A partir del año 1904 se organizaron las primeras pruebas ciclísticas en la provincia de Tucumán entre varios ciclistas que se animaban a los desafíos. El primero en aparecer como ganador en esas carreras fue Livio Humberto Gianserra, quien en el año 1912 realizó la proeza de unir Tucumán con Santiago del Estero en 13 horas y 55 minutos.
A partir de allí el ciclismo creció en competencias con la aparición de muy buenos ciclistas locales como: Camilo Montivero, Carlos Savate, Benito Demaría, Sebastián Barceló, Lorenzo Calliera y Pelino Santilli. Al fundarse la Federación Ciclística Tucumana en la primera carrera oficial organizada por la institución, la gana Segundo Barraza del club Floresta. Este corredor dominaría entre la década del ’30 y ’40 en la provincia. En los ´50 aparecerían Augusto Niedrig, los hermanos Martínez, Alfredo Puertas e Isaías Rosental, hasta la llegada de quien se lo recuerda aún como el más grande de la historia; José Fernández. Nacido en Rafaela, Santa Fé en octubre de 1933.
Se radicó en la provincia junto a sus padres cuando tenía solo seis años de edad y por eso se considera él como más «tucumano que la caña de azúcar». Apenas llegado a Tucumán, que lo adoptó como su hijo pródigo, comenzó a practicar y correr en distintas pruebas.
En una carrera ocurrida del 19 de abril de 1954 cuando “el Flaco” se impone con gran pasta de campeón, los aficionados al ciclismo, que eran multitudes en la provincia, deciden convertirlo en su ídolo máximo. A partir de allí ganó carreras tras carrera, para lograr el 20 de marzo de 1955 clasificarse campeón tucumano de resistencia en primera categoría. Repite esta gran costumbre logrando el título por 8 años consecutivos.
Este muchacho humilde, que lo único que le importaba era su deseo de triunfos y por eso se entrenaba como nadie y llevaba una de vida de deportista ejemplar, fue campeón norteño de resistencia en varias oportunidades ganando más de 70 carreras, para lograr también en 1961 ser vice campeón del kilómetro.
Casado con María Carolina tuvo 2 hijos: José Luis y María Josefa, mientras que siempre hasta su jubilación trabajó en una embotelladora de gaseosas.
En el año 1962, Fernández vence en “Las Seis Vueltas al Jumeal” (una pruebaclásica del pedal del Noroeste Argentino en la provincia de Catamarca, con un rico historial) caracterizada por su variado trazado en un terreno que presenta subidas y bajadas pronunciadas y un tramo de llano relativamente sinuoso a través de 11 Km. de recorrido en plena montaña.
CAMPEÓN ARGENTINO
En 1962, el “Flaco” Fernández viaja con muchas esperanzas a San Salvador de Jujuy donde se disputaba el 51º Campeonato Argentino de Resistencia, porque se había entrenado para estar seguro entre los primeros (Integraban el equipo tucumano junto a Fernández, José Cutuli y José Barazzi). “Entrené seis meses para esa competencia. Viví para entrenar. Recuerdo que una semana antes de viajar a Jujuy se casó mi hermana. Estuve en la fiesta, pero a las 12 de la noche volví a descansar en casa porque al otro día tenía que pedalear como siempre», explica José.
El mismo ciclista, explicó como consiguió el mayor título de su carrera. “Me dieron permiso en el trabajo y pude estar una semana antes en Jujuy. Eso me permitió conocer perfectamente el circuito. La carrera tenía una distancia de 129 kilómetros y se largó en la capital jujeña, la ´Tacita de Plata´, como la llaman los lugareños. Fuimos hasta Los Lapachos y de allí hasta Yala, con llegada de esa primera parte en la laguna del mismo nombre. De ahí volvíamos por el mismo circuito hasta la capital», cuenta como si la estaría viviendo de nuevo este gran campeón, para seguir agregando con su habitual humildad: «El recorrido era difícil. Había que transitar por un camino sinuoso. Cuando comenzamos a bajar, se largó a llover bastante fuerte. Yo tenía funcionando bien el freno delantero y con el taco de la zapatilla frenaba la rueda trasera».
Fernández realizó la gran hazaña pero no quizo nunca que el éxito fuese solo suyo, por eso relata: «La clave estuvo en la ayuda que me dieron las personas que me acompañaron hasta Jujuy porque me mantenían al tanto de cómo se desarrollaba la competencia y el haberme adaptado rápidamente al recorrido. La mayor ventaja en la carrera la saqué yo en la zona de montaña, donde logré la diferencia que no lograron descontarme más».
La llegada a Tucumán al día siguiente en ómnibus junto al equipo es uno de esos días que se recuerdan para siempre. Nunca se había visto un recibimiento tan apoteótico a un ciclista como al nuevo campeón en las escalinatas de la Casa de Gobierno victoreado por una multitud antes de ser recibido por el gobernador.
El campeonato argentino conseguido aquel histórico 22 de abril de 1962, fue el eslabón más alto del ciclismo tucumano y el “Flaco” Fernández pasó a integrar la selección nacional. Pero seguramente su mayor premio, como para todos los deportistas de aquella época, fue aparecer en la tapa de la “La Biblia del deporte” como se llamaba la revista “El Gráfico”.
“Nunca podremos olvidar, mientras vivamos, la expectativa con que esperábamos la llegada de ´El Gráfico´ en nuestros pueblos de provincias, aquel afán de los deportistas de la época, capaces de cualquier sacrificio deportivo, para que ´El Gráfico´, consignara, aunque fuera mínimamente nuestras “proezas”, escribió en una nota el atleta Alfredo Armando Aguirre. Y en aquella semana de 1962, seguramente miles de tucumanos esperaron con la misma expectativa la llegado de la revista, varios días después de publicada en Buenos Aires, para ver en la tapa a su mayor ídolo.
El «Flaco» José Fernández, compitió oficialmente desde los 20 a los 33 años, siempre representando a Tucumán con mucho orgullo hasta cuando integrando la Selección nacional finalizó segundo en la Vuelta de Brasil, ganada por su compañeroHéctor Acosta. «Éramos grandes compañeros y siempre luchábamos por el bien de la celeste y blanca», expresa con mucha nostalgia este gran deportista.
Fuente: Libro “100 Ídolos Tucumanos” de Víctor F. Lupo
Capítulo 24
Editorial Corregidor
19 de abril de 2018
Twitter: @victorflupo