ERNESTO GRILLO – El del golazo a los ingleses…

Oct 20, 2015 | Deportistas en el Recuerdo

 

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El “Pelado” Ernesto Grillo nació en La Boca el 1º de octubre de 1929.  Quedó inmortalizado en la memoria futbolera por aquel gol a los ingleses, jugando para la Selección Argentina en el Monumental de River, el 14 de mayo de 1953. Argentina venció 3 a 1 con dos goles de Grillo y otro de Rodolfo Micheli. Pero aquel magnífico gol, que convirtió desde un ángulo demasiado cerrado, se transformó de inmediato en leyenda y en su homenaje se estableció que en esa fecha se celebre el Día del Futbolista Argentino (muchos años después, coincidió con el fallecimiento de José “Pepe” Amalfitani, presidente de Vélez Sársfield, y se impuso el Día del Dirigente Deportivo en su memoria).

Ídolo de Independiente y Boca y de la Selección Nacional, con la que logró el Sudamericano de 1955 en Santiago de Chile, Grillo también jugó en Italia con la camiseta de Milán ganando el Scudetto en 1957. Estuvo allí dos temporadas, con 79 partidos jugados y 18 goles y logró el subcampeonato de la Copa de Europa en 1958, convirtiendo uno de los goles donde su equipo perdió con el Real de Madrid en suplementario por 3 a 2. En el equipo merengue jugaban los argentinos Rogelio Domínguez, Héctor Rial y Alfredo Di Stéfano.

Ernesto debutó en la primera división de Independiente el 24 de abril de 1949 y defendió la casaca durante ocho años, en los que convirtió 90 goles en 192 partidos oficiales y junto con Rodolfo Micheli, Carlos Cecconato, Carlos Lacasia y Osvaldo Cruz, formó parte de una memorable delantera que fue convocada íntegramente a la Selección Nacional, hecho único en el fútbol nacional.

De regreso de Italia al país se enroló en Boca Juniors por otros seis años y ganó los campeonatos del ’62, ’64 y ’65. Se retiró en 1966 con una estadística de 278 encuentros disputados en el fútbol argentino y 102 goles convertidos.

 

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Ernesto Grillo, quien también se dedicó a la formación de jóvenes en la cantera boquense, fue un jugador excepcional, un mediocampista de gran manejo de pelota y llegada al gol. Pero quienes lo conocieron como persona destacan sobre todo su figura como maestro y aseguran que su modestia era proverbial. Silencioso, alejado de las estridencias y las grandes declaraciones, se lo veía pasear ya desde joven y hasta sus años veterano, acompañado solamente por sus reflexiones y por los varios perros callejeros a los que recogía del abandono y daba albergue en su hogar.

Ya lejos del “Pelado” de sus años juveniles, Don Ernesto Grillo muy pobre, recibió en sus últimos años de vida el apoyo de la Red de Futbolistas Solidarios, conformada por figuras de todas las épocas del fútbol como Juan Carlos Guzmán, “Bigote” Grispo, Federico Vairo,  Héctor Facundo, el “Chivo” Pavoni, Juan Carlos Marenda, Silvio Marzolini, José Varacka, Daniel Onega, Norberto Madurga y Nicolás Novello, entre otros.

Grillo  falleció el 18 de junio de 1998 en su casa de la localidad de Bernal.

GRILLO FUE EL MARADONA DE LOS AÑOS 50.

«Un monstruo de la gambeta que además poseía un coraje a prueba de balas», memoraba Juvenal, ese gran maestro de periodistas. Para graficarlo mejor: mientras él era la estrella de Independiente, Pedro Dellacha era capitán de Racing. Pedro es un sujeto delicioso, buenísimo, pero en la cancha te mataba; tenía la fuerza de un leñador. Mejor era ser arrollado por un tren y no chocar contra él. Pues, en esos clásicos ardientes entre Independiente y Racing, el hombre a exterminar por Dellacha era Grillo. ¿Y qué hacía Grillo? Cuando le venía una pelota en tres cuartos de cancha, la dominaba, daba un saltito, se paraba sobre ella, ponía las manos en la cintura y ¡parado sobre el balón! lo miraba a Dellacha y, provocativamente, le decía «Vení… vení a buscarla». La hinchada de Independiente deliraba de emoción y de orgullo. Dellacha se iba como un toro y Grillo lo gambeteaba con habilidad y también con fuerza porque tenía dos piernas fenomenales, semejaban la base de dos árboles.

Jorge Barraza (ElTiempo.com)

Fuente: Libro “100 Ídolos Porteños” de Horacio del Prado y Víctor F. Lupo

Capítulo 35 – Página 124

Editorial Corregidor

Octubre de 2015

victorflupo@gmail.com;

 

 

 

 

 

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