de los primeros problemas en «La Prensa» donde Panzeri no duró mucho, «con lo que escribía se terminaba el negocio de varios», dijo a sus allegados.

 Amado, odiado, admirado, denostado, Panzeri que enfrentó públicamente a Alberto J. Armando y Antonio Liberti por llamado «Fútbol espectáculo» en el´61, quedó para siempre en el corazón del periodismo de crítica, alejado de amanuenses. «Al cabo, ese año ganó Racing que no había contratado a seis extranjeros», sostuvo.

(*) Columnista de la Agencia Télam, AgePeBa y La Señal Medios

 

Fuente: La Señal de los Medios – Libre Expresión

3 enero, 2016

http://www.xn--lasealmedios-dhb.com.ar/2016/01/26/dante-panzeri-polemica-franca-con-un-mito/

http://www.libreexpresion.net/dante-panzeri-el-viejo-y-olvidado-periodismo-sin-lobbys-ni-compromisos/

 

*  (Nota Redacción de Mundo Amateur):

Dante Panzeri escribió sobre el Deporte peronista dos notas en la revista «El Gráfico». La del 6 de enero de 1956 titulada “A los pecadores: ¿Perdonarlos o Castigarlos?” donde entre otros conceptos se expresaba: “Ante el delito de la motorización, no es el caso de despreciar ni humillar a nadie. Pero el deporte argentino sólo se reconstruirá cabalmente desechando en su futura edificación hasta el último escombro del bochornoso decenio pasado. La audiencia se dispone ahora a escuchar sentencia. Nosotros también”.

La otra en la edición 1942 de la misma revista, con fecha 9 de noviembre de 1956, que firmo con el periodista Alberto Saloto, donde se seguía con la misma prédica.

Panzeri nació en Las Varillas, Córdoba, en 1922. Desde los 21 años trabajó en El Grafico, llegando a ser Director en 1959. Considerado uno de los más importantes periodistas deportivos. Escribió dos libros: “Fútbol, dinámica de lo impensado” (1967) y “Burguesía y gangsterismo en el deporte” (1974). Murió en Buenos Aires en 1978.

 

 

 

 

 

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